Milongas queer: tango sin género
Rompe con los roles tradicionales del baile. Código de vestimenta más descontracturado.
Que el tango nació en Buenos Aires, que es sensual, que se baila desde el siglo XIX en la noche porteña, lo sabe todo el mundo. Lo que mucha gente desconoce es que también existe el Tango Queer y que se baila en milongas queer. Un tango que deja de lado los marcados roles de género que tiene el baile tradicional.
En el barrio porteño de Almagro, en La MarShall, dos veces por semana, no solo se dictan clases sino que también se arman milongas. Están abiertas a todas las personas que deseen aprender a bailar. Pero tienen una particularidad: son espacios donde las personas pueden ir a bailar con otras de su mismo género con total libertad.
La comunidad LGTB utiliza el término queer para diferenciarse de lo que representa socialmente ser heterosexual y estar dentro de lo normativo. En términos de baile, el hombre es quien lleva a la mujer y ella es quien se deja llevar.
Augusto Balizano, profesor de tango, explica que la técnica no varía, los pasos son los mismos. Lo que sí es diferente es que en vez de hablar de llevar y dejarse llevar, se dice que hay una persona que conduce y la otra que es conducida. Y cualquier miembro de la pareja puede ocupar este lugar.
El Tango Queer es otro invento argentino, y nació en Buenos Aires hace más de 20 años. Y, actualmente, también se lo baila en el mundo.
En el lugar. Desde la vereda de La MarShall se puede escuchar la música que invita a los amantes del tango a entrar. La gente se encuentra con un ambiente tranquilo, agradable y muy íntimo. A las 21 horas empieza todo con una clase en la que los profesores enseñan pasos básicos, pero cada persona puede ir a su ritmo. Esa es otra diferencia que tiene con cualquier milonga tradicional, en la que si no se sabe bailar bien, mejor ni acercarse a la pista. Por eso en El Marshall dan confianza, porque más allá de la técnica que requiere el baile, el ambiente invita a que todos se animen a danzar. Una vez terminada la clase, va llegando gente al baile al ritmo del dos por cuatro.
Balizano y Mariana Do Campo son profesores de tango, y los organizadores de La MarShall y del festival internacional de Tango Queer, que ya lleva 16 años. Son los pioneros de este tipo de espacios. Él cuenta con entusiasmo: “Empezamos con esta movida porque no existía en Buenos Aires la posibilidad del baile de parejas del mismo sexo en las milongas porteñas”. A partir de ese momento, se extendió en Buenos Aires y en otras partes del mundo, como Barcelona, Nueva York. Además dice: “Creamos la posibilidad y un espacio, para que la gente disfrute del baile sin la necesidad de que el rol del baile esté estrictamente relacionado con el género de la persona".
Hombre con hombre, mujer con mujer o cambiando roles. “Desde el punto de vista técnico es lo mismo, la conexión con la música debería ser la misma, cambia un poco la interpretación y la forma de disfrutarlo" dice Balizano. Y eso es lo que la gente aprecia: no estar apegados a un código, incluso de vestimenta, tan estricto sino más tranquilo y relajado.
Nota escrita por Paola Carrasco
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