Wednesday 27 de November, 2024

POLíTICA | 13-03-2018 00:04

El backstage del "hit del verano" contra Mauricio Macri

El Gobierno sobreactúa despreocupación, mientras que la oposición lo ve como una oportunidad. "Me divierte", dice Durán Barba.

La pelota rueda en dirección a la Avenida Varela, en el corazón del Bajo Flores. Dos jugadores, enfrentados entre sí y a casi la misma distancia del balón, se desesperan detrás de él. La vehemencia de la corrida es tan fuerte como el choque, y el que lleva la camiseta azulgrana sale despedido un metro hacia atrás, y el de la franja azul y oro sobreactúa el dolor, tirado en el césped. El juez no imparte justicia, y el hombre que juega en el equipo del Papa Francisco es expulsado aunque no lo merece. Es la gota que rebasa la copa y desde una de las plateas, la sur, baja un canto –¿improvisado? ¿armado?– que se extiende como un virus: primero al resto de la cancha de San Lorenzo, en esa noche del 4 de febrero, luego a estadios de todo el país, y por fin, liberado de los grilletes del fútbol, se replica en recitales, en las redes sociales, en el transporte público, en los teatros, en la misma TV Pública, y hasta en la cara del Presidente el día que fue al Congreso para abrir las sesiones ordinarias. “Mauricio Macri la p... que te parió” es el fenómeno viral de lo que va del 2018, que en poco más de un mes logró preocupar al Gobierno y generarle fantasías a la oposición, “el hit del verano” que cantan hasta los votantes amarillos, y que tiene un impredecible desenlace. Y, sobre todo, es una canción que no tiene nada que ver con Alicia Blanco Villegas, aunque también se cantó en la marcha por el Día de la Mujer.

Es para vos, es para vos. El mundo deportivo suele ser un terreno esquivo para los mandatarios. Lo sabe bien el antiguo Rey de España, Juan Carlos, que sufrió un duro abucheo que dio vuelta al mundo cuando fue a presenciar una final entre el Barcelona y el Athletic Bilbao en el 2009. También el ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, que tuvo que prohibir silbar a la Marsellesa mediante un decreto, que podía suspender el partido, en el 2008. A fines del año pasado, Donald Trump se vio en aprietos cuando deportistas afroamericanos de todas las disciplinas empezaron a arrodillarse cuando sonaba el himno, en rechazo a las políticas discriminatorias del nuevo mandatario estadounidense. El cruce entre política y deporte llegó ahora a este país en donde, irónicamente, gobierna alguien que surgió desde el fútbol.

La principal incógnita detrás del jingle del momento es por qué el PRO, el partido experto en marketing, sufre en carne propia tamaño invento masivo. En especial, meses después de haber logrado una victoria en las elecciones legislativas. ¿La canción tiene un costado político o es todo jolgorio? ¿Hay un riesgo para el oficialismo? Desde esas filas le bajan el tono. “Hay que desdramatizar: me divierte mucho la canción, es muy pegadiza, y también me río como loco con los memes. Es parte de la concepción lúdica de la vida de la gente. A diferencia de la vieja política, que por todo hacían un escándalo, a nosotros nos parece bien que la gente se divierta”, asegura a NOTICIAS el cerebro del PRO, Jaime Durán Barba, que dice que el Presidente “está al tanto” del tema. Para el gurú el cántico está lejos de representar un peligro para el oficialismo, “ya que no hay una caída en la imagen de Mauricio”. “Sólo sería un riesgo si la opinión sobre el Presidente estuviera en baja, pero ahora está en un nivel más alto que la que tuvo CFK en todo su mandato”, sostiene el ecuatoriano, aunque varias estadísticas (ver encuestas) aportan una versión distinta: para Quiddity la imagen del Presidente cayó casi veinte puntos desde noviembre.

Es innegable que a más de uno lo preocupó el cántico. Daniel Angelici, presidente de Boca –el único de los clubes grandes donde no se entonó el tema–, y aliado del macrismo, lo minimizó como un “hit chistoso”, pero luego uno de sus jugadores recogió el guante. “Es increíble que puteemos al Presidente. Hay un nivel de agresividad hacia Mauricio muy grande”, dijo Carlos Tévez, emblema xeneize y, a veces, ministro sin cartera. Sin embargo, la situación escaló cuando, a fines de febrero, Guillermo Marconi, titular de uno de los dos sindicatos de árbitros, sugirió suspender los partidos donde se cante contra Macri. Fue un tiro por la culata: esa insólita postura sólo caldeó los ánimos, y encendió alarmas dentro del Gobierno, que se apresuró a bajar de un hondazo la idea. Incluso circuló la versión, luego desmentida, de que desde el oficialismo le habían pedido a las cadenas Fox y Turner que bajaran el sonido ambiente de las canchas cada vez sonara el tema.

“Intentar extrapolar algo que pasa en una cancha o un recital es un error analítico. Hay que tomarlo con humor”, dice Hernán Lombardi, titular del Sistema de Medios Públicos, que estaba presente en el recital de Patti Smith en el CCK cuando empezaron a cantar contra Macri. “No le hace bien a la democracia que se insulte al Presidente, pero estoy a favor de la libertad de expresión”, asegura el diputado PRO Waldo Wolff, ex arquero de Atlanta. Todo el oficialismo deja entrever que la canción podría estar orquestada. “Puede estar fogoneado”, dice Durán Barba, y Lombardi aporta: “Ponés a veinte tipos y después se prende el resto”. “Me dio la sensación de que estaba planificado”, asegura Wolff, que estaba en la cancha de Tigre, donde juega su hijo, cuando se empezó cantar el tema.

Los que no están dentro del Gobierno son menos positivos. “Es una genuina reacción popular, porque la gente se cansa. Al Gobierno le debería preocupar: a nadie le gusta que lo puteen”, aporta el abogado Héctor Recalde. Juliana Di Tullio, ex diputada K, coincide: “Hay un enojo social que no encontró canal en la oposición y así se vehiculiza”. Los filósofos Marcos Novaro y Darío Sztajnszrajber se suman. “Esto le podría pasar a todos los políticos, pero nunca a los peronistas. Macri no es De la Rúa, pero sin embargo la canción se popularizó. Igual el Gobierno lo está manejando bien hasta ahora”, dice el primero. El conductor de “Mentira la verdad”, aporta: “La canción está, eso es lo importante. Funciona porque tiene elementos presentes en toda manifestación masiva, y al mismo tiempo tiene algo de cierta liviandad que provoca también un bienestar. Aunque sea criticando, cuando la gente lo hace se divierte”. “Siempre se va a parodiar a los presidentes, pero Macri, al venir de un mundo no popular, tiene más potencial. El canto, que es una expresion popular muy fuerte, cobra fuerza por la cancha y por la puteada, se vuelve irresistible”, dice Ey Pacha, creador del logo “Macri Gato”.

Origen. El “hit” tuvo su génesis en San Lorenzo, un club liderado por Matías Lammens y Marcelo Tinelli, ambos con una relación agrietada con el Gobierno, y cuya barra brava está dirigida por Christian Evangelista, de pasado cercano al kirchnerismo. Luego del partido del equipo del Papa contra el de Macri –hasta en esto hay grieta–, la melodía llegó a la cancha de River. En ese encuentro, en el que estaba presente el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, los líderes de la barra brava ni estaban –tienen prohibición de concurrencia–, por lo que sonó más real. Luego ya era tarde, y el tema dejó de ser sólo una cuestión de cancha o de una protesta contra el mal desempeño de los árbitros: al día del cierre de esta edición, el “MMLPQTP” –sigla con la que el fenómeno se viralizó en las redes– ya se había cantado en 23 estadios de fútbol de todo el país, desde la primera división hasta la última categoría, en dos canchas de básquet, en el Teatro Vorterix, el Cervantes y el de Flores, en el Centro Cultural Kirchner, en el INCAA, en la Usina del Arte, en subte D, en el boliche “Groove”, en el Espacio Konex, en la calle cuando pasó el auto del Presidente yendo a la apertura de sesiones del Congreso, y hasta en un programa de la TV Pública. Además, copó las redes sociales y se interpretó como tango, blues, cuarteto, folklore, chalchalera mexicana, comparsa y hasta un reconocido pianista argentino hizo una versión clásica para denunciar que el Gobierno no le había pagado una presentación suya en el CCK el año anterior. De esto, al menos, es de lo que se tiene registro.

La canción original la compuso Sheriko para el regreso al país de Juan Perón. El tema se llama “Es tiempo de alegrarnos”, aunque apenas estrenada el país entró en una de sus etapas más oscuras. Recién cuarenta años después, los que cantan el hit de Sheriko se divierten... salvo dentro del Gobierno.

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