Evo Morales se comparó con Cristina Kirchner
El TSE lo inhabilitó para competir por la presidencia en 2025. Acusa una proscripción similar a la de Cristina Kirchner, mientras enfrenta un caso de estupro.
La ratificación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia para bloquear una nueva candidatura presidencial de Evo Morales en 2025 marca un punto de inflexión para el líder histórico del MAS y la izquierda boliviana. Tras la decisión del Tribunal Constitucional de inhabilitarlo, el TSE reiteró su compromiso de respetar el fallo, el cual prohíbe postular a autoridades que ya hayan ocupado la presidencia en dos períodos previos.
Morales contestó calificando a la medida como un acto de “proscripción política”, comparando su situación con la de la vicepresidenta argentina Cristina Kirchner, quien también denuncia una persecución judicial para evitar que pueda ser eventualmente candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires el año entrante.
Repercusión política
El TSE, con Oscar Hassenteufel como presidente, enfatizó que la sentencia es “totalmente válida” y “de magistrados legítimos”, aclarando que el marco constitucional impide que Morales aspire nuevamente a la presidencia después de haber gobernado 12 años, entre 2006 y 2019. Esta postura fue ratificada pese a los argumentos del equipo legal de Morales, que sigue defendiendo la idea de que el líder indígena debería estar habilitado para participar en las elecciones de 2025. Según Morales, esta resolución tiene como trasfondo una presión política y una “campaña de lawfare” destinada a frenar su regreso al poder.
Morales vinculó su situación a la de Cristina Kirchner, quien enfrenta una condena de seis años de prisión en Argentina por el caso Vialidad, relacionado con la corrupción en la asignación de obras públicas en Santa Cruz. Ambos líderes, en sus respectivos contextos, han denunciado un uso indebido de la justicia para desarticular proyectos de corte progresista en América Latina. En un mensaje público, Morales expresó su solidaridad hacia Kirchner, resaltando que el proceso contra ella es un intento de proscripción dirigido a debilitar el “legado de gobiernos populares” en la región.
Desafíos judiciales
Más allá del impedimento legal para competir, Morales enfrenta graves acusaciones judiciales en Bolivia, incluyendo una investigación por estupro que podría comprometer su situación judicial de manera significativa. La Fiscalía Departamental de Tarija reabrió en septiembre un caso que involucra a Morales en una presunta relación con una adolescente de 15 años en 2016, que habría resultado en el nacimiento de una hija.
Esta investigación ha sumado un complejo obstáculo para el expresidente, quien ha mantenido un discurso de defensa frente a la justicia, aludiendo a una “persecución” instigada por el actual gobierno de Luis Arce y a una estrategia más amplia para eliminarlo del escenario político.
En este proceso judicial, la Fiscalía ha enfatizado la gravedad del caso y subrayado que las leyes deben aplicarse sin discriminación, ya sea “para Evo Morales o para cualquier ciudadano”. Hasta ahora, Morales ha eludido presentarse ante la Fiscalía para declarar, y su abogado, Jorge Pérez, ha defendido la inasistencia del exmandatario argumentando que no existen garantías de un proceso justo. La fiscal Sandra Gutiérrez, quien lleva el caso, advirtió que se emitiría un nuevo mandamiento de aprehensión si Morales continúa evadiendo la justicia.
Morales versus Arce
Este escenario judicial para Evo Morales tiene como telón de fondo la división cada vez más marcada con su sucesor, el presidente Luis Arce. Morales ha expresado públicamente su descontento con el rumbo del gobierno, denunciando una pérdida de legitimidad en las instituciones y una falta de compromiso con la representación indígena y popular. En su opinión, el TSE ha permitido que candidatos judiciales alineados con sectores de derecha continúen en contienda, favoreciendo la “desinstitucionalización” del Estado Plurinacional.
Para Morales, la prohibición de su candidatura y la reapertura de procesos judiciales representan no solo una cuestión de justicia sino también un ataque directo a su liderazgo y al control del MAS, partido que fundó y dirigió durante más de una década. Esta pugna interna plantea incertidumbres sobre el futuro del MAS y la posibilidad de que emerjan nuevos liderazgos dentro del partido. El panorama para Morales y el MAS están signados a la confrontación, en un contexto donde el rol de la justicia en Bolivia se ha convertido en un campo de batalla que define el acceso y la permanencia en el poder.
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