Angelina Abbona caminaba tranquila por las calles de Río Gallegos. Pocos la identificaban, a pesar de haber sido un personaje muy funcional a los intereses de la familia Kirchner desde fines de los '80, cuando ese apellido era conocido sólo en Santa Cruz. Pero las investigaciones judiciales y mediáticas evaporaron su anonimato.
La mujer que fue procuradora del Tesoro de la Nación hasta el 2015, y que como tal debía defender los intereses del Estado Nacional, fue imputada por haber escondido documentos que siete bancos internacionales aportaron sobre movimientos en cuentas vinculadas a la ruta del dinero K. Cuando la nueva gestión asumió, encontraron que la funcionaria se había llevado consigo los documentos que revelan el camino de 492 millones de dólares de personajes y sociedades vinculadas a los Kirchner. Mientras la causa avanza en la Justicia, el programa de tevé “Periodismo Para Todos” la puso en el centro de la escena.
Abbona trabaja ahora como jefa de la Fiscalía de Estado en Santa Cruz. Al igual que otros ex funcionarios del Frente para la Victoria, encontró cobijo en el Sur tras las paupérrimas elecciones del 2015 que dejaron al partido sin la Nación ni la provincia de Buenos Aires. “Desde que volvió no tuvo apariciones públicas”, asegura una fuente del ambiente político local. Es coherente con su carrera política, quienes conocen su historia indican que nunca le interesó lo mediático. “No es más que una funcionaria gris, menor y escondida”, completa un periodista de Río Gallegos.
Pero estar en las sombras de la ex familia presidencial tiene sus recompensas. Abbona cobra una jubilación de privilegio por haber trabajado en la Justicia, por la cual no paga ganancias y goza de dos aumentos al año: uno correspondiente a los magistrados provinciales y otro a sus pares nacionales. En la última liquidación disponible (julio del 2016) ese monto fue de $ 214.788. Esta pensión la inhabilita para recibir un sueldo por su actual trabajo como jefa de fiscales, por ser incompatible percibir ambos ingresos, lo que le sirvió a la gobernadora Alicia Kirchner para anunciar que su amiga trabaja “ad honorem”. Pero no todo lo que brilla es oro: Abbona disfrazaría con el concepto de “viáticos” la falta de remuneración.
Agresiones. El derrotero mediático y judicial encontró a Abbona y a su marido, Enrique Mengarelli, de paseo por Italia. Las vacaciones no terminaron nada bien, porque en el Viejo Continente se enteró del revuelo que se había provocado alrededor de su nombre. Pero aún así no esperaban cruzarse con el periodista de TN Ignacio Otero en el avión de regreso a Santa Cruz, el miércoles 24 de agosto. Un par de preguntas bastaron para que Mengarelli reaccionara pegándole una cachetada en la cara al reportero.
No había antecedentes de violencia en Abbona ni en su marido, que también es funcionario provincial, pero nunca se habían encontrado en el ojo de la tormenta como están ahora. “No sólo están preocupados por el avance judicial, sino también porque no hacen pie en la provincia”, comenta una fuente de Santa Cruz.
La funcionaria, que nació en Mendoza y se mudó a la Patagonia en tiempos de dictadura militar, acompaña a la familia Kirchner desde hace 29 años. En el 2010, con Cristina en el poder, tomó el mando de la Procuración del Tesoro de la Nación. En ese cargo tuvo un rol especial en el juicio contra los holdouts, como la jefa del Cuerpo de Abogados del Estado. El resultado del denominado “juicio del siglo” fue adverso: la Corte Suprema de Estados Unidos falló en contra de la Argentina, y obligó a pagar toda la deuda a los tenedores de bonos que no había entrado a los sucesivos canjes.
Como resultado de ese juicio, los denominados fondos buitre demandaron en los tribunales de Nevada (Estados Unidos) que se investigara la ruta del dinero de más de 100 empresas que, sospechaban, pertenecían a Lázaro Báez, Federico Elaskar y otros allegados a la ex familia presidencial. El resultado de ese informe llegó a manos de Abbona, quien se encargó de que no salieran a la luz.
No es la primera vez que Abbona está complicada. Inclusive, está citada a indagatoria para el jueves 1 de septiembre por no investigar denuncias por presunta administración fraudulenta en Aerolíneas Argentinas y Austral, cuando eran propiedad del grupo Marsans.
Abbona está acostumbrada a enfrentar a la Justicia, a pesar de que por primera vez no representará intereses estatales sino los suyos propios. Pero ahora, además, deberá acostumbrarse a algo que le gusta menos, ser conocida públicamente.
Seguí a Carlos Claá en Twitter: @carlosclaa
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