A Javier Milei no le alcanzó con el desplante que le había hecho al PRO en el debate de Ficha Limpia: un grupo de sus diputados, muchos de los que en primera instancia habían apoyado el proyecto de sus aliados, se ausentaron el día de la votación y dejaron al macrismo pedaleando en el aire. Una vez más. Pero a la semana, el Presidente redobló la apuesta. “Si antes no pensábamos negociar, ahora que los resultados acompañan, menos”, se aventuró en un congreso libertario. Dinamitó los puentes.
En el macrismo destacan que, en la relación personal, Milei es muy respetuoso con Mauricio. Pero el ex presidente se cansó de lo que considera un destrato del Gobierno. Antes lo ignoraban, ahora directamente lo traicionaron. Eso será más difícil de digerir.
Enojo.
La calentura de Macri era tan grande que, una semana después de la derrota por Ficha Limpia, seguía teniendo como tema principal de algunas de sus reuniones la deslealtad del Presidente.
El ida y vuelta llegó a su pico con un intercambio de comunicados, luego de que La Libertad Avanza hiciera ausentar a ocho legisladores y, con eso, le dejara a Cristina Kirchner la posibilidad de competir en las elecciones del 2025. “El Gobierno decidió estar del otro lado”, dice la carta del PRO. Y completa: “Tenemos una enorme responsabilidad institucional que honraremos. No vamos a callar cuando se juega a favor de los corruptos”.
El oficialismo no se quedó de brazos cruzados. Respondió duramente: “Durante el gobierno de Mauricio Macri no se trató ningún proyecto de Ficha Limpia”, escribieron. Y concluyeron: “Se propuso como candidato a vice al mayor defensor de los fueros en el Senado de la hoy condenada Cristina. Es repugnante el oportunismo como herramienta de acción política”. El argumento fue repetido por muchos dirigentes, pero no por el Presidente, que suele compartir todo en las redes sociales. A la carta del partido prefirió dejarla pasar.
Los que estuvieron sin vueltas fueron los jóvenes militantes de Las Fuerzas del Cielo, el autodenominado brazo armado de Milei. “Mauricio, por enésima vez, no te vamos a dar la hidrovía”, sentenciaron.
El miércoles 4, el bloque de Senadores del PRO debía reunirse con Milei y su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pero a último momento le cancelaron. La temperatura era demasiado alta como para realizar el encuentro.
Aún con la traición de Milei, el PRO no se mueve de sus intenciones. En el partido aseguran que van a seguir apoyando aquello que ayude a enderezar el rumbo económico y que van a insistir con la agenda propia. Pero entendieron que enfrente hay un rival político que subestimaron: en la Casa Rosada no están dispuestos a cederle ni un poco de su poder.
Elecciones.
La traición oficialista fue un llamado de atención para Macri. ¿Se puede negociar el armado de listas con Milei, su hermana Karina y Santiago Caputo? La respuesta que dan es evidente: no. Pero el ex presidente está en un laberinto.Ningún camino le da certeza absoluta. Si lleva al PRO solo, o reflota una coalición con algunos de sus viejos aliados de Juntos por el Cambio, teme naufragar en un lejano tercer lugar detrás de La Libertad Avanza y el peronismo en la mayoría de los distritos. Si acompaña al oficialismo, será sometido nuevamente a un destrato por parte de los libertarios.
Desde el inicio de la gestión, Macri entendió que su barrera no era Milei, sino Karina y Caputo. “Mauricio llega a un entendimiento con Javier, pero después el triángulo de hierro le da vuelta la tortilla”, escenifica un dirigente del PRO. Y es la hermana del Presidente la encargada del armado para las legislativas. Por eso el “plan A” para el 2025 es el de no acuerdo.
De hecho, muchos dirigentes le sugieren a Macri que se ponga el traje de candidato, una vez más. “A Mauricio no le gusta el Congreso, pero lo vamos a necesitar para no perder en Capital”, analizan figuras de peso adentro del partido.
Macri no dice nada. En su mesa chica piden mesura y aseguran que hay muchos problemas a resolver antes de meterse de lleno en la cuestión electoral. Pero algunos dirigentes empiezan a exigir definiciones: temen que la indecisión del ex presidente los empuje al llano. Es que el Gobierno ya avisó que va por todo. Y que no le importa traicionar a sus aliados legislativos en función de sus propias necesidades.
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