La discusión por la conformación de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) divide aguas en el mundo futbolístico y político argentino. De un lado, el gobierno libertario encabezado por Javier Milei que promueve la aparición de los grupos de inversión en los clubes. Del otro, la oposición, "Chiqui" Tapia y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que sostienen el eslogan “los clubes son de los socios” y bregan por evitar la aparición de capitales privados dentro de las asociaciones civiles que son los clubes. El conflicto escaló al punto que el Gobierno analizó una posible intervención del órgano rector del fútbol nacional, algo que quedó descartado ante la desafiliación que hubiera impuesto la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), la cual considera la intervención de los gobiernos como una afrenta grave.
Pero aunque la discusión sobre las SAD está lejos de ser saldada y sigue suscitando pasionales debates futbolísticos, un club dio un paso adelante: Estudiantes de La Plata. El club de la capital provincial, hoy presidido por su máximo ídolo Juan Sebastián Verón, anunció una inversión por parte del empresario estadounidense Foster Gillett, quien se comprometió a desembolsar como mínimo 150 millones de dólares. La iniciativa abarca desde incorporaciones de jugadores de primer nivel hasta el desarrollo de infraestructura para fortalecer todas las disciplinas del club y las divisiones inferiores. De hecho, está previsto techar el estadio, construir una nueva sede, oficinas, extender la escuela del club y añadir nuevas canchas de entrenamiento. Así, Estudiantes dio un paso al frente en la instauración de este modelo de negocio futbolístico y generó un cisma en el escenario futbolístico nacional.
Reincidente
Gillett, el nuevo nombre de moda en el fútbol nacional, no es un extraño para los argentinos y antes de desembarcar en el país se había mostrado junto al Secretario de Ambiente, Turismo y Deporte de la Nación, Daniel Scioli, en un guiño del Gobierno a la llegada de inversores privados al fútbol. “Soy un hombre joven que ha pasado su vida en los deportes y en el entretenimiento”, se definió a sí mismo en agosto de este año, cuando el acuerdo con el club platense comenzaba a tomar forma. Gillett no sólo acaba de firmar un convenio del otro lado del Río de la Plata, con el club uruguayo Rampla Juniors, para desarrollar un modelo de negocio similar, sino que también, años atrás, fue el dueño de uno de los equipos más emblemáticos del fútbol inglés: Liverpool.
La experiencia terminó de la peor manera, con el club cosechando malos resultados y acumulando una gran deuda que llevó a que Gillett optase por vender su participación. Lejos de amilanarse por esta experiencia fallida, Gillett, dueño de una fortuna valuada en más de 700 millones de dólares, volvió a la carga y fijó sus ojos en Sudamérica. “Creo fuertemente en los deportes, en el negocio de los deportes, en la cultura de los deportes. Vivo y respiro este deporte. No hay nada que me haga más feliz que estar en un ambiente en el que pongo sonrisas en la cara de la gente”, definió el porqué de su interés de invertir en la redonda.
Millones
La onerosa inversión en el club mostró sus primeros frutos luego del anuncio de que el futbolista de Boca Juniors, Cristian Medina, sería transferido a Estudiantes luego de abonar la cláusula de recisión de contrato, valuada en 15 millones de dólares. Un monto inaudito para el fútbol nacional. La lista de refuerzos incluye también al ex River Lucas Alario y el posible desembarco de Valentín Barco, a préstamo desde el Brighton inglés. “Se van a sorprender. No es sólo Medina”, explican a NOTICIAS desde el club.
Pero mientras los “pincharratas” se esperanzan con su promisorio futuro repleto de estrellas, el departamento legal del club busca la manera de justificar esos millones. La AFA se mantiene firme en la prohibición de competir de aquellos clubes que se conviertan en SAD y así el club platense trabaja contrarreloj para encontrar un vericueto legal. “El equipo legal se está encargando de darle forma”, explican desde el club. En tanto, se espera la realización de una Asamblea Extraordinaria de Socios, aún sin fecha, que ratifique el convenio firmado por la Comisión Directiva con Gillett. “Si los socios la rechazan, quedaría anulada”, dicen.
Foster Gillett, a pesar de fracasar en uno de los clubes más grandes del mundo y llevarlo al borde del abismo, busca reinventarse como empresario futbolístico. Sus millones no sólo pueden cambiar para siempre el escenario de ese deporte en el país, sino también encabezar el desembarco de las SAD. Una historia que recién comienza y que traerá correlato político.
por R.N.
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