Cristina Kirchner (CEDOC)
Lo difícil que es criticar la corrupción de Milei desde un balcón carcelario
El peronismo no pudo aprovechar los escándalos del Gobierno en la campaña porque su propia líder señala a los otros con una tobillera.
A Cristina Kirchner le gusta escribir largas cartas en sus redes sociales, explosivas como las del ya olvidado Unabomber. Las misivas abarcan desde ataques a su rival interno Axel Kicillof hasta garrotazos a la política económica del Gobierno y a las excentricidades de Javier Milei, así como en otras épocas el destinatario de su furia escrita era Alberto Fernández, el presidente al que ella misma había puesto y al que después se encargó de maltratar en público. Sin embargo, hay un tópico que a la presidiaria de San José 1111 le está vedado: no consigue hablar, en forma mínimamente convincente, de la corrupción del gobierno libertario.
Primero fue el caso $Libra, sobre el cual la ex presidenta se prermitió algunas ironías porque por entonces, es cierto, aún estaba en libertad. Pero más acá, ya en plena campaña, acontecieron los nuevos affairs del Coimagate de Karina Milei y del financiamiento narco a José Luis Espert, ex cabeza de lista de la boleta oficialista en la Provincia. Y todo lo que dijo CFK, o todo lo que intentó decir, cayó inevitablemente en saco roto. Por una simple razón: ella misma, por más que bailara en su balcón carcelario, acababa de ser condenada en todas las instancias -Corte Suprema incluida- por su propio escándalo de corrupción, o uno de ellos, el de Vialidad Nacional. Porque lo cierto es que hay muchos, empezando por la Causa Cuadernos que por estos días la tiene como protagonista en el juicio oral que se desarrolla una vez por semana, los jueves. O como el expediente Hotesur-Los Sauces en el que se la denuncia por lavado de dinero con sus hoteles de lujo en la Patagonia, una causa cuyo juicio quedó postergado para el año que viene.
En otras palabras, la ex presidenta carece de autoridad moral para señalar a Milei por sus propios escándalos, y eso quedó evidenciado en una campaña en la que el peronismo, pese a lo que decían las encuestas, no logró sacarle el jugo a las denuncias de corrupción como el de las coimas del 3 por ciento. Es que, parafraseando al propio Milei, ese número parece irrisorio al lado de las acusaciones que acumuló Cristina al cabo de su “década ganada” en el poder.
Milei suma preocupaciones judiciales a medida que avanza su gobierno, es cierto. Pero CFK hoy directamente usa tobillera. No hay comparación posible.
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