Marcelo Tinelli en su peor momento. Acorralado por la amenaza a su hija Juana, por sus deudas y por las internas familiares. (Cedoc)

Intrigas, amenazas y deudas: la novela de los Tinelli

La historia de la pelea entre el conductor y su ex socio Scaglione. El supuesto apriete contra Juanita y las ex mujeres en guerra.

Marcelo Tinelli atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida personal y profesional. El hombre que durante tres décadas dominó el rating argentino hoy enfrenta, casi en soledad, un escenario en el que ya no hay grupos empresarios blindándolo ni familias televisivas protegiendo su imagen. Al contrario, lo circundan las sombras de una denuncia policial que involucra a una de sus hijas, una fractura familiar inocultable, un conflicto con su última ex pareja por la exposición mediática del hijo que comparten y una montaña de deudas que amenazan con asfixiarlo. El símbolo de un poder que parecía eterno está cayendo víctima de la misma exposición que lo llevó a la cima.

En términos estrictamente mediáticos, Tinelli ya no es aquel intocable que podía reírse de todo y todos sin pagar consecuencias. Su protección histórica siempre fue el poder del rating y hoy ya no lo tiene. Primero liderando el imperio Telefe, luego en Azul TV bajo el paraguas de Daniel Hadad, después en El Trece con el respaldo del Grupo Clarín, y en su último proyecto televisivo, América, donde sus dueños Daniel Vila, José Luis Manzano, Claudio Belocopitt y el mismo Gustavo Scaglione fueron sus padrinos. Todos ellos necesitaban a su estrella mayor en la cumbre por lo que sus escándalos privados quedaban bajo la alfombra. Hoy, sin una pantalla fuerte, ya no hay cobertura y sus relieves quedaron a la vista.

Tal declive coincide con un deterioro económico que se volvió imposible de disimular. Las empresas que comandó acumulan cheques rechazados, juicios laborales y expedientes con la AFIP. Sus propiedades, otrora símbolo de su imponente autocracia, hoy están en proceso de embargo, venta o disputa judicial. Y en paralelo, en su círculo íntimo se multiplican las fracturas con ex esposas enemistadas, hijos distanciados y una convivencia pública que ya nadie finge.

Fuero policial. El caso más sensible y tal vez el más simbólico es el de su hija Juana. Hace una semana, la joven de 22 años recibió un llamado telefónico con una amenaza directa hacia ella y su familia. Relata Juana en su declaración: "'Atiendo y una voz masculina me pregunta '¿vos sos Juanita Tinelli?' Le respondo: 'Sí. ¿Quién habla?'. El hombre me contesta: 'Soy Gustavo Scaglione. Tu papá me conoce muy bien. Vos y toda tu familia se tienen que cuidar mucho”. Acto seguido, corto la comunicación. El tono de voz fue inequívocamente amenazante, sentí pánico inmediato, no podía respirar".

El abogado que representa a la modelo, Juan Martín Villanueva, en diálogo con NOTICIAS explicó que la denuncia fue presentada en la Justicia y que se investiga la procedencia del llamado: “Lo que se denuncia es el contenido de la llamada. No hay un imputado señalado. Se pidió un botón antipánico, ya tiene custodia policial y la fiscalía investiga el origen con los cruces de las antenas”.
La causa, caratulada contra un NN que se hace llamar “Gustavo Scaglione”, apenas comienza y, según sus propias palabras, “cuando la Justicia nos pida el teléfono para peritar, quedará a disposición. Mi intención como colegiado y la de toda la familia Tinelli es descubrir quién está en concreto detrás de esta amenaza”.

El mencionado Gustavo Scaglione, uno de los empresarios de medios más importante de Argentina en la actualidad y reciente comprador del canal Telefe, reconoce ser uno de los principales acreedores de Marcelo Tinelli pero desmintió a través de un comunicado la acusación de forma categórica: “Quiero dejar en claro que tal vinculación carece de todo sustento. A lo largo de mi trayectoria empresarial, siempre me he caracterizado por la moderación y el bajo perfil. La conducta que se me intenta atribuir resulta totalmente ajena a mis principios y a la forma en que he actuado en todos los ámbitos en los que me desempeño. No tengo nada que ver con esa amenaza. Es un intento de ensuciarme”.

Desde la trinchera de X (ex Twitter), Marcelo dejó ver el dolor que le genera sentirse acusado y expuesto, publicando mensajes en los que lamenta “fallarle a sus hijos” y señala que “alguien muy poderoso” busca destruirlo. Sin nombres explícitos, pero con insinuaciones evidentes, apuntó indirectamente contra Scaglione como “su principal enemigo público”.

Aunque Villanueva, el abogado de Juana, insiste en que no hay imputados y que todo debe aclararse a través de los datos técnicos de la llamada, la filtración de la tensión amplificó un dato más profundo que sorprendió a la opinión pública: el vínculo entre Tinelli y su hija está roto desde hace meses.

Ella renunció a participar de la segunda temporada del reality familiar producido para Prime Video, molesta por decisiones que considera manipulaciones narrativas sobre su vida privada. “Estoy ligando los cachetazos de las malas decisiones de mi papá”, acusó recibo en sus redes sociales. Y a pesar de que su cachet por la serie rondaría los 30 mil dólares, al igual que el de sus otras hermanas, se negativa hizo repensar todos los guiones ya escritos y generó malestar en las oficinas de Amazon.

Fuego amigo. El conflicto familiar no es nuevo y, aunque se trataba de un secreto a voces, nadie se animaba a develarlo. Según allegados a la familia, en el clan Tinelli conviven tres bloques: por un lado, Micaela y Candelaria (hijas de Soledad Aquino), muy cercanas al padre y con participación activa en todos sus proyectos; por otro, Juanita y Francisco (hijos de Paula Robles), críticos de su rol actual e incómodos con la sobreexposición; y finalmente Lorenzo ("Lolo"), que permanece junto a su madre, Guillermina Valdés, enfrentada al ex conductor por la custodia y por el uso de la imagen del niño de apenas 11 años.

Sin necesidad económica directa, Valdez, quien juega de forma remota y es la única que toma decisiones unilaterales sin depender de nadie, en su momento defendió públicamente a Tinelli ante acusaciones externas, pero hoy está convencida de su decisión de cancelar el acuerdo privado para explotar la imagen de su hijo en los medios.

La ex mujer de Sebastián Ortega se negó a que Lolo participara de la segunda temporada del reality y exigió condiciones estrictas para cualquier otra aparición pública. Entre ellos, el conflicto escala y, según allegados, habría discusiones legales en carpeta que, pasada esta tormenta mediática, tomarán cauce judicial.

Si bien Marcelo siempre se muestra fuerte, a este desgaste emocional se le sumaron por primera vez los golpes económicos. Y los números son categóricos, alrededor de 30 millones de dólares en deudas, según estimaciones de especialistas en base a expedientes judiciales y cheques rechazados.

Solo en LaFlia, la empresa que heredó la estructura de Ideas del Sur, habría más de 327 millones de pesos en cheques impagos (cifra de 2022, hoy agravada por intereses). Otros 364 millones corresponderían a Publicidad e Imagen RL y casi 812 millones más a cheques personales. Además, hay más de 80 juicios laborales y expedientes con la AFIP por aportes no pagados desde 2018.

Frente a ese escenario, Tinelli se vio obligado a desprenderse de activos. Su joya de Punta del Este -una mansión de 2100 metros cuadrados, valuada en 11 millones de dólares, ubicada en uno de los enclaves más exclusivos del Uruguay-, estaría embargada y su eventual venta tendría como destino cubrir parte de la deuda con el empresario Scaglione, quien habría embargado no solo la propiedad sino sus cuentas en Suiza. El nuevo propietario sería un ex financista estadounidense de muy bajo perfil, Tyler Lawton, retirado en California. El resto de sus propiedades también está en revisión o ya se vendieron, como el departamento de Esquel, el parador de playa, una casa en Bolívar y un lujoso piso en la Ciudad de Buenos Aires que compartía con Valdés, cuyas expensas rondaban los 5.000 dólares.

El deterioro económico y de protección empresarial comenzó, coinciden quienes lo conocen, cuando se involucró en el mundo del fútbol. Su paso por el club de sus amores, San Lorenzo de Almagro, marcó un antes y un después. En la contabilidad del club aún figuran préstamos, operaciones financieras confusas y deudas con entidades privadas que, según trascendidos, incluirían la participación de una financiera oriunda de Rosario que habría operado en el pase de un jugador traspasado a Europa en el año 2014. Fuentes del club dicen que un empresario cercano a Tinelli lo auxilió con la deuda contraída por el pase, lo que dejó al conductor en una situación de debilidad con su acreedor.

Etapa blaugrana. “Tinelli ganó las elecciones a presidente de San Lorenzo con más del 80 por ciento de los votos”, comenta a NOTICIAS un alto directivo del club de Boedo. “Pero una vez que ganó, comenzó a ejercer su cargo de manera dictatorial y los que no estaban a su favor éramos directamente enemigos. Multiplicó el pasivo del club, no generó un equipo competitivo y ante la imposibilidad de revertirlo porque tenía otros compromisos laborales, pidió licencia y luego renunció. Desde ese momento no puede pisar San Lorenzo”.  

Un ex productor de Ideas del Sur que trabajó más de diez años con Tinelli resume así el ocaso: “Marcelo siempre fue desleal con los suyos y ahora todo se le volvió en contra. Engañó a Aquino, engañó a Robles, traicionó a Sebastián Ortega con Guillermina Valdés y le mostró al público una familia unida que no era tal. Cuando fue presidente de San Lorenzo, asumió sabiendo que no iba a cumplir su mandato por tener un precontrato con El trece y dejó al club hundido en deudas que hoy siguen”. Un testimonio sin matices, pero revelador del resentimiento que germinó con el tiempo.

En su último intento por mantenerse vigente, Tinelli se refugió en el streaming. Fue contratado por Carnaval, un grupo que transmite en plataformas digitales, más como forma de compensación de viejas deudas que habría entablado en su etapa de San Lorenzo con la AFA, que como nuevo proyecto rentable. Su programa debutó fuerte en audiencia, pero se intoxicó rápidamente por la compra de bots que inflaron las cifras en YouTube, poniendo al canal al borde de una severa sanción. Desde la productora describen un clima de tensión: “No es el Tinelli de 30 puntos en Telefe. Se maneja de forma autoritaria, nos pasa por arriba y complica al resto de los programas”. La relación está quebrada y en el canal hablan de no continuar el contrato más allá de diciembre.

Esa sucesión de tropiezos también está ligada a sus decisiones personales. El romance con la modelo peruana Milett Figueroa, que comenzó como un relato de telenovela mediática con baile, viaje y declaraciones románticas, se transformó según sus hijos en un “papelón innecesario”. La percepción familiar es que Tinelli se expone de manera exagerada y que esa burbuja afectiva terminó alejando aún más a quienes esperaban de él un rol más paternal y menos protagónico.

Nueva realidad. El patriarcado televisivo que supo representar con humor y desparpajo se volvió contra él: ya no es gracioso un hombre de 64 años rodeado de mujeres jóvenes en situaciones que apelan a una sensualidad caricaturesca. Los tiempos cambiaron y aquella lógica que convirtió al "Bailando" en un éxito cultural se volvió anacrónica. La audiencia que antes celebraba ahora juzga.
Su círculo íntimo asegura que está “golpeado y recalculando”, pero convencido de que podrá reconstruir su figura desde el streaming y el reality familiar. Cree en la figura del renacimiento, como el hombre que cayó y se levanta, el padre que recupera a sus hijos, el deudor que honra sus cuentas y ese ícono televisivo que paulatinamente se convertirá en un empresario de medios.

Sin embargo, la pregunta es si aún tiene margen para ese relato heroico o si la ficción ya no puede tapar la realidad. Durante más de treinta años, supo seducir con un juego en el que él dictaba las reglas. Su aura determinaba quién brillaba, quién desaparecía del foco, qué historia se contaba y cuál se tapaba. Hoy, se enfrenta a un formato que jamás imaginó protagonizar, una vida sin guion donde él no controla la edición final. En definitiva, el difícil presente de Marcelo Tinelli es la suma de todas sus decisiones, aquellas que le dieron el poder absoluto y aquellas que, en silencio, comenzaron a desmoronarlo. Si hay un regreso triunfal o un final sin aplausos, ya no lo decidirá el público, que por primera vez parece dispuesto a cambiar de canal.

En esta Nota