Arío revuelto, ganancia de pescador. Y los traspiés económicos de Cambiemos alentaron a que muchos dirigentes sacaran la caña. A esta altura, algunos construyen una oposición seria al presidente Mauricio Macri mientras otros, más aventureros, se postulan por las dudas.
En el Gobierno dejaron de pensar en el 2023 y se empezaron a preocupar por el 2019. Mientras siguen alentando la reelección de Macri, estudian un plan B. O Plan V, como anticipó NOTICIAS semanas atrás: María Eugenia Vidal sería la bala de plata, si la imagen del Presidente continúa en baja.
La reconstrucción. El Partido Justicialista pasó de estar desahuciado a ver una luz de esperanza. Juan Manuel Urtubey fue el adelantado: antes que todos, el gobernador de Salta empezó a recorrer el país con la firme intención de suceder a Macri. Su idea es construir una alternativa a la dicotomía planteada entre el macrismo y el kirchnerismo, aprovechando a los desilusionados.
Desde las sombras, Sergio Massa también construye su candidatura. Estudia economía con Roberto Lavagna y recién saldrá a la cancha después del Mundial. Se volvió a encontrar con Florencio Randazzo, pero sin fotos.
Su profesor, Roberto Lavagna, también fue propuesto. Lo hizo el ex superministro Eduardo Duhalde, pero Lavagna se despegó. Su ausencia es más notoria que la de Massa. “¿Por qué no apareces y le das una mano al Gobierno?”, le preguntaron en un diálogo que pudo reconstruir NOTICIAS. “No encuentro mejor manera de ayudar a este gobierno que no apareciendo”, sentenció.
El mandatario de Córdoba, Juan Schiaretti, también suena como un posible candidato. Es quien gobierna la provincia más importante con sello del PJ. Pero todavía puede ser reelegido en su territorio y eso lo frena: jugar a seguro puede ser más inteligente. El caso de Miguel Ángel Pichetto es distinto. Empezó siendo el ideólogo de la reconstrucción del PJ y el ex presidente Carlos Menem lo alentó a soñar con el sillón de Rivadavia. Si no es candidato, tiene muchas chances de participar en la fórmula peronista como vice.
Hasta Felipe Solá se animó. Y se salió del carril de la renovación cuando dijo que tampoco veía con malos ojos la unidad con Cristina Kirchner.
Y tan revuelto andaba el río que el conductor de tevé Marcelo Tinelli se reunió con un consultor y recorrió el norte del país. Después pidió calma: dice que no es su momento. Pero está ahí, expectante. Como todos.
El regreso. El kirchnerismo sigue siendo la primera oposición, según las encuestas. El techo bajo de Cristina hace que el Gobierno confíe en que es su contrincante ideal. Pero desde el silencio, la ex presidenta hace sonar las alarmas. Entre marzo y junio, post crisis cambiaria, creció cinco puntos, los mismos que perdió Macri, según una encuesta de Synopsis. El diputado Agustín Rossi, el ex ministro de Economía Axel Kicillof y el ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich se ilusionan con ser ungidos por Cristina, si decide no participar. Si hasta Guillermo Moreno dijo que va a hacer su jugada.
Alberto Rodríguez Saá armó su mesa chica con Gabriel Mariotto y Fernando Vaca Narvaja, el ex líder de Montoneros que es abuelo de la nieta de Cristina. Su slogan es: “Hay 2019”.
Sostener. En junio, por primera vez, Macri perforó el piso de los 30 puntos de imagen positiva: la peor desde que es Presidente. “Lo peor ya pasó”, insisten. Pero la remontada no aparece. A su favor, las encuestas le dan ganador en todos los escenarios, aún con la acumulación de errores que le viene costando votos y lo acerca a sus competidores. Por las dudas, algunos piensan en Vidal como el salvavidas para no abandonar la Casa Rosada en el 2019.
El radicalismo, siempre disconforme, tiene un candidato entre las sombras: Martín Lousteau. Aunque, atento a que el ex embajador se convierta en un opositor, en el PRO reaccionaron rápido y Horacio Rodríguez Larreta se le acercó para armar un frente que lo contenga.
El tiempo será el encargado de depurar candidatos. Pero es momento de anotarse: no sea cosa que por ocultar sus intenciones, alguno quede afuera de la pelea por el 2019.
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