La imagen publicada por el NY Times (CEDOC)
¿Y si esa foto no mostraba lo que creíste ver?
El caso de Muhammad Zakariya expone cómo fotos icónicas pueden ocultar contexto y ser usadas para manipular la narrativa sobre Gaza y la guerra.
El mundo fue testigo de un caso que ilustra cómo las imágenes más poderosas pueden ocultar más de lo que revelan. Las fotografías de Muhammad Zakariya Ayyoub al-Matouq, un niño palestino demacrado, aparecieron en las portadas de los principales medios internacionales, desde el New York Times hasta la BBC, desde CNN hasta Politico.
Las imágenes estremecedoras de Muhammad Zakariya se convirtieron en el rostro de una tragedia humana y en una acusación devastadora: Israel estaba deliberadamente matando de hambre a los niños en Gaza. Incluso el inflexible primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se vio bajo presión y retrocedió, permitiendo el ingreso de ayuda internacional.
Sin embargo, ahora se sabe que la imagen ocultaba información crucial.
Según el periodista de investigación británico David Collier, Mohammed sufre de parálisis cerebral. Collier recuperó un informe de una organización benéfica local de mayo de 2025 que menciona su condición. CNN, en una de sus transmisiones, dijo que Mohammed padecía un “trastorno muscular”, pero en reportes posteriores omitió ese dato clave.
Todos los estudiantes de periodismo repasan el arte del “enfoque de la nota” en las escuelas de medios. Las posiciones ideológicas de un medio se revelan no solo por lo que publican, sino también por lo que no divulgan. Mientras que todos publicaron la imagen de Mohammed, con los huesos y costillas sobresaliendo de su frágil cuerpo; otra imagen del niño junto a su madre y su hermano mayor no apareció en ningún medio.
El periodista israelí Eitan Fischberger, escribió en el Wall Street Journal que la razón por la cual todos ignoraron la segunda imagen fue que en esa foto, tanto la madre como el hermano de Mohammed lucen saludables. Esa imagen no apoyaba la narrativa de una hambruna inminente en Gaza.
La propia madre de Mohammed reveló que su hijo padece un trastorno muscular raro y que recibe nutrición especializada y fisioterapia por su condición. COGAT, la unidad militar israelí que coordina la ayuda humanitaria a Gaza, también documentó otro caso similar con Osama al-Raqab, quien sufre de fibrosis quística. Israel lo trasladó en avión a Italia para recibir tratamiento. El New York Times emitió una aclaración el 30 de julio de 2025:
“Los niños en Gaza están desnutridos y mueren de hambre, como lo documentaron periodistas del New York Times y otros. Recientemente publicamos una historia sobre los civiles más vulnerables de Gaza, incluyendo a Mohammed Zakaria al-Mutawaq, de aproximadamente 18 meses, que sufre de desnutrición severa. Desde entonces, hemos obtenido nueva información, incluso del hospital que lo trató y de sus registros médicos, y hemos actualizado nuestra historia para agregar contexto sobre sus problemas de salud preexistentes.”
Pero hay un detalle revelador: mientras la imagen de Mohammed con el titular “hambruna” fue a la portada impresa del NYT, la aclaración apareció solamente en Twitter y en la página digital.
Esta situación nos recuerda que una imagen vale más que mil palabras, pero no siempre dice la verdad. En los anales del fotoperiodismo, hubo muchas imágenes icónicas que cambiaron nuestra forma de ver la guerra y el mundo que nos rodea.
El monje en llamas, una imagen emblemática de 1963 tomada por Michael Browne, mostró el acto de autoinmolación de un monje vietnamita como forma extrema de protesta contra el gobierno de Saigón apoyado por Estados Unidos. El monje, inmolándose en total calma, creó una imagen tan impactante como perturbadora que atrajo la atención mundial hacia la guerra de Vietnam.
Casi una década después, se denunciaron las atrocidades cometidas por las tropas estadounidenses en Vietnam. Se trataba de una imagen de un grupo de niños vietnamitas huyendo de un ataque con Napalm, y una niña de nueve años llorando desnuda. La imagen impulsó el movimiento antibélico en Estados Unidos.
Quizás una de las imágenes más icónicas en la historia del fotoperiodismo es El buitre y la niña, del fotoperiodista sudafricano Kevin Carter. La imagen mostraba la devastación absoluta de la hambruna en Sudán en 1993: una niña sudanesa famélica, intentando llegar a un centro de alimentación, observada de cerca por un buitre. La imagen le valió a Carter el premio Pulitzer, pero la experiencia tuvo un costo muy alto en su salud mental, y al año siguiente se suicidó.
En tiempos más recientes, la muerte de Alan Kurdi, un niño sirio de tres años que yacía sin vida en una playa turca, atrajo la atención mundial sobre el drama de los refugiados sirios. Según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, en la semana posterior a la publicación de la imagen, las donaciones para los refugiados sirios se dispararon. La campaña de la Cruz Roja Sueca recibió un promedio diario de donaciones 55 veces mayor (unos $214.300 dólares) comparado con la semana anterior ($3.850 dólares).
“Las imágenes trágicas despiertan con razón emociones intensas”, señala COGAT. “Pero cuando se usan mal, para alimentar el odio y la mentira, hacen más daño que bien.”
Nada de esto quiere decir que Gaza está libre de sufrimiento. En efecto, el padecimiento allí es tan grande que no puede describirse con palabras, ni siquiera con imágenes. Pero esto no justifica que los periodistas o los medios hagan un mal trabajo y presenten imágenes falsas o engañosas.
En tiempos tan polarizados, hay una necesidad aún mayor de comunicar con precisión el contexto. Como resume el problema: “el mundo ve una foto de un niño sufriendo, asume lo que el editor quiere que asuma, y luego la comparte sin hacer preguntas. El contexto desaparece.”
Sin embargo, estas imágenes poderosas también pueden ser manipuladas o presentadas para impulsar una agenda determinada. Lo que el proverbio sobre las mil palabras no dice es si esas palabras dicen la verdad o construyen una narrativa falsa.
Las cosas como son
Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.
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