El feroz ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023 inició una nueva etapa en el conflicto de la región que puso al mundo en alerta. Y en especial a los judíos, que vieron resurgir el antisemitismo en Occidente, como un efecto de la lectura que ciertos sectores políticos y sociales hicieron de las acciones de defensa de Israel. Escraches en la calle, hostigamiento en diversas universidades del mundo y hasta la violación de una niña judía en Francia en junio de este año, fueron parte de un clima de odio que creció en intensidad a lo largo de los meses. Algunos hablan hoy de “nuevo” antisemitismo, mientras muchos creen que es el mismo de siempre, que permaneció larvado casi un siglo y que se remonta a la antigüedad, desde los orígenes del cristianismo.
Miguel Bronfman acaba de publicar “El odio a los judíos. Pasado y presente de una amenaza global” (Libros del Zorzal), un libro que recorre la larga historia de esta persecución hasta actualidad. Bronfman es abogado y lleva adelante la “causa AMIA” representando a la institución, desde 1998. “Eso me fue llevando a estudiar y a seguir de cerca no sólo lo que ocurre en Israel y Medio Oriente en general, sino puntualmente el fenómeno del terrorismo, a la agrupación Hezbollah y al régimen iraní -explica a NOTICIAS-. Recordemos que para la justicia argentina, los atentados a la Embajada de Israel en 1992 y a la sede de la AMIA en 1994 fueron planeados y ejecutados por Irán y Hezbollah. Lo que ocurrió el 7 de octubre de 2023 en Israel tuvo la misma matriz de odio asesino”.
En su libro, analiza en profundidad las acusaciones que se hacen al Estado de Israel, como genocida y responsable de un intento de “limpieza étnica” y repasa las posibles opciones para resolver el conflicto con Palestina. “Israel necesita que haya paz, pero para eso es necesario que quienes buscan su destrucción y un nuevo genocidio de los judíos dejen de ser actores relevantes en el conflicto, que el camino se despeje para retomar la que parece ser la única solución posible, la de dos estados independientes que convivan como vecinos. No hace falta que sean amigos y se quieran, como decía el escritor Amos Oz, sino que se toleren y que cada uno acepte la existencia del otro”, opina Bronfman.
NOTICIAS: ¿Por qué se confunde a todos los judíos, vivan donde vivan, con el Estado de Israel?
Miguel Bronfman: Hay varias cuestiones. Por un lado, los judíos son una pequeña minoría en la población mundial. Menos del 0.2%. Y, como es sabido, hay un sólo “estado judío”, Israel, mientras que hay casi sesenta países oficialmente islámicos. De manera que es fácil y en cierto sentido natural asociar a los judíos del mundo con Israel. Por otro lado, criticar a Israel o al gobierno de Israel es algo perfectamente válido, como puede ocurrir con cualquier otro país. Ahora, cuando esa crítica lleva a propiciar la desaparición de Israel, o el genocidio de los 8 millones de judíos que viven allí, o bien cuando con la excusa de criticar a Israel se ataca a judíos de cualquier otra parte del mundo, debe quedar claro que ahí no hay una “crítica” a Israel, sino un claro y abierto antisemitismo u odio a los judíos. ¿Cuál es el justificativo para incendiar una sinagoga en Australia, como ocurrió hace días, por lo que ocurre en Israel o en Gaza? Eso no es estar en contra de Israel: eso es odio a los judíos. Israel es simplemente la excusa actual. Cuando Europa asesinó a seis millones de judíos por el sólo hecho de ser judíos, Israel ni siquiera existía.
NOTICIAS: ¿A quién beneficia el relato que pone a Israel en el centro de todos los males?
Bronfman: Lamentablemente no hay una sola respuesta para esa pregunta. Si pensamos que a los judíos -y por extensión a Israel- a lo largo de la historia se los ha acusado y acusa de cosas sumamente variadas y muchas veces excluyentes entre sí, como por ejemplo de ser comunistas pero también de ser capitalistas, de ser ricos, pero también pobres e indigentes; de ser muy inteligentes y también un raza inferior, y un largo etcétera, vemos que hay una multiplicidad de actores que han promovido y promueven el odio antijudío, que van cambiando según las épocas y las circunstancias. Trato de mostrar en el libro cómo colocar a Israel como el único y excluyente culpable de que los árabes palestinos no tengan su propio estado, por traer un ejemplo actual, no sólo es falso, y quita toda responsabilidad histórica a la dirigencia árabe (tanto palestina como de los países árabes en general) y a las organizaciones terroristas como Hamás y Hezbollah, sino que habilita justamente a que se exacerben todas las manifestaciones del odio antijudío que es milenario y precede en dos mil años al Estado de Israel.
NOTICIAS: En Europa hoy se hostiga a los judíos pero también se discrimina a los musulmanes. ¿Cuál es la relación entre estas dos actitudes?
Bronfman: Europa siempre ha discriminado y maltratado a los judíos, y la historia europea está llena de expulsiones y masacres a los judíos (en Inglaterra, Francia, España, Italia, Rusia, entre otros), desde los guettos en la Edad Media hasta culminar con la matanza industrial del Holocausto en pleno siglo XX. La islamofobia es un fenómeno mucho más reciente, con otras causas y razones históricas. Ambos conviven en Europa, al contrario de lo que sostiene, por ejemplo, el historiador italiano Enzo Traverso, quien postulaba hace algunos años que la islamofobia había desplazado al antisemitismo en Europa. Todo lo ocurrido después del 7 de octubre muestra a las claras que ese planteo era incorrecto. El resultado es que la minoría judía nuevamente se encuentra desprotegida en países como Inglaterra o Francia, donde, por ejemplo, los hechos de antisemitismo crecieron más del 1000 por ciento desde octubre de 2023.
NOTICIAS: ¿Está generalizándose el antisemitismo en Occidente o solo está concentrado en algunos sectores políticos?
Bronfman: Lamentablemente, lo que muestran los reportes es que se está generalizando, independientemente del sector político. El odio antijudío atraviesa arcos políticos e ideologías. Así es como lo vemos presente en un supremacista blanco de ultra derecha en los Estados Unidos, en diputados de la izquierda argentina o española, en falsos progresistas supuestamente defensores de la diversidad y los derechos humanos, en universidades de elite norteamericanas o en algunos dirigentes del partido obrero. Cuando medios de prestigio internacional y masivos, como The New York Times o la BBC, sólo por dar dos ejemplos conocidos, contribuyen a la desinformación y distorsión del conflicto, por no mencionar el daño que ocasionan las redes sociales en las que la desinformación y “fake news” alcanzan a millones y millones de personas, es inevitable que una de las consecuencias de todo eso sea el crecimiento del antisemitismo.
NOTICIAS: Entre las razones de este resurgir del antisemitismo se habla del “uso” excesivo de Holocausto como justificativo de los excesos cometidos por Israel. ¿Cómo interpreta esta acusación?
Bronfman: Creo que es una acusación deshonesta. No le veo mucho sentido a lo del “uso excesivo del Holocausto”, en especial cuando, a pesar de la abrumadora evidencia histórica, todavía hay gente que intenta negarlo. Irán, el principal patrocinador del odio contra Israel, reiteradamente ha tratado de negar el asesinato de seis millones de judíos. Historiadores de renombre, como el inglés David Irving, también. Con lo cual, mantener viva la memoria e impedir que la mayor matanza del siglo XX sea banalizada, reducida o incluso olvidada, de ningún modo puede ser calificado como un uso excesivo. Aunque ahora se acordó un cese del fuego con Hezbollah en el norte, durante más de un año Israel estuvo siendo atacado simultáneamente en varios frentes, por Hamás, por Hezbollah, por los rebeldes hutíes de Yemen, por las milicias chiitas de Iraq, y, por primera vez de manera abierta y directa, por Irán, que lanzó alrededor de doscientos misiles sobre su población civil. Lo que es alarmante es ver cómo el mundo, mientras Israel se defiende y lucha por su existencia rodeado de enemigos que anhelan su desaparición, se concentre tan afanosamente en criticarlo y condenarlo.
NOTICIAS: ¿Cuál es su opinión sobre Benjamín Netanyahu?
Bronfman: Cuando el 7 de octubre de 2023 Hamás lanzó su ataque sorpresivo y cometió la peor masacre contra la población judía desde el Holocausto, Israel se encontraba sumido en una de sus más graves crisis políticas, principalmente por la reforma judicial que el Primer Ministro quería instaurar, lo cual había dividido a la sociedad israelí. La Corte Suprema de Justicia israelí ya falló en contra de esa reforma, que a mi parecer hubiera sido perjudicial para la democracia israelí. Personalmente creo que, una vez que esta guerra termine, sería deseable que una comisión independiente evalúe y determine eventualmente las responsabilidades políticas por lo ocurrido aquel sábado trágico, como ocurrió después de la guerra de Yom Kippur, en 1973, con la invasión sorpresiva y simultánea de Egipto y Siria.
NOTICIAS: ¿Cuáles son los efectos en la colectividad judía mundial de los hechos sucedidos el 7 de octubre de 2023?
Bronfman: Los judíos del mundo, fuera de Israel, nos sentimos alcanzados por ese horror indescriptible, por ese odio fuera de toda dimensión. Porque las víctimas, antes que niños, mujeres, ancianos y ancianas, hombres, bebés, y antes que israelíes incluso, fueron judíos y judías. Esto no es una interpretación, sino lo que los mismos asesinos gritaban a viva voz. Muchos de nosotros escuchamos el llamado telefónico que un asesino de Hamás hizo a sus padres para contarles, en un éxtasis descontrolado, que había matado con sus manos a diez judíos, y que iba a matar a muchos más durante el resto del día. Sus padres del otro lado de la línea, celebraron orgullosos. No dijo que había matado israelíes, ni colonos, ni invasores, ni opresores: dijo que había matado judíos, y estaba exultante por haberlo hecho. Al horror incomprensible por esa demostración de odio descontrolada siguió, para los judíos israelíes y para los judíos del mundo, una segunda comprobación, igualmente dolorosa: la de la soledad. Las muestras de solidaridad y empatía fueron escasas, y breves. Apenas si duraron 24 horas. Apenas Israel comenzó tan siquiera a prepararse para defenderse de semejante ataque en su propio territorio, empezaron las condenas, de todo el mundo. La combinación de estos factores, justamente, fue la que me llevó a escribir. La combinación entre el odio bestial dirigido a los judíos, y la indiferencia del resto del mundo. Porque ya lo vivimos, porque lo podemos volver a vivir.
NOTICIAS: ¿Cómo colabora la desinformación y simplificación que hoy reproducen las redes a crear una imagen distorsionada de los conflictos entre israelíes y palestinos?
Bronfman: El resultado de esa desinformación es la narrativa simplista (y falsa) de “estado imperialista-colonizador versus pueblo oprimido”, que deforma por completo una realidad mucho más compleja que, justamente, es la que intento exponer y explicar en el libro. Se establece una lógica de “buenos contra malos”, en un reduccionismo inaceptable. Así, para quien Israel es “el mal”, poco importa que esté siendo atacado por múltiples frentes a la vez, ni tampoco el destino de los secuestrados, civiles inocentes e indefensos, pues en esa lógica dual, no hay lugar para otro tipo de análisis, ni mucho menos de sensibilidad. Esa narrativa dual también explica para tantos silencios ominosos luego de la masacre. ¿Dónde estaban las voces del feminismo ante las violaciones y ultrajes masivos a mujeres israelíes? ¿Dónde los defensores de los derechos de los niños ante el secuestro de nenes y nenas indefensos, algunos de ellos cuyos padres y madres habían sido asesinados brutalmente delante suyo? ¿Dónde los defensores de los Derechos Humanos, dónde los defensores de los derechos de las minorías, de los derechos de la colectividad LGBTIQ+? La verdad, aún hoy, no sé dónde estaban ni dónde están, a más de un año y con cien rehenes todavía secuestrados en los túneles de Gaza, ultrajados y al borde de la muerte cada día, pero sí sé que se quedaron callados, todos callados, y la única explicación para ese silencio es que las víctimas eran, son, judíos y judías.
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