★★★★ Richard Benjamin siempre fue un realizador desparejo, aunque en ocasiones ha logrado grandes películas como “Adiós a la inocencia” o “Mi año favorito”. “Mi madre es una sirena”, que tiene además el debut de Christina Ricci, es la historia de la relación conflictiva entre una madre demasiado liberal (Cher) y una adolescente reprimida pero a punto de estallar en deseos (Ryder) cuando, además, cae como bomba la noticia del asesinato de Kennedy. Todo es al mismo tiempo comedia y drama, pero se trata sobre todo de una historia de iniciación femenina contada con absoluta sensibilidad, sin golpes bajos y con momentos donde las dos actrices –que se llevaron peor que pésimo durante el rodaje– hacen que la pantalla se ilumine. Eso y Bob Hoskins, que logra con su personaje meternos dentro de ese mundo a punto de un cambio radical, como su protagonista. Hermosa es poco.
por Leonardo D’Espósito
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