Larreta, Macri y Bullrich (Cedoc)

El club de la pelea PRO: interna feroz

La guerra entre Macri, Bullrich y Larreta no tiene retorno. Eran pocos y se sumó Carrió.

El PRO no puede superar la encrucijada. Desde las elecciones fallidas del 2023 la lucha es de todos contra todos. Y un año después, entre Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta sólo se encuentran diferencias.

Para colmo, por si algo faltaba, aparecieron actores de Juntos por el Cambio para exacerbar las diferencias. La última, Elisa Carrió, quien arremetió contra la actual ministra libertaria: “Compra dirigente por dirigente”, la acusó. Bullrich respondió: “En la campaña con Rodríguez Larreta, vos y muchos dirigentes se movieron por el vil metal”, dijo. Y luego acusó a la coalición de la que formó parte de un hecho delictivo: “La campaña más corrupta de la historia de JxC y vos fuiste beneficiaria”.

Diferencias en el PRO.

El juego del PRO no está exento de riesgo. Macri hace equilibrio entre acercarse al Gobierno y plantear diferencias, por eso Carrió advirtió que el oficialismo “se está tragando” al ex presidente. Bullrich juega desde adentro, como principal interesada en conformar la coalición de cara a las legislativas del 2025. Y Larreta mira expectante desde afuera, con el deseo de mantener la independencia y confrontar con Javier Milei. Intereses demasiado contrapuestos.

Es por eso que el partido es un polvorín. “No lo tengo bloqueado a Macri en el celular, pero hace tiempo que no hablo”, confesó la ministra de Seguridad en una entrevista televisiva. Y agregó: “Me parece que la discusión de fondo de la Argentina es la siguiente: te jugás por un gobierno y te tirás a la pileta”. El destinatario era el nuevo presidente del PRO, que busca apoyar pero con cierta autonomía.

Esa postura híbrida se notó en el comunicado del partido sobre el veto al financiamiento universitario. Había dudas en la bancada sobre cómo votar, hasta que apareció el mensaje de Macri: fueron varios párrafos de criticar ferozmente el manejo del Gobierno en el tema educación, para terminar concluyendo, de todas maneras, que iban a apoyar a Milei y acusando a la UCR de hacer “populismo legislativo”.

En la sesión especial del miércoles 9, las contradicciones quedaron en evidencia. En sus discursos, los diputados PRO dijeron que defendían la educación pública, pero aún así acompañaron al oficialismo con el veto.

Macri y Bullrich se habían cruzado una semana antes, por el Código Urbanístico de la Ciudad que se debatía en la Legislatura. La ministra acusó al ex presidente de “encubrir pactos espurios” con el sindicato de porteros. “Lamento que Bullrich manipule la verdad”, respondió Macri. Y completó: “Podemos discrepar, pero no es aceptable mentir”.

Las diferencias vienen de lejos. Aunque Macri apoyó a la ministra en su interna contra Rodríguez Larreta, se distanciaron desde el primer momento del pacto con Milei, antes del triunfo en la segunda vuelta. Primero fue Macri el que se cortó solo y habló con el entonces candidato a espaldas de ella. Luego Bullrich lo imitó y negoció ser ministra por su cuenta, sin pedir permiso en el espacio. Parecían los Pimpinela.  

La ministra también fue con los tapones de punta contra su ex rival en la interna, Larreta. Incluso denunciando en Twitter corrupción en la campaña donde se enfrentaron. Y apuntando también a su gestión: “Él no quería tocar los piquetes: no se animaba. Tenía esta frase: ‘Tengo miedo a que haya un muerto’. Pero si gobernás con miedo, gobernás mal, porque no solucionás los problemas”.

A diferencia de Macri, Larreta prefiere no contestarle públicamente. Pero sí le apunta directamente a Milei. Se puso del lado de los jubilados y de los universitarios, participa de las marchas e incluso le responde al Presidente en redes: a principios de mes, el libertario había hecho un tuit tildándolo de “siniestro mentiroso”. “Por suerte no llegó ni llegará a ser presidente”, concluía Milei. El ex alcalde porteño le respondió con datos del Indec: “Más de 5 millones nuevos de pobres. Eso es lo siniestro”.

Campaña 2025 en el horizonte.

La disputa de fondo es por elegir un camino para el PRO en las elecciones de medio término. Algunos se prueban el traje de candidatos, pero miran de reojo la posibilidad de tener que ceder ante una coalición. “Macri podría ser nuestro candidato por la Ciudad, pero también está latente la posibilidad de ir con La Libertad Avanza y ahí van a tener ellos la prioridad para elegir”, confiesa apesadumbrado un legislador amarillo.

Desde el Gobierno agitan esa chance, que sería la más cómoda para Bullrich. Hace un tiempo lo avisó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos: “Tenemos coincidencias sustanciales y por ahí algunas diferencias en temas concretos”, dijo sobre la relación con el PRO. Y concluyó: “El destino es que vayamos hacia una confluencia”.

Para no llenar de interrogantes al PRO, van a patear todo lo que puedan esa decisión. Mientras tanto, Macri seguirá con la postura del equilibrista: de un lado, del oficialista, lo espera Bullrich. Del otro, de la oposición, aguarda Larreta. Los militantes se reparten entre los tres bandos, mientras la disparidad de miradas hace crujir al partido. 

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