Jorge Lanata (CEDOC)

Jorge Lanata: los orígenes de la pelea entre la esposa y las hijas del periodista

La enemistad entre Elba Marcovecchio y las hijas del periodista viene de hace tiempo. Denuncias de robo y bozal legal. La tarjeta explotada.

El 14 de junio, mientras se realizaba un estudio de rutina, Jorge Lanata sufrió una descompensación que obligó a su internación en el Hospital Italiano. Desde ese momento, el periodista se encuentra luchando por mejorar su salud e incluso debió ser ingresado a la unidad de terapia intensiva ante lo delicado de su cuadro. Desde entonces, alrededor suyo explotó una guerra que venía manteniéndose aplacada. Tanto su esposa, la abogada Elba Marcovecchio, como las hijas del periodista, Lola y Bárbara, dieron un paso al frente en la disputa que las enfrenta y el conflicto escaló.

Cuando el martes 10 de septiembre el periodista fue trasladado a la clínica de neurorrehabilitación Santa Catalina, la guerra quedó declarada y el entorno de Lanata entró en una disputa que, lejos de quedarse en meras acusaciones mediáticas, se convirtió en un expediente judicial en el que se investigan delitos como robo, malversación de bienes y hasta el supuesto abandono de un paciente de riesgo como lo es Lanata.

La enemistad entre Marcovecchio y las hijas del periodista viene de hace tiempo, pero es recién ahora, cuando Lanata se ve inmerso en un delicado cuadro de salud en el que incluso tiene momentos en los que pierde la lucidez, que los bandos llegan a un enfrentamiento abierto. “Nunca hubo mucho 'feeling', pero era un trato correcto, hasta que las chicas empezaron a ver cosas que no les gustaron, como el poder que Jorge le firmó a Elba a poco de haberse casado (en abril de 2022)”, explica a NOTICIAS un amigo de Lanata que conoce la interna familiar. En efecto, a los días de concretar su unión civil con Marcovecchio, el periodista firmó un documento que le otorga a ella un “poder general amplio y de administración de todos los bienes muebles e inmuebles que actualmente posee o que ingresaran al patrimonio por cualquier razón o título”.

Desde ese momento, cualquier atisbo de cordialidad que quedaba en la relación entre Marcovecchio y Bárbara y Lola desapareció, algo potenciado por el hecho de que el periodista fue alejándose de sus históricas relaciones y amistades y cerró su círculo en torno a su flamante esposa, según afirman los allegados al periodista. “Desde que comenzó a estar con Elba, la casa de Lanata dejó de ser de puertas abiertas como antes, ya no hubo tanto vínculo”, graficó la periodista Romina Manguel en el canal de streaming Bondi. “La convivencia entre Elba y las chicas era una olla a presión que sólo podía controlar Jorge, pero con todo esto, explotó”, explica una fuente del entorno familiar a NOTICIAS, y afirma que otro detonante del conflicto es que las hijas se habían opuesto al casamiento, aunque sin éxito.

“Nosotras no tenemos diálogo por cosas que han pasado. Que estas cosas salgan a la luz es lo peor para Jorge. Más allá de no tener contacto directo con ellas, sí tenemos contacto por su salud”, detalló la propia Marcovecchio sobre el nulo vínculo entre ambas partes. Esta distancia entre la esposa y las hijas fue creciendo y se hizo cada vez mayor. Y una vez que el periodista fue internado, quedó al descubierto, al punto de tener diversos cruces mientras Lanata estaba aún en el Hospital Italiano. El primero de ellos ocurrió el 1° de septiembre y fue captado por las cámaras de los canales de TV que cubrían la internación del periodista. Se pudo ver a Bárbara persiguiendo a Marcovecchio, quien le hacía ademanes con las manos de que no la siguiera y un gesto de negativa con sus dedos. Según reconstruyeron a NOTICIAS, el diálogo de aquella escena era Bárbara diciéndole que “por las buenas o por las malas” Elba se iba a separar de su padre.

El segundo episodio consta de una conversación entre la mayor de las hijas de Lanata y la esposa, en la que queda patente el nulo diálogo entre ambas. Tras un cruce en el hospital, Bárbara decidió grabar la charla que deja en evidencia la compleja relación que mantienen.

Bárbara Lanata: Quiero hablar con vos un segundo.

Elba Marcovecchio: En otro momento.

Bárbara: No puede ser que no podamos hablar nunca, te mandé veinte mensajes.

Marcovecchio: No es momento y no es lugar.

Bárbara: ¿No es momento y no es lugar ahora para hablar? ¿No te parece que es momento ahora que mi papá está internado?

Marcovecchio: Chau.

Bárbara: Elba, ¿a vos te parece hacer esto? ¿Me podés hablar?

Marcovecchio: No. Yo no voy a hablar con tus mentiras.

Bárbara: ¿Mentiras yo? Te lo pedí en un mensaje, escribiéndote si podías venir, te había dicho a una hora.

Marcovecchio: Y vine. No tengo nada que hablar con vos.

Este cruce fue el catalizador para que la guerra estallase luego de algunos episodios de cruces de declaraciones y a través de redes sociales. Hoy ambas partes se encuentran en conflicto y, si bien hay una persona que hace la función de mediador para compartir información entre ambos sectores, la posibilidad de una reconciliación parece algo imposible.

Este punto de no retorno llevó a que la situación se convierta en un expediente judicial. “Creo que ninguna de las dos partes quería esto, pero no había otra alternativa. Lo mismo que la decisión de contar algunas cosas a la prensa sobre lo que pasa puertas adentro”, explican a NOTICIAS sobre los motivos por los cuales, el 26 de septiembre, las hijas del periodista realizaron una presentación judicial para convertirse en “red de apoyo provisoria” para salvaguardar la salud de su padre y supervisar su patrimonio, corriendo de esta manera a Elba de la escena. En el escrito de 67 páginas presentado ante la Justicia, Bárbara y Lola afirman que la exposición del conflicto perjudica su salud, solicitan la suspensión del poder que él firmó hace más de dos años, exigen el cambio de la cerradura del domicilio del periodista y enumeran objetos faltantes de la casa. Lisa y llanamente, acusan a Marcovecchio de aprovechar la situación para beneficio personal. “Encontrándose nuestro padre en un estado de extrema vulnerabilidad e indefenso, la señora Elba se encuentra malversando sus bienes, hurtando cosas”, reza el escrito.

Según detallan, Marcovecchio habría hecho gastos discrecionales con la tarjeta de crédito del periodista por $6.684.456, sólo en agosto. Incluidos gastos por $2,5 millones en una reconocida joyería. La abogada alegó que el gasto se debe a que perdió la alianza y compró una similar.

En el documento también enumeran 42 objetos que faltarían de la casa de Lanata, los cuales habría hurtado ella: “El listado comienza con tres carpetas, color azul, verde y roja, que contienen los certificados de las obras de arte, 35.000 a 50.000 dólares, gran cantidad de obras de arte, adornos, relojes varios, pulseras con brillantes, dos encendedores Dupont de oro, una rosa chica de Pallarols, un cenicero de cristal redondo transparente ubicado en la mesa del costado izquierdo, muchos anteojos, un libro, cadenas de oro, gemelos, cuatro copas, cucharón de plata, biromes”. Incluso difundieron imágenes de las cámaras de seguridad de la casa en las que se ve a Elba tomando cosas del escritorio. Vale destacar que el matrimonio no convivía, al menos no todos los días, ya que Marcovecchio tenía su propio departamento, en la misma torre, unos pisos más arriba.

Otra de las acusaciones vertidas en la denuncia detalla cómo Marcovecchio habría tenido un comportamiento doloso en cuanto al cuidado de la salud de su cónyuge, dándole tortas y escones dulces, a pesar del diagnóstico de diabetes, e incluso se encargaba de darle cigarrillos a pesar de la indicación médica. Sobre la denuncia, Marcovecchio negó que se tratara de un hurto y se limitó a decir que sólo estaba cumpliendo “órdenes de Jorge”, aunque evitó pronunciarse sobre la adjudicada responsabilidad en el no cuidado de su salud. Sobre los videos de las cámaras de seguridad que trascendieron, afirmó: “Las imágenes que circularon son de una violencia innecesaria y se podrían haber arreglado con una carta documento. Es un daño que sufren mis hijos además de mí”.

Lanata está al tanto de la situación. “No sé si sabe todo, pero Bárbara y Lola le han contado algunas cosas”, detallan a NOTICIAS. La esposa y las hijas, en tanto, evitan cruzarse. Es que, a diferencia del Hospital Italiano, el Centro Santa Catalina dispone de mayores horarios de visita, por lo cual Marcovecchio concurre a la mañana y las chicas, después del mediodía.

El proceso judicial avanza mientras Lanata sigue bajo cuidados intensivos. El juez deberá analizar las pruebas presentadas por sus hijas y decidir si tomará las medidas solicitadas. Será un nuevo capítulo de una disputa que viene de larga data y está lejos de finalizar.