CUATRO ESTRELLAS
Vuelve Eliseo, vuelve la descripción más precisa de la psicopatía argentina y el trabajo más acabado de Guillermo Francella. Pero respecto de la primera temporada, hay diferencias.
La más sustancial es que hay una trama que obliga a una unión transitoria entre Zambrano (Goity) y Eliseo contra alguien que viene con aires de pureza a encargarse de la administración del edificio. Eso genera una inversión en la estructura: lo que sucede en cada episodio es secundario a la trama general, cuando en la primera temporada, la parte “continuará” estaba esbozada o sumada de a poco en cada capítulo.
No deja de gaber momentos geniales, no deja de haber grandes diálogos, no dejan de aparecer sorpresas. Pero estamos más cerca de la novela satírica que de la serie autoconclusiva. No es en sí malo, salvo porque el último episodio parece apresurar un desenlace que podría haberse desarrollado más sutilmente en otros. Aún así, El encargado es, lejos, de lo mejor que puede hacer la TV argentina. O de lo mejor de la TV a secas.
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