Qué quiere Karina Milei: el armado electoral que sueña

Luego del triunfo en la Ciudad, "el Jefe" ya sueña con una candidatura. Tironeos con Caputo, trompadas en el último acto y la mira en la provincia.

El desenlace era previsible. Y no con el diario del lunes. En el mismo momento en que “Las Fuerzas del Cielo”, la agrupación que digita Santiago Caputo y comanda Daniel “el Gordo Dan” Parisini, hicieron su entrada en el Parque Mitre, el final se podía adivinar. No sólo por el metamensaje de esa llegada al acto de cierre de la campaña de Manuel Adorni -en donde estrenaron merchandising propio, marcharon en una larga fila con una coreografía estudiada y con banderas partidarias-, sino por la orden que les había sido dada: tenían que copar la primera fila. Y ahí sucedió lo que suele pasar en cualquier amontonamiento de gente. En especial, cuando sucede que los que estaban originalmente en ese lugar eran personas que responden a Sebastián Pareja, uno de los armadores de Karina Milei que quedó del otro lado de la interna. Cuando ambas bandas se cruzaron hubo empujones y también volaron varias trompadas por los aires. El vocero, que días más tarde iba a salir primero en las elecciones porteñas, presenció todo a metros de distancia.

El resultado victorioso en la votación de la Ciudad empoderó a Karina Milei. Pero lo que queda de acá hasta que se cierren las listas para legisladores bonarenses y luego a diputados y senadores nacionales es todavía un trecho largo. Y el asesor estrella del Presidente, Caputo, hasta ahora dejado de lado sistemáticamente del armado, está herido y quiere revancha. Los meses que siguen pueden ser determinantes para La Libertad Avanza.

Carrera. Este año fue trascendental para la construcción propia de la marca Karina Milei. El 2025 lo encaró con cuatro ideas: mantener el férreo monopolio del armado en todo el país para evitar la intromisión de Caputo y su espacio, levantar su imagen -en todas las encuestas aparece como una de las peores valoradas de todo el Gobierno-, adquirir expertise y recorrido a la hora de los actos en público -sea para la militancia libertaria o alguna frase al pasar en una entrevista a otro funcionario o a su hermano-, y, por último, empezar a imaginar su lugar en el electoral 2027.

En todos los frentes se puede decir que avanzó, aunque en todos hay que matizar el tamaño de la victoria. Su imagen, afectada también por el escándalo Libra, sigue estando entre las peores de toda la política argentina. La oratoria es algo que, como evidencia cada vez que abre la boca, le sigue costando horrorres. De hecho, el martes 20 coqueteó con la idea de sumarse, por primera vez, a una charla que dio su hermano con el entretenedor Luis Majul, que incluso había llegado a anunciar en sus redes la primicia. Sin embargo, sobre la hora ella y su equipo se arrepintieron. Todavía no había llegado el momento de hablar en público.

El futuro personal de ella todavía está en danza. Es una idea sobre la que trabaja casi a tiempo completo Adríán Menem. El hermano de Martín, y otrora diputado nacional, vendría a ocupar el lugar del “cerebro” dentro del armado de la hermanísima. En ese mundo donde los “musulmanes” -como los llama despectivamente la banda de Santiago Caputo- son quienes más peso tienen en el círculo de la hermanísima, aparecen dos opciones para lo que sigue. Una, la que históricamente más seducía a la secretaria general -y que ya contó esta revista- es la búsqueda de compartir la boleta con su hermano en el 2027, con la fórmula Milei-Milei. Sin embargo, la experiencia reciente en la campaña porteña, y la bronca cada vez mayor que viene cosechando con el PRO, terminó de confeccionar otra ruta alternativa: buscar convertirse en candidata a jefa del Gobierno porteño. Esta búsqueda tendría un beneficio adicional, algo que a veces desde afuera de la cotidianidad del Gobierno no se suele ver tan claro: no es fácil para Karina ser la hermana del Presidente, mantener un vínculo donde a veces los roles se confunden o se mezclan, y más que la menor de la familia parece la madre y el padre del libertario. “Hay días en que Karina directamente no se lo fuma a Javier. No es fácil, y cada vez menos, está cada vez más sobregirado él. Jugar en la Ciudad le daría un poco de aire”, reflexiona un hombre que trabajó con ella y la conoce mucho.

De mínima, hay una decisión tomada: si no es ella, si ve que los números no respaldan su ambición, quien irá en búsqueda de destronar al PRO en la Ciudad luego de veinte años será Adorni. Tiemblan los Macri.

Rosca. Hay una anécdota que crece dentro del espacio amarillo, y que grafica bien quién es Karina y cómo construye poder. La primera escena ocurrió en el arranque de este año. Fue un mano a mano entre ella y Diego Santilli, otrora vicejefe de gobierno de Larreta. “Karina, yo me paso, doy el salto. Pero me tenés que garantizar el primer lugar”, le dijo “el Colo”. La secretaria general ensayó una sonrisa amable, pero fue inflexible. “Diego, vos pasate. Después vemos tu lugar”. El hombre se fue de ese encuentro rumiando. Unos meses después se volvió a repetir la escena, pero esta vez Santilli había bajado algo sus pretensiones. “Karina, yo me paso. Pero me tenés que garantizar estar entre los primeros cinco”. La respuesta de la hermana del libertario fue exactamente la misma. En el PRO cuentan que luego de la elección en la Capital, Santilli telefoneó a Karina. Pero esta vez ya estaba rendido. “Yo me paso. Después decime donde te parece que puedo ir”.

La escena demuestra varias situaciones. La primera es que la secretaria general parece haberse logrado su histórico cometido, ese por el que tuvo que pelear en la época del Pacto de Acassuso, cuando su hermano se mostraba más proclive a cerrar un acuerdo con el PRO y ella se negaba tajantemente. Ahora está claro. Los que quieran dar el salto de un espacio a otro lo tendrán que hacer de manera personal y cruzando los dedos para ver si pueden conseguir algún lugar expectante en la boleta. Lo que no se negocia, plantea Karina, es la rendición indondicional. Y cuanto más moleste a Macri en el proceso, mejor aún. La hermana no le perdona los meses que pasó llamándola, con sorna, “la tarotista”. Al fin y al cabo, ella está muy convencida de las habilidades sobrenaturales que cree tener y no soporta que nadie se burle de ellas.

Esta dureza también se vive puertas para adentro del espacio. Lo sabe bien el Presidente. Es que la razón oculta, inconfesable, detrás de la suspensión de su visita al Vaticano para la asunción del nuevo Papa fue el temor que tenía a lo que podía llegar a pasar el domingo electoral. Milei sospechaba que, de ser adverso el resultado, la interna entre su hermana y su asesor pudiera estallar esa misma noche, y de la peor manera. Hay en la política local un viejo axioma que indica que sobreactuar la paz dentro de un frente solo confirma la interna. Es eso, de hecho, lo que hizo el mandatario aquella noche: subió una foto con los dos, festejando la supuesta tranquilidad que reina en el “triángulo de hierro”.

Dirimida la pulseada por la lista porteña -Karina le negó a Caputo los dos lugares que pedía en la lista, y le entregó su confección por completo a Darío Wasserman, vicedirector del Banco Nación y esposo de Pilar Ramírez, mano derecha de la hermana-, ahora le sigue la bonaerense. Cerca de la hermana son taxativos: sostienen que la mala fortuna volverá a acompañar al asesor. “Karina se lo dijo en la cara a Santiago: el armado político es de ella”, explican. Estas expulsiones constantes son las que, para varios, explican los momentos de tensión y nerviosismo que el autoproclamado “Mago del Kremlin” atravesó en público en los últimos meses, desde su prepoteo al diputado Facundo Manes hasta la amenaza al fotógrafo Antonio Becerra el día del debate por las elecciones en la Ciudad. “Ese día Santiago se invitó solo, no es que le dijo Manuel que venga, o Karina. ¿Para qué fue? ¿Para hacer ese show y hacerse notar? Hay un tema ahí con el ego que se le está saliendo de control”, ensayan cerca de la secretaria general.

¿Cómo puede seguir esta pelea apenas velada? Asoma también en el horizonte las elecciones nacionales de octubre. ¿Puede aguantar Santiago Caputo otra cachetada a sus pretensiones? En el Gobierno varios imaginan que esta es la antesala de una batalla final. Hasta ahora, siempre ganó Karina.

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