Luego de años de no ingresar de manera oficial al mercado argentino, el iPhone finalmente salió a la venta en nuestro mercado. Sin embargo, lo que podría tratarse de una buena noticia para los consumidores, no lo es tanto, salvo que les resulte satisfactorio pagar más del doble que su valor en cualquier otro país.
El equipo que reinventó la telecomunicación –fue el primer smartphone táctil tal como lo concebimos hoy– puede hallarse en las principales cadenas de electrodomésticos y, además, es ofrecido por una compañía operadora de celulares.
Quienes nunca hayan comprado un iPhone, se quedarán boquiabiertos al ver el precio al que se ofrece: 27.999 pesos por el más barato. Quienes hayan comprado alguna vez un iPhone, o sean poseedores de uno, verán el precio, sonreirán irónicamente, y seguirán de largo: en Estados Unidos cuesta 10 mil pesos. Si le sumamos un pasaje ida y vuelta por Aerolíneas Argentinas a Miami, tenemos 7.700 pesos más. Una noche en Miami es ofrecida por los portales de reservas desde los 900 pesos. Para pasarlo en limpio, un ida y vuelta a Miami para comprar un celular, cuesta la mitad que comprarlo en Argentina. Y si queremos aprovechar el viaje, por lo que cuesta el iPhone más barato en nuestro país, podemos viajar y pasar once días en Miami. Negoción.
Si no queremos ir tan lejos, en Chile podemos conseguir el iPhone más económico por 15 mil pesos. Con un viaje al país trasandino, la compra en el exterior nos cuesta un tercio menos que adquirirlo en Argentina.
Chiste impositivo. El motivo por el cual el iPhone es tan caro en argentina se debe, como no podía ser de otra manera, al saqueo impositivo: 18% de derechos de importación, 21% de Impuesto al Valor Agregado (vaya a saber uno cuál será el valor agregado de un producto fabricado en el exterior) y un 17% que se engloba en impuestos internos tan difusos que ni la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) explica claramente en su página.
El desfasaje es tal que permite dimensionar lo caro que resulta el acceso a la tecnología en Argentina. Por ejemplo: con los 10 mil pesos que cuesta un iPhone en Estados Unidos, en Argentina se puede comprar un Sony Xperia M5. En Estados Unidos, ese celular se consigue por 4 mil pesos.
Si bien la vida no cambia por tener un iPhone –bueno, un poquito sí– lo cierto es que esta oportunidad sirve de botón de muestra para comprobar que el sistema tributario argentino promueve más la evasión que las ganas de pagar tributos.
Comentarios