El mundillo judicial se vio sacudido esta última semana por la viralización de un video de la fiesta de cumpleaños del fiscal de Comodoro Py Ramiro González, un funcionario público que celebró sus seis décadas de vida con un evento en una de los salones más top de Buenos Aires, Rut Haus, en la Costanera. Asistieron alrededor de 200 invitados, entre los que se destacaron el ministro de la Corte Ricardo Lorenzetti; el juez y candidato a la Corte Ariel Lijo; el empresario Daniel Angelici; el referente de la UCR, Emiliano Yacobitti; el ex consejero de la Magistratura durante el gobierno de Alberto Fernández, Gerónimo Ustarroz, y también la madrina política y judicial del fiscal, la jueza María Servini.
También estuvo Guillermo Coppola que, según allegados al fiscal, habría sido quien pagó un show privado de Cristian Castro, que incluso se vio por redes sociales porque músicos de la banda postearon videos de la fiesta en Instagram. Este fue un punto clave. Al día siguiente de la fiesta, por los pasillos de Comodoro Py ya circulaban las capturas de pantalla de fotos y videos que los invitados habían publicado en historias de Instagram.
González contrató un servicio de fotos y videos de la fiesta que luego se sintetizó en un reel de la fiesta que se terminó viralizando y causó todo el revuelo. La primera publicación del video fue en la red social X (ex Twitter) por parte del ex agente de inteligencia Fernando Pocino, con la leyenda: “Yo quiero ser fiscal cuando sea grande”.
En el video se puede ver a González celebrando junto a su madre. No fueron de la partida sus hijas mayores, que hace más de una década lo denunciaron por abuso sexual. La Justicia sobreseyó al fiscal luego de muchas idas y vueltas. La relación siempre se mantuvo tensa hasta que ellas presentaron una denuncia por hostigamiento. La Justicia dictó una prohibición de acercamiento, pero de un día para el otro levantó esa medida sin dar mayores detalles. La última mala noticia la recibieron este año en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema, donde ellas intentaron llevar su caso, pero fue desestimado. Las hijas, hoy mayores de edad y estudiantes universitarias, quedaron con la certeza de que su padre pertenece a un sistema judicial que lo mima y protege. Ese mismo sistema que dijo presente en su fiesta de cumpleaños.
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