Inés Garland: “¿Por qué a un hombre no le interesaría saber sobre la menopausia?”
En la última novela de la escritora, “Diario de una mudanza”, el climaterio es la puerta de entrada a un tiempo de cambios de los que empieza a hablarse cada vez más fuerte.
“De generación en generación, de mujer en mujer decían en mi casa que a partir de cierta edad ya no se trata de agradar sino de no desagradar. A partir de cierta edad es la manera de llamar a la menopausia. Jamás oí decir esa palabra cuando las hembras de mi jauría la atravesaban. No estoy tan segura de que la menopausia se atraviese. Más bien diría que es ella la que nos atraviesa a nosotras”. Este párrafo forma parte de “Diario de una mudanza”, el último libro de Inés Garland. En él, la etapa de cambios que recorren las mujeres después de los 50 años es motivo literario, en un tiempo en que el climaterio dejó de ser tabú para volverse “trending topic” en la redes. Según refleja la novela, además de las mutaciones del cuerpo y el ánimo, esta etapa femenina pelea contra una tradición social que la niega, a fuerza de prejuicios y falta de información.
Pero “Diario de una mudanza” es mucho más que la descripción de un cambio físico. Es también una crónica de las perspectivas que trae la edad. Entre ellas, una reflexión sobre el pasado observado desde la madurez y una disección muy honesta de las relaciones amorosas, cuando el erotismo posterior a los 50 altera las expectavivas.
Autora de novelas y libros de cuentos, para grandes y chicos, Inés Garland es además una traductora notable, que volcó al español a escritores determinantes en la literatura de la época, como Sharon Olds, Lydia Davis, Lorrie Moore, Mavis Gallant y Jamaica Kincaid.
Sobre sus novelas, sus lecturas y sus experiencias, dialogó con NOTICIAS.
NOTICIAS: El tema de la edad y, más específicamente, la menopausia son centrales en “Diario de una mudanza”. Se trata de tópicos sobre los que hasta hace muy poco circulaba muy escasa información.
Inés Garland: Tanto que tardé muchísimo en darme cuenta de que todos los síntomas que tenía estaban asociados a la menopausia. O con el climaterio, en realidad, aunque ya se le dice menopausia a todo. Ahora el tema explotó y se está hablando muchísimo. Hay ensayos, libros, aparece en las redes. La novela salió justo en un momento en que se empezó a hablar de menopausia. Muchas mujeres me escribieron para decirme: “Gracias por ponerle palabras”.
NOTICIAS: ¿Es autobiográfico o es ficción lo que narra el libro?
Garland: Cuando empiezo a escribir algo parto de algo autobiográfico, pero después voy con el relato. Entonces, hay muchas cosas que no tienen nada que ver con lo autobiográfico, aunque son emocionalmente muy verdaderas y dan cuenta de algo de lo que quise hablar. Es muy honesto lo que cuento. Y aunque cambie los hechos, terminan siendo más verdaderos que la verdad. Responden a una realidad emocional.
NOTICIAS: El título se refiere a una mudanza de casa, pero también a todas las mudanzas de la edad y las del cuerpo.
Garland: A la protagonista le pasan un montón de cosas: cambia de casa, se muere el padre, se va la hija y tiene historias de amor que tienen el mismo resultado que una mudanza: te dejan la casa patas para arriba. Hay viajes y hay lecturas que también son una forma de mudanza, de punto de vista, de de cómo te paras en la vida. Sobre los mismos hechos podés darte cuenta de cosas distintas, según va mudando tu manera de ver la vida. Te ponés en el lugar del otro, te empezás a preguntar más por el otro y dejás de ser tan autorreferencial. La edad es una mudanza gigantesca, pero te trae todas esas otras mudanzas aparejadas.
NOTICIAS: La edad viene también acompañada de la muerte de personas importantes para uno.
Garland: Empieza a aparecer lo que te queda de vida y esas muertes van a estar pasando cada vez más. Es muy aterrador.
NOTICIAS: Se transforma, además, para las mujeres, el modo de relacionarse con los varones. Usted cita a la escritora norteamericana Vivian Gornick que dice “amo mi corazón endurecido, pero la pérdida del amor romántico todavía lo desgarra”.
Garland: Hay una especie de ilusión o de entusiasmo que es muy distinto. Yo siento que tengo que abandonar la idea del amor romántico y es muy difícil. Por eso la cito a Gornick. No es fácil soltar esa idea. De conocer a alguien, de gustarle a alguien, de que alguien me guste también. Para las mujeres esto es durísimo. Y está en el libro. Cuando se habla del amor en la menopausia o en la edad adulta, todos llegan hasta los 50, como si se acabara el mundo después. Y hay 30 años más, por lo menos, si es que no te morís.
NOTICIAS: Esto socialmente no funciona igual para los varones.
Garland: Ellos no solo se sienten en carrera, además se sienten en carrera con mujeres mucho más jóvenes que ellos. A las mujeres, en general, no se nos ocurren los hombres más jóvenes. Lo ideal sería encontrarte con personas de tu generación.
NOTICIAS: Hay muchas situaciones eróticas en el libro frente a las cuales la narradora no se concede una mirada romántica. Por el contrario, pone en primer plano las incomodidades, los destratos, la violencia.
Garland: Escribiendo tomo conciencia de cosas que estaban ahí y yo no estaba mirando. La escritura me las hace mirar. En ese sentido es muy implacable. Por eso da tanto miedo escribir. Porque aparece lo que no quise registrar plenamente. Al escribir este libro registre mucho enojo, frustración, decepción y también cosas muy amorosas. Pero más sentimiento de injusticia o de desencuentro.
NOTICIAS: La edad también puede representar una gran liberación en cuanto a la mirada de los demás.
Garland: Es una gran liberación. Además decís: “la verdad que ahora va a tener que ser por quien soy adentro, porque por otras cosas no tiene mucho sentido que me ponga a pelearla”. Aunque nunca fui el prototipo de mujer que se aprieta y se pone incómoda para gustar. Pero no me cambio por la que fui. Es arrogante decir esto, pero es la verdad. Podría escribir otro libro, porque me pasaron otras cosas, y más en el orden de lo gozoso que del sufrimiento.
NOTICIAS: ¿Qué les sucede en general a los varones con esta historia?
Garland: Tengo un amigo que lo leyó y me dijo: “Me di cuenta de que no hablo con mi mujer”. Y se fue a terapia. Me pareció genial. Me entrevistó Gustavo Noriega y me dijo que había llorado con el personaje de Dani. No sabía por qué lo había emocionado tanto. Otros hombres me dicen que les pareció muy interesante. Pero es verdad que es un libro que parece conversar más con las mujeres. Otro amigo me dijo que eran “temas de mujeres”. Y yo me enojé. ¿Qué son “temas de mujeres” o “temas de hombres”? Si te interesan las mujeres, si tenés una al lado, o alrededor, en el trabajo o en tu casa, son el “otro”. ¿Por qué a un hombre no le interesaría saber sobre la menopausia? Es el cuerpo de las mujeres, el que deseás si sos este heterosexual.
NOTICIAS: Su trabajo como traductora es muy importante. Usted es de las que aparecen mencionadas en las tapas de los libros. ¿Le gusta tanto traducir como escribir?
Garland: En la traducción alguien ya tomó un montón de decisiones. Eso da cierto alivio. No es tu responsabilidad. Cuando estás escribiendo, en cambio, hay que aguantar la incertidumbre. Es más tranquilo traducir, pero no podría decir que me gusta más. Aunque la traducción alimenta mucho la escritura.
NOTICIAS: Además, tradujo a escritoras notables como Lydia Davis, Lorrie Moore y Sharon Olds. Hay gente que las conoce a partir de su trabajo. ¿Eso impone mucha responsabilidad?
Garland: Cuando estaba traduciendo a Sharon Olds, un día que estaba luchando con algo vino una amiga mía y me dijo: “Pensá que si vos no la tradujeras, yo no la podría conocer nunca”. Eso me alivió. Si lo hago con honestidad, con profundidad, con seriedad; está todo bien.
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