EL CONEJO. Con la carta y sin trampa. La obra se llama “Es el amor, es el amor lo que hace girar al mundo”, 2022. Teresa Duggan. (cedoc)

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Un hombre feliz

Edgardo Giménez en MCMC Galería de Arte Contemporáneo. José León Pagano 2649; lunes a viernes de 11 a 19 hs.

★★★★ Edgardo Giménez presenta “Había una vez…” en MCMC galería, en coincidencia con la celebración de sus 80 años y mientras trabaja en una gran muestra que habrá de inaugurar en 2023 en el Museo Nacional de Arte Decorativo. Es una pequeña antología con obras de períodos y formatos diferentes, incluyendo pinturas, esculturas y muebles. Introduce al visitante a “la alegría, la simpatía y la diversión” del colorido mundo del artista que, como le dijo a la curadora Laura Batkis, no cree “en el sufrimiento para nada”.

Figura ineludible del Pop argentino e integrante del Instituto Di Tella, el multifacético artista autodidacta refleja humor e ingenio en piezas que tienen como protagonistas a monos y gatos, flores y palomas, colores. Quizás, los porteños han visto su obra en el espacio público como el afiche “¿Por qué son tan geniales?” (1965) en Florida y Viamonte, el mural “Re mona” (2019) en la fachada del Centro Cultural Recoleta o en la imagen gráfica del Teatro San Martín y el Teatro Colón en la década del 80. Realizó escenografías y dirigió distintos proyectos arquitectónicos, como la casa azul de los Romero Brest en City Bell (1971) y la verde “Casa Neptuna”, de “Fundación Ama Amoedo Residencia Artística”, en José Ignacio, Uruguay (2021).

Lejos de cualquier solemnidad y cerca del universo de Disney, que de pequeño le abrió al artista las puertas a la creatividad, “Había una vez…” sigue contando historias, también en la obra reciente. Un gran conejo blanco se asoma desde una taza junto a un as de picas, carta que “representa el éxito, la felicidad en el amor y en el hogar”, y remite a “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll. Una nueva torre rosa alcanza los 2, 60 m de altura e irradia luces de distintos tonos intermitentemente; aún con alegres colores tiene un aire metafísico y recuerda a las construcciones de Robert Aizenberg.

 

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