María Marull: “No hay que perder la humanidad”
La actriz vuelve al cine, esta vez, con un thriller. La experiencia en la sala y el éxito en el teatro junto a su hermana, Paula.
Hay gente que va sola por la vida y otra que no, María Marull pertenece al segundo grupo. Lo suyo es construir lazos, encontrarle amor a los personajes, tener una calidez natural muy alejada de la amabilidad profesional.
María es igual en el Palais de Cannes y en el cine El Cairo de Rosario, mientras recibe ovaciones junto a su hermana Paula en “Lo que el río hace” o cuando se juntan a reírse de mil anécdotas compartidas. Pareja de Damián Szifron, madre de Rosa y Eva, amorosa discípula de Mauricio Kartún, puede ser una modelo con cierto ex novio poco tolerante a la frustración en “Relatos salvajes”, la compañera de Rodrigo de la Serna en “Hermanos y detectives” o Sonia, la mujer de “Coppola, el representante”, sin perder un gramo de verdad.
El estreno de “Una muerte silenciosa”, el western patagónico de Sebastián Schindel donde se saca chispas con Joaquín Furriel, Alejandro Awada y Soledad Villamil es la excusa perfecta para retomar una charla que nunca se fue. María Marull es esa amiga del colegio que no ves desde quinto año pero si te la encontrás en la calle le das un abrazo.
Noticias: ¿Se siente otra adrenalina cuando el estreno es en cines?
María Marull: La verdad que sí, para mí no hay nada como ver cine en el cine. Y creo que “Una muerte silenciosa” es para disfrutarla en una sala, es una película de género, de climas, con una fotografía preciosa. El cine es una experiencia inmersiva, totalmente diferente a la que podés tener en tu casa porque apagás el celular, te conectás con lo que estás viendo. Cuando mirás algo en una plataforma la experiencia es más interrumpida, es difícil desconectar con lo que tenés en la cabeza y con el entorno. Creo que como con muchas cosas el avance tecnológico fue muy veloz, el mundo va muy rápido. Yo soy más analógica y no tiendo a pensar que lo nuevo siempre es mejor. No quiero que se pierda el ritual de ir a ver una película y después seguir conversando mientras comés o tomás algo, porque el cine es un proyecto que se completa con los demás.
Noticias: El teatro logró encontrar un nuevo esplendor, el contacto directo con los actores es algo irremplazable. ¿Los complejos cinematográficos enfriaron la cercanía con el espectador?
Marull: Es verdad que la experiencia no es la misma. Ayer fui a ver una película con mi hija y ya casi no hay seres humanos que te atiendan en los complejos. Se genera algo raro, yo extraño ese contacto más personal que había antes. No tenés a quien preguntarle nada, todo se hace mediante máquinas, desde sacar las entradas hasta comprar un agua. Es inevitable amigarse con algo de la realidad, pero también se pierde mucho. En el cine compartimos espacio y emociones, en ese sentido está muy cerca del teatro, todos nos reímos al mismo tiempo, sufrimos las tensiones o lloramos juntos.
Noticias: En cuanto a las tensiones, “Una muerte silenciosa” es un thriller. ¿Qué la convenció para hacer una película de género?
Marull: Ya había trabajado con el director Sebastián Schindel en el drama judicial “Secretos de familia” y me gusta su mirada, su manera de filmar. Cuando me ofreció este nuevo personaje me gustó mucho el guión, me interesa confiar en el director y ponerme en sus manos para entrar en mundos ajenos. Este personaje tiene poco que ver con mi universo o con las obras de teatro que escribo y eso es tentador. Además el elenco era espectacular. ¿Cómo no iba a participar si hacer cine me encanta?
Noticias: Llegó a convivir el rodaje con el teatro. ¿Pasó de “Lo que el río hace” a lo que el frío hace?
Marull: (se ríe) Sí, mientras rodábamos en San Martín de los Andes, con ese frío tan intenso iba y venía a Buenos Aires porque estábamos haciendo funciones y disfrutaba tanto filmar que en algún momento ya no quería volver más. Fue una experiencia hermosa salir de lo urbano, de esa calefacción constante y meterte en la naturaleza, sumergirte en la película también por lo sensorial. Porque hay una cierta hostilidad de los personajes que tiene que ver también con ese entorno de frío extremo. Acá en la ciudad no tenés ni frío ni calor nunca, las estaciones pasan a ser todas iguales (se ríe).
Noticias: Hablando de sentir, el año pasado para conmemorar la década de su estreno se volvió a dar en cines “Relatos salvajes”. ¿Pudo verla con sus hijas?, ¿qué sintió en ese momento?
Marull: Fue hermoso, fuimos al cine con parte del elenco y la gente de la productora. Julieta Zylberberg llevó a su hijo Luis y yo a mi hija Eva que ahora tiene 10 años, no había nacido cuando filmamos, en el estreno tenía tres meses. En ese momento viajamos un montón y vi la película mil veces, pero después nunca más, solo videos, memes, reels, jamás entera. Hay algo de “Relatos salvajes” que está permanentemente en el imaginario colectivo, pero verla de nuevo era especial, así que fui con Eva y me encantó, esa noche hablé por teléfono con Damián que estaba de viaje y fue lo primero que le dije: “Te felicito después de diez años” (risas). Me pareció muy redonda, con humor y profundidad, me entretuvo, volví a ver un montón de detalles y recordé toda la pasión y el amor que Damián le puso a esa película en cada cosa, en los títulos, en la música. Disfruté mucho de compartirlo con nuestra hija, son esos momentos en los que pensás en el tiempo y en cómo pasa la vida.
Noticias: Pasó una década y no perdió ni un gramo de actualidad. ¿Estamos cada vez más salvajes?
Marull: Eso me impactó, no noté nada que no aplicara a este momento. Tiene ese salvajismo que proviene de lo que es injusto, esas cosas que a veces tenés ganas de hacer pero las reprimís para no terminar mal o ir preso (se ríe). Es totalmente actual, lamentablemente la burocracia y la injusticia no han envejecido.
Noticias: Junto con su hermana Paula están viviendo un éxito con “Lo que el río hace”, una obra que desborda humanidad. ¿En estos tiempos crueles se necesita un poco más de corazón?
Marull: Totalmente. Pienso que mucha gente no se da cuenta de lo que la conmueve porque no tenemos tiempo para detenernos a pensar ni a sentir. Uno vive corriendo, con mil ventanas abiertas, con esta actitud de sálvese quien pueda y creo que el teatro, el cine, el arte en general son una pausa, un abrirse a conectar con algo del otro. No hay que perder la humanidad y me parece que a veces está pasando eso.
Noticias: La última. En 2023, Damián Szifron volvió al Festival de Cannes donde había competido con “Relatos salvajes”, esta vez como jurado. La vimos luciendo lookazos en la red carpet junto a él pero, ¿qué se hace durante todo el día mientras el marido delibera la Palma de Oro?
Marull: Ay, ¡fue un viaje tan hermoso! Damián tenía que ver muchas películas, tres o cuatro diarias, hacían reuniones para ir evaluándolas. Y mientras tanto yo traté de ver todo el cine que pude, está buenísima la oferta tremenda de títulos y secciones. Con respecto a los lookazos es porque no te queda otra, allá hay un protocolo para las galas, los hombres no pueden entrar sin moñito, las mujeres tienen que ir de largo. Llevé todo armado desde acá, me ayudó Javi Monti, un amigo que es vestuarista teatral, así logramos que varios diseñadores argentinos me prestaran ropa divina. Fue un viaje soñado, pura ilusión, ¿acaso hay algo mucho mejor que ver películas y disfrutar con la persona que amás?
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