Villaruel y Bullrich (CEDOC)

La pulseada de las damas de hierro: Bullrich vs. Villarruel

Secretos de una reunión tensa entre las mujeres fuertes de LLA. Regalos maliciosos, con mensaje incluido.

Viernes 14 de noviembre, despacho de la vicepresidenta en el Senado. Victoria Villarruel recibe a Patricia Bullrich. No hubo cámaras, ni foto oficial, ni brindis. Solo café, sonrisas forzadas, regalos con mensajes subliminales y un clima denso que ni el aire acondicionado del Congreso pudo disimular.

Estuvieron a solas un poco más de una hora. Hablaron de “institucionalidad” y de “colaboración”, según contaron después. Pero los detalles finos del intercambio vinieron envueltos en los souvenirs. Bullrich le dejó a Villarruel una Constitución Nacional de regalo. No hacía falta Google ni ChatGPT para entender la indirecta: fue una respuesta a las acusaciones de golpismo que la vicepresidenta recibió del entorno más duro del mileísmo.

Villarruel le respondió con una botella de vino. Malbec. Un guiño a la supuesta debilidad de la ministra por las bebidas espirituosas. Bullrich llegó temprano y con la sonrisa de quien sabe que lleva las de ganar. Como ministra de Seguridad y senadora electa por la Ciudad, fue a dejar en claro que desde diciembre será la jefa del bloque de La Libertad Avanza en la Cámara Alta.

La reunión fue otro capítulo de una historia que arrancó torcida. En 2023, cuando Milei todavía era candidato, había prometido que Seguridad y Defensa iban a quedar bajo la órbita de su compañera de fórmula. Villarruel se lo creyó. Aparecía en televisión como la referente de esas áreas. Pero después del balotaje, Milei bajó el martillo: Bullrich a Seguridad, Petri a Defensa. Villarruel se tuvo que conformar solo con el Senado.

Ahora Bullrich está de vuelta en el Congreso, pero con otra centralidad: será la cara visible del oficialismo en la Cámara Alta para confrontar con el kirchnerismo e intentar avanzar con las reformas que busca el Gobierno. Con su llegada, el bloque oficialista aumentará su tropa  para los próximos años. Pasará de tener apenas 7 senadores (con los que inició el mandato en 2023) a 21 integrantes propios —tras incorporar 13 electos.

Además, la reincorporación de Francisco Paoltroni y el traspaso de Carmen Álvarez Rivero desde el PRO—, convirtiéndose en la segunda fuerza detrás de Unión por la Patria/Fuerza Patria, que bajará de 33 a cerca de 27 bancas. Este salto triplica la representación libertaria y le permite al Gobierno estar más cerca del tercio bloqueador (24 votos) para defender vetos presidenciales y complicar proyectos opositores, aunque aún dependerá de alianzas con radicales (9), el PRO residual (5) y bloques provinciales para lograr quórum (37) o mayorías agravadas.

Hay un detalle más: Patricia Bullrich podría durar poco en el Senado. Dentro del espacio oficialista se da por hecho que en 2027 quiere competir por la jefatura del Gobierno porteño. Si eso se concreta, su lugar lo ocuparía la suplente: Pilar Ramírez, presidenta del bloque de LLA en la Legislatura porteña y principal operadora de Karina Milei en la Ciudad. 

Traducido: si Bullrich se va, el sillón queda blindado por el núcleo duro libertario, consolidando el avance de La Libertad Avanza sobre el histórico feudo amarillo y garantizando que la banca siga en manos del mileísmo más ortodoxo.

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