Gerardo Gardelin (José Tolomei)

Gerardo Gardelin: “La música es un oficio y un arte”

Músico, director y compositor, trabajó con los más grandes y dirigió musicales en Argentina y en el mundo.

El músico, director y compositor argentino Gerardo Gardelín inició su formación a los cinco años, cuando su madre lo sentó frente al piano familiar y descubrió en él una curiosidad voraz por el sonido. A los doce ya era profesor del Conservatorio Debussy, pero lejos de conformarse, continuó explorando maestros, técnicas y lenguajes para expandir su horizonte. De la música clásica pasó al rock sinfónico y, con apenas dieciocho años, ingresó a la orquesta de Canal 9, donde tocó junto a figuras consagradas, experiencia que marcó el comienzo de una carrera ininterrumpida y exitosa.

Dirigió grandes comedias musicales en la cartelera porteña, como “Chicago”, “El fantasma de la ópera”, “Bella y bestia”, “El joven Frankenstein”, “Los Productores”, “Hairspray”, “Sweet Charity”, “El Violinista sobre el Tejado”, “Aplausos”, “Tanguera” y “Mamma mia”, entre otras. En Madrid fue director y arreglador musical de “Gipsy”, dirigida por Antonio Banderas, y acaba de estrenar “Oliver Twist” en el teatro La Latina, ubicado en pleno centro de la capital madrileña.

Trabajó con artistas de géneros muy diversos siendo pianista de intérpretes como Valeria Lynch, Eladia Blazquez, Sergio Denis, Nacha Guevara, Soledad y Estela Raval, entre otros grandes de la música popular. Consolidó además una prolífica obra sinfónica, conocida en Argentina, Alemania y España, que incluye suites para orquesta, poemas sinfónicos y conciertos para diversos solistas y orquestas. 

También compuso música para diferentes obras teatrales como “Yo, Alfonsina”, “La cuna vacía” y “Cabo verde”. Sus trabajos incluyen programas de televisión y música original para películas como “Inseparables”, “Más respeto que soy tu madre” y “Corazón delator”. Fue galardonado en numerosas oportunidades por los premios ACE, Hugo, Trinidad Guevara, Florencio Sánchez y Konex.

Por si fuera poco, colaboró con nuestro compatriota Bizarrap en la orquestación de la BZRP Music Session #50, donde también participó Duki, y dirigió a la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín, invitada para grabar los arreglos orquestales que suenan en el instrumental de la canción de uno de los productores musicales más exitosos de la actualidad.

Hoy divide su tiempo entre Europa y Buenos Aires, siempre fiel a la premisa que lo acompaña desde la infancia: estudiar, leer, escuchar y trabajar con rigor. “La música —afirma— es un oficio que se honra todos los días.”

En diálogo con NOTICIAS, repasa una trayectoria que lo llevó de Barracas a los musicales más grandes del país, y de allí a la tierra que lo adoptó como uno de sus directores más versátiles.

Noticias: ¿Recuerda el primer acercamiento al piano?

Gerardo Gardelin: Totalmente. Tenía cinco años. Mi papá trabajaba en el viejo Canal 13, había conocido a mamá en Mar del Plata y se vinieron a vivir a Buenos Aires. Ella era nacida en Río Gallegos, tocaba un poco y mi abuela decidió traer el piano por tierra cuando se mudaron. Apenas lo vi sentí una fascinación inmediata. Mi mamá me enseñó las primeras notas y, al ver mi interés, me llevó a una profesora de barrio asociada al Conservatorio Debussy. A los doce ya me había recibido de profesor superior de teoría.

Noticias: ¿Hubo un antes y un después en su formación?

Gardelin: Sí. Cuando nos mudamos a Barracas, dejé el conservatorio porque me aburría. Mi mamá descubrió a Norma Silvestre, que trabajaba la “técnica de Scaramuzza” (así llamada por el pianista Vicente Scaramuzza). A los quince retomé con ella y me cambió completamente la forma de tocar en cuanto a relajación, postura, sonido. Fue una transformación total.

Noticias: ¿Cómo apareció la música popular?

Gardelin: Por mi hermano. Yo era estrictamente clásico. Él me hizo escuchar rock sinfónico con Emerson, Lake & Palmer. Descubrí otro universo. Empecé a explorar equipos, texturas, efectos. Esa fue la primera grieta en el mundo académico.

Noticias: Su ingreso profesional fue casi cinematográfico.

Gardelín: Sí, estaba empezando con una banda en Lomas de Zamora y mi mamá me avisa que tenía una audición para la orquesta del Canal 9. Me pusieron una partitura a primera vista. Cuando terminé, me dijeron: “El lunes grabás”. Tenía 18 y caí en un estudio rodeado de los mejores músicos del país. De ahí en adelante trabajé sin parar en televisión, giras, guardias nocturnas en estudios, viajes eternos. Fue una escuela real y brutal.

Noticias: Colaboró con figuras de todos los géneros. ¿Cuál lo marcó más?

Gardelin: Sin duda, Eladia Blázquez. Tras la muerte de Oscar Cardozo Ocampo ella me pidió que fuera su pianista. Teníamos una afinidad artística muy profunda. Trabajar con ella era un máster permanente por su sensibilidad, oficio, y ética. Para mí fue una alianza vital.

Noticias: Vivió la gran época de los musicales en Argentina. Sin embargo, un día se fue. ¿Qué activó ese traslado a España?

Gardelin: Me lo habían ofrecido antes pero no acepté porque mis hijos eran muy chicos. En 2022, después de la pandemia surgió “Los Puentes de Madison”, con producción de Gustavo Yankelevich, dirección de Alberto Negrin y el protagónico de Gerónimo Rauch. Charlé con mi familia y me dijeron: “Es ahora”. Así empezó mi etapa española, que hasta ahora es muy fructífera.

Noticias: ¿Tiene nacionalidad europea?

Gardelin: A través de mi viejo llegó la nacionalidad italiana para mí y mi hijo mayor. Después yo lo pude hacer con mi hijo menor y mi mujer está tramitando la suya. (Está casado con la psicóloga Alejandra Simoes y tiene dos hijos, Teo y Tobías).

Noticias: ¿Cómo fue el vínculo con Antonio Banderas?

Gardelin: Muy natural. Yo estaba terminando las funciones de “Pretty woman” y me entero que iban a hacer “Gypsy”. Sabía que Banderas tenía su propio director musical, pero igual le escribí. Le interesó que yo también compusiera música sinfónica. Un día faltó el pianista para una audición en Madrid y me llamaron de urgencia. Llegué, toqué, y al final me ofrecieron ser el segundo director musical para la temporada. Banderas es generoso, cálido. Yo aprendí muchísimo de su rigor casi obsesivo para el trabajo.

Noticias: ¿Tiene musicales favoritos entre todos los que dirigió?

Gardelin: “Chicago”, por ser el primero con equipo americano y “El fantasma de la ópera”, por su exigencia y su perfección técnica. Son dos hitos personales que atesoro.

Noticias: ¿Si tuviera que quedarse con dos géneros y dos cantantes?

Gardelin: Música clásica y jazz, y Tony Bennett y Liza Minnelli.

Noticias: En paralelo desarrolló una obra sinfónica importante. ¿Qué le dispara la composición?

Gardelin: Una chispa, un tema, una imagen, un sonido. A veces aparece sin aviso un intervalo, un ritmo. Luego aplico todo lo técnico. Pero la semilla es emocional y azarosa. Ya tengo obras sinfónicas grandes y más de cuarenta de cámara, todas estrenadas. Y acepto encargos si se comprometen a tocarlos porque necesito que la obra viva.

Noticias: ¿Sigue también con la docencia?

Gardelin: Sí. Durante la pandemia di un seminario de orquestación y arreglos en el Conservatorio Piazzolla. Me convocó Marina Calzado, su directora y mi objetivo era unir el mundo académico clásico con la mirada contemporánea del arreglo y la música popular. Creo que la comprensión musical debería ser transversal, no compartimentada.

Noticias: Productores extranjeros eligen artistas argentinos con frecuencia. Es el caso de Omar Calicchio, Silvia Luchetti, Guido Balzaretti y muchos más. ¿Por qué creé que llaman la atención?

Gardelin: Bueno, porque somos versátiles, intensos y resilientes. Estamos acostumbrados a trabajar con poco, resolver sobre la marcha, improvisar sin que se note. Tenemos una pasión expresiva muy marcada, probablemente por nuestra mezcla cultural. Y eso en Europa sorprende. Somos directos, cálidos, contundentes.

Noticias: ¿Qué le pasa cuando vuelve al país?

Gardelin: Siento la cercanía afectiva inmediata porque hay abrazos, invitaciones espontáneas, cero protocolos. Te encontrás con alguien y tomas un café, o te invitan a comer a su casa. Nos damos un beso y eso afuera no existe. Pero también me impacta el caos urbano que observo últimamente. 

Noticias: ¿Por qué lo dice?

Gardelin: Es que basta caminar un poco y parece que el peatón no tiene derechos, el tránsito es una batalla. Pero además me llama la atención que cada vez hay más presencia de personas viviendo en la calle. Y eso es muy doloroso.

Noticias: ¿Sigue llamando la atención nuestra oferta cultural?

Gardelin: Culturalmente, seguimos siendo un faro en todo sentido. Tanto en teatro, como en música o experimentación. Porque pasan dos millones de cosas acá y tenemos muchísimo teatro y buenísimo, con muy buenos actores. Tal vez también contribuye que tenemos una sociedad tan psicoanalizada. Porque en definitiva el teatro no es más que el reflejo de los conflictos llevados a escena. En un escenario la gente se espeja y ve reflejada. 

Noticias: ¿Qué consejo le daría a alguien que quiere iniciarse en la dirección o la composición?

Gardelin: Estudiar profundamente. Leer partituras, entender la tradición, conocer todos los géneros. Y tocar, escuchar, trabajar. No buscar atajos porque nada reemplaza a la formación sólida. La música es un oficio y un arte; si no dominás el oficio, el arte no se sostiene.

 

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