Implantes mamarios (CEDOC)

Mamoplastía: riesgos, cuidados y tipos de implantes

Los implantes mamarios evolucionaron: menor peso, mayor seguridad y resultados naturales. Pero la salud sigue siendo lo más importante.

El aumento mamario sigue liderando el ranking de cirugías estéticas en todo el mundo. Según la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), durante 2024 se realizaron más de 17,4 millones de procedimientos quirúrgicos con fines estéticos, y el crecimiento acumulado de los últimos cuatro años es del 46,3%. Entre los procedimientos más realizados figuran la cirugía de párpados, la liposucción y, muy cerca, el aumento mamario. Sin embargo, detrás del auge de esta práctica se esconde una verdad menos visible: la mamoplastía es una cirugía mayor que requiere preparación, información y un enfoque médico riguroso.

La evaluación médica

Antes de tomar cualquier decisión estética, hay una condición que no admite atajos: el estado de salud de la paciente. El aumento mamario no es una intervención menor ni puede tratarse como un servicio de catálogo. Se trata de una cirugía programada, y como tal, exige que el cuerpo esté en óptimas condiciones. La evaluación prequirúrgica es el primer paso ineludible y abarca una serie de estudios clave: una evaluación cardiológica completa, análisis de laboratorio (sangre y orina), ecografía mamaria y mamografía actualizada.

En esta etapa se busca descartar cualquier factor de riesgo que pueda complicar la cirugía. Niveles bajos de hemoglobina, alteraciones en la coagulación, problemas hepáticos o renales: todo debe estar dentro de los parámetros normales. Según el cirujano plástico Juan Manuel Seren (MN 107.174), especialista en cirugía mamaria de rápida recuperación, este chequeo “no es una formalidad, sino una necesidad absoluta. No se puede intervenir a una paciente si no está en su mejor estado de salud”.

El profesional adecuado

Una vez confirmado el estado clínico, el siguiente paso es tal vez el más delicado: la elección del cirujano y del centro médico donde se realizará el procedimiento. No se trata de una decisión basada en likes o seguidores. El profesional debe estar certificado por entidades reconocidas como la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER) o la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA). Esa certificación garantiza formación, experiencia y actualización permanente.

También el lugar de la cirugía importa. Debe tratarse de un quirófano de alta complejidad, con acceso a terapia intensiva, hemoterapia y monitoreo anestésico de última generación. Hoy no se concibe una cirugía sin control de hipnosis mediante tecnología BIS, que permite personalizar las dosis de anestesia con absoluta precisión. Además, durante toda la intervención se monitorean de forma constante los signos vitales, la presión, la respiración, la oxigenación y los niveles de dióxido de carbono. La seguridad ya no es un valor agregado: es una condición básica del ejercicio profesional.

Implantes: cómo elegirlos

Otro aspecto clave de la cirugía es la elección del tipo de implante. En la actualidad, se utilizan distintas superficies (lisos, texturizados, de poliuretano) y se sumó una innovación que marca una diferencia importante: los implantes de bajo peso. Esta tecnología, desarrollada en Alemania y exportada a todo el mundo, permite reducir el impacto del implante sobre los tejidos. Como explica Seren, los de bajo peso “generan menos tensión, menor riesgo de atrofia, menos estrías y un envejecimiento más lento del tejido mamario”. Si bien su costo es superior, los beneficios a largo plazo son evidentes.

Además, la tendencia mundial va en una dirección clara: naturalidad y armonía. Las pacientes —mayoritariamente mujeres entre 18 y 34 años— buscan un resultado acorde al cuerpo, que acompañe la figura sin exageraciones ni artificialidad. El implante dejó de ser un símbolo de ostentación y pasó a ser un recurso estético para realzar la imagen sin distorsionarla.

Recuperación rápida y segura

La recuperación también ha cambiado radicalmente en los últimos años. El protocolo ERABAS, desarrollado por Juan Manuel Seren, es una muestra concreta de esa evolución. Basado en incisiones mínimas, sin vendajes ni drenajes, permite una recuperación extremadamente rápida, con más del 95% de las pacientes reintegradas a sus actividades normales en menos de 48 horas. Esta metodología es posible gracias a un abordaje integral que cuida tanto el aspecto quirúrgico como el bienestar emocional de la paciente.

Desde la primera consulta hasta la operación puede transcurrir un mes, tiempo necesario para completar los estudios y planificar el procedimiento. En el sector privado, ese plazo puede acortarse, pero sin saltear ningún paso. Seren enfatiza que “una cirugía estética bien hecha no se define solo por el resultado visible, sino por todo el proceso que la rodea: el diagnóstico, la ejecución, el seguimiento”.

Contraindicaciones y alertas

No todas las personas están en condiciones de realizarse una mamoplastía. Enfermedades autoinmunes, trastornos de coagulación, estados anímicos inestables o condiciones clínicas sin control son motivos para postergar o directamente descartar la intervención. También lo son las motivaciones externas, como la presión de la pareja, el mandato social o los modelos corporales irreales. “La decisión debe ser propia, reflexionada y tomada con expectativas reales. Si no hay convicción personal, la cirugía no tendrá sentido”, advierte el especialista.

El aumento mamario es una cirugía segura y con altísimo nivel de satisfacción cuando se hace con criterio médico y responsabilidad profesional. La información es el primer paso, y el más importante. Conocer los riesgos, evaluar los beneficios, entender el procedimiento y confiar en un equipo médico calificado son las claves para garantizar no solo un buen resultado estético, sino también salud, bienestar y tranquilidad.

En un contexto de sobreinformación, estéticas de moda y expectativas infladas, la paciente debe volver al centro de la escena. Y en ese sentido, como coinciden los profesionales más reconocidos del sector, la cirugía empieza mucho antes del quirófano: empieza cuando se prioriza la salud.

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