★★★★1/2 El personaje de Ralph Fiennes es un tipo con un problema mental evidente. Entramos en su cabeza, que es el verdadero escenario de este film alucinatorio y alucinante, y recorremos no sólo su historia familiar (una madre asesinada, un padre abusivo, una prostituta en el rol de mujer del hogar, etcétera) sino también cómo esa mente reconstruye los recuerdos formando una telaraña que parece deslizarse al fantástico. Hay algo de surreal en la manera como Cronenberg pone en escena, de modo claustrofóbico, estas pesadillas. También es, de cierto modo, otro discurso en favor de la libertad total, biológica, del ser humano (el protagonista deja la medicación que lo controla para ingresar en ese mundo que tiene reprimido). Aun con su tono dramático, esta película debería verse en tándem con “eXistenZ”, la otra genialidad del director sobre el estatuto de la realidad y cómo elegimos a cuál pertenecemos.
por Leonardo D’Espósito
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