trabajos científicos (cedoc)

Carrera en busca de tratamientos

Argentina suma más pruebas de drogas contra el Covid-19

Investigadores locales buscan probar la efectividad de la ivermectina en las primeras etapas de la enfermedad. Es un antiparasitario de uso veterinario y animal. En Holanda y Australia testean los efectos de la vacuna antituberculosa BCG.

Es una droga de amplio uso en animales. La experiencia indica que
es segura, que no provoca efectos secundarios serios y que permite
tratar una variedad de enfermedades, incluyendo algunas en seres
humanos. La ivermectina se utiliza, actualmente, como primera
droga de elección en la terapia contra la sarna humana
, para
eliminar piojos en chicos que se reinfectan una y otra vez, por
mencionar solo un par de casos. “Se emplea también como fármaco
de elección en la estrongiloidiasis, una parasitosis intestinal. Hace
20 años que las usamos en dosis de 12 miligramos días, a razón de
dos comprimidos de 6 miligramos en adultos. En el caso de los
niños, utilizamos una tabla para analizar la relación según el peso
del chico. Por lo general aplicamos la terapia durante dos semanas,
incluso en inmunosuprimidos, y a través de diversas vías de
administración”, resume el infectólogo Tomás Orduna Jefe del
Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de
Infecciosas Muñiz.
Esa droga, segura como para ser utilizada tanto en animales como
en seres humanos
, saltó a la fama esta semana debido a que un
estudio hecho por científicos australianos del Biomedicine Discovery
Institute
(BDI) de la Universidad de Monash la probó in vitro (es
decir, en células cultivadas en laboratorio) contra el coronavirus que
actualmente es pandemia. Los resultados fueron tan llamativos que
dieron la vuelta al planeta: la ivermectina logró terminar contra el
patógeno que causa la infección respiratoria aguda Covid-19 en 48
horas.
Tras tomar conocimiento acerca de la investigación, publicada en la
revista especializada Antiviral Research, un equipo multidisciplinario
de expertos argentinos se lanzó a iniciar gestiones para tratar de
llevar esas prueba de laboratorio a estudios clínicos. Pasar de las
células cultivadas en una placa de petri a las personas enfermas de
Covid-19, un proceso largo y complejo.

“Conformamos un consorcio científico que viene trabajando hace
años con la droga ivermectina como fármaco para la salud humana,
junto con Alejandro Krolewiecki, investigador del Conicet en la
Universidad de Salta, y la Fundación Mundo Sano”, explica Carlos
Lanusse, director del Centro de Investigación Veterinaria de Tandil
(Civetan). A partir de esta experiencia los especialistas se abocaron
al diseño y aprobación de ensayos que permitan evaluar el efecto
de la ivermectina en pacientes infectados con coronavirus.
“Para poder comenzar los testeos clínicos necesitamos encontrar un
centro hospitalario que tenga pacientes infectados
y que además
posea personal medico entrenado para la aplicación de protocolos
de investigación clínica
”, explica Lanusse, también profesor de
Farmacología Veterinaria e investigador Superior del Conicet. Y
detalla: “Luego, será preciso que seamos aprobados por un comité
de bioética
y tener el consentimiento de los pacientes. De allí
surgiría un protocolo de atención a los pacientes. Algo que facilita
las cosas es que la droga ya está aprobada por la FDA de los
Estados Unidos y por la ANMAT (las agencias que regulana el uso
de medicamentos en los Estados y en la Argentina,
respectivamente) y que ya se utiliza, tanto en animales como en
seres humanos”.
El objetivo científico sería poder determinar el esquema de
dosificación
que permita lograr concentraciones del fármaco que
vayan al tracto respiratorio de la persona enferma, que puedan
inhibir la acción del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-
19, y que tengan una acción similar a la demostrada in vitro en los
experimentos realizados en Australia. “En esos estudios se
emplearon concentraciones muy altas, imposibles en seres
humanos -explica Lanusse-. Si logramos proveer de manera
sostenida concentraciones de fármaco en el pulmón capaces de
reducir la concentración viral podríamos obtener una formulación
terapéutica para aplicar en la etapa inicial de la infección”.
Esto diferencia fuertemente a los análisis que pudieran hacerse con
la ivermectina de, por ejemplo, los que se realicen bajo el proyecto
Solidarity de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del que
participa Argentina junto a otros nueve países. En ese caso, los
remedios a testear se probarán en pacientes en estado crítico.
Experiencia. “Conocemos mucho acerca de la farmacología de la
ivermectina. Es un fármaco inocuo, noble, muy liposoluble. Es muy
seguro, tiene incluso moléculas de un tamaño grande que no logran
pasar la barrera hematoencefálica del cerebro”, explica el investigador. 

Es decir que un potencial efecto neurotóxico sería casi imposible.
Sin embargo, todo está por empezar. Los resultados obtenidos
dentro de un laboratorio no necesariamente logran ser exitosos en
las pruebas clínicas
. Y Lanusse, como investigador experimentado,
lo sabe: “De ahí a que podamos matar el virus, hay un desafío.
Algo a tener en cuenta es que si a cualquier microbio le ponemos
cualquier fármaco a dosis muy elevadas es posible que lo matemos.
Pero debemos considerar qué es lo que esas dosis le podrían
producir a los seres humanos. Por eso, más allá de los tests de
laboratorio sobre células, es fundamental lograr reproducir ese
mismo efecto in vivo y sin causarle ningún daño al paciente
”,
enfatiza.
Tomás Orduna agrega: “Es imprescindible que pasemos las
tres fases de investigación clínica para garantizar seguridad y
eficacia
. Tengamos en cuenta, además, que luego viene la fase IV,
el uso en la comunidad. Allí se ve lo que sucede realmente, porque
es diferente emplear un remedio entre voluntarios, en un entorno
controlado, que en la población general. Pero el planteo es
interesante, porque la ivermectina es una droga conocida en uso
humano”.
Por lo pronto, no hay otras drogas antiparasitarias que tengan un
efecto antiviral. Entonces, ¿por qué prestar atención a la
ivermectina? Porque, debido a que desarrollar nuevas moléculas
para tratar enfermedades es muy costoso y toma un promedio de
diez años, hay un nuevo paradigma: el estudio de
reposicionamiento de nuevas drogas
, consistente en emplear
fármacos viejos para nuevos usos.
En ese sentido, dos equipos diferentes de investigación comenzaron
pruebas de fase 3 en busca de protección vacunal frente al nuevo
coronavirus pandémico, utilizando una vacuna ya centenaria, la
BCG, contra la tuberculosis
. Uno de los estudios se está haciendo
en Holanda (sobre mil personas) y otro en Australia (sobre 4.170 voluntarios), y ambos se realizan sobre personal de la salud.
“Algo que me gustaría destacar -concluye Carlos Lanusse- es que
todo esto es un hecho fortuito pero también tiene que ver con la
inversión en desarrollo científico que hemos hecho. Tenemos
decenas de publicaciones científicas sobre el efecto de ivermectina,
trabajamos muchos años, el nuestro es el grupo número uno en el
mundo en lo que se refiere a contribuciones científicas sobre esta
molécula.”