Teletrabajo (CEDOC)

Teletrabajo y ventas digitales: auge argentino en el mercado global

El 33 % de los argentinos prioriza el teletrabajo al buscar empleo, mientras crecen las contrataciones globales y los pagos en dólares.

Según un informe reciente, el 33 % de los argentinos considera el teletrabajo un requisito innegociable al momento de buscar empleo, priorizando la flexibilidad y el equilibrio entre la vida personal y profesional. Esta preferencia creciente se consolida en un contexto donde la contratación de profesionales locales por parte de empresas extranjeras creció un 54 % durante 2024, ubicando a la Argentina como el país latinoamericano con mayor número de freelancers vinculados a compañías globales, y posicionándola dentro del top 5 a nivel mundial.

Impulsadas por la calidad del talento argentino y un contexto normativo más favorable, muchas empresas internacionales comenzaron a buscar perfiles locales en áreas como desarrollo de software, marketing digital, consultoría y análisis de datos. Más del 94 % de esos trabajadores cobra en dólares, en parte gracias a la actualización normativa del Banco Central que, desde enero de 2025, permite el ingreso de hasta USD 36.000 anuales sin necesidad de liquidarlos en el mercado oficial. Con una tarifa promedio de USD 25 por hora, los freelancers argentinos combinan calidad profesional con precios competitivos en el mercado global.

El crecimiento del trabajo remoto habilitó nuevas trayectorias profesionales que antes parecían impensadas. Es el caso de Tino Mossu, quien comenzó en Merlo durante la pandemia, sin empleo, con recursos limitados y en plena incertidumbre. “Probé de todo: multinivel, trading, dropshipping… hasta que descubrí algo que no necesitaba capital: las ventas digitales”, recuerda. Durante una estadía en Estados Unidos conoció la figura del Closer Digital, un perfil especializado en cerrar ventas una vez que el cliente potencial ya mostró interés. “En Argentina prácticamente no existía. Vi ese vacío y supe que era una oportunidad”, explica.

A partir de ese hallazgo diseñó un modelo de negocio intuitivo y eficiente: trabajo remoto, ingresos en dólares y un enfoque orientado a resultados concretos. Su método se apoya en una premisa central: “Las personas compran con emoción y justifican con lógica”. Con esa filosofía, logró cerrar contratos importantes en sectores como criptomonedas y marketing digital para compañías internacionales, alcanzando una facturación anual superior a los USD 600.000.

En 2023 lanzó la “U del Closer”, una academia digital que ofrece formación especializada para personas sin experiencia ni capital previo. “Yo tardé años en aprender lo que hoy enseño en seis semanas”, afirma Mossu. Miles de alumnos ya completaron el curso, muchos de los cuales lograron monetizar sus habilidades trabajando de manera remota y cobrando en dólares. Como complemento, desarrolló junto a su socio el SAP (Sistema de Atracción Perfecto), una plataforma que vincula egresados con empresas que necesitan vendedores digitales. “Es como Tinder, pero para hacer plata”, resume. Esta herramienta fue clave para escalar sin intermediarios y garantizar un flujo constante de talento a nivel global.

El auge del trabajo digital se da, sin embargo, en un contexto local complejo. El mercado laboral formal continúa debilitado, con una tasa de informalidad que supera el 51 % entre jóvenes de 20 a 30 años. Esta situación agrava la brecha entre el talento disponible y el acceso a oportunidades laborales estables. Frente a ese escenario, muchos jóvenes encuentran en el trabajo remoto y las plataformas digitales una alternativa real, sostenible y global.

A nivel internacional, el panorama es mixto. Más del 60 % de los freelancers reporta una caída en la demanda en los últimos meses, pero el 74 % mantiene expectativas optimistas y el 53 % proyecta un crecimiento futuro. Esto sugiere que, pese a ciertos altibajos, las plataformas digitales continúan siendo una fuente en expansión para el empleo y el desarrollo profesional.

En Argentina, las mujeres representan el 30 % de quienes trabajan de forma remota a tiempo completo, especialmente en sectores como educación y marketing. Pero aún persisten barreras estructurales: en numerosos barrios populares, la falta de acceso a internet fijo limita las posibilidades de insertarse en el nuevo paradigma digital. La brecha tecnológica sigue siendo un obstáculo concreto, y la necesidad de políticas públicas para garantizar la inclusión digital es cada vez más urgente.

En este ecosistema en transformación, se destacan algunas claves estratégicas que marcan la diferencia: especializarse en nichos poco explorados puede ofrecer ventajas competitivas decisivas; contar con formación orientada a resultados, respaldada por testimonios reales, ayuda a destacar en un mercado saturado; combinar las ventajas del trabajo local con pagos en moneda dura permite sortear las inestabilidades macroeconómicas; y, por último, en un mundo lleno de automatismos, la empatía humana sigue siendo un diferencial irremplazable, sobre todo en el terreno de las ventas.

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