Un hecho musical único acontecerá el viernes 11 y el sábado 12 de abril en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad (ex CCK) a las 20 hs. La fusión de dos mundos, personificados por el legendario Lalo Schifrin y el galardonado Rod Schejtman, se presentará en el estreno de la sinfonía ¡Viva la libertad!
Schifrin esta vinculado a una extensa trayectoria en el jazz y en la creación de reconocidas bandas sonoras para el cine y la televisión estadounidense, mientras que Schejtman se encuentra consolidado como la promesa argentina en la música clásica mundial. La obra conjunta de los dos argentinos tendrá su debut bajo la dirección del maestro suizo Emmanuel Siffert con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Además de la sinfonía dedicada a la Argentina, en el programa se sumarán las obras icónicas de Schifrin como “Misión: imposible” y “Dirty Harry” y la pieza del maestro Schejtman “La Magia di Vivire”. La velada musical, que se llevara a cabo en Sarmiento 151 de la ciudad de Buenos Aires, cuenta con la coordinación de la Dirección Nacional de Elencos Estables de la Secretaria de Cultura de Presidencia de Nación.
Hace casi dos años, en diciembre de 2023, Rod Schejtman se consagró al obtener el primer puesto del “WorldVision Composers Contest”, el certamen de música académica considerado como el “El Mundial de La Música Clásica”. El evento artístico, desarrollado en Viena, busca consagrar cada dos años a los mejores y más talentosos compositores de música clásica de nuestra era.
En ese momento, músicos provenientes de 32 países fueron elegidos para competir, tras atravesar un riguroso proceso de preselección, por un jurado compuesto de las más prestigiosas figuras de la música clásica. En diálogo con NOTICIAS, Schejtman rememora ese desafío, la composición de Luce Nell'Oscurità y su encuentro creativo con el popular Lalo Schifrin, ganador de siete premios Oscar por sus bandas sonoras y canciones, y reconocido por un Óscar honorario en 2018 por su extensa trayectoria.
“Este certamen era muy exigente, porque no solamente buscaba compositores que pudieran escribir grandes obras, sino que a su vez buscaba orquestadores, es decir, personas que tuvieran ambas disciplinas, la carrera de composición y de orquestación son dos carreras distintas. Ellos buscaban a los Beethoven y Mozart de la época actual, gente que pudiera hacer todo y pudiera componer obras enormes para 100 músicos en escena. Y eso fue la última entrega, donde yo presenté 'Luce Nell'Oscurità', que finalmente resultó ganadora y con mucho orgullo fue presentada en Radio Nacional y fue para mí un honor inmenso representar al país como argentino en este certamen tan importante”, destacó el músico.
Noticias: ¿Antes de conocerlo personalmente, que pensaba de Lalo Schifrin?
Rod Schejtman: El Schifrin que tenía en mente difiere un poco de la opinión, de la percepción pública. Para muchos, Lalo Schifrin es Misión imposible, Hollywood y jazz. Pero para mí, Lalo Schifrin es mucho más que eso. Para mí era la oportunidad de conocer a alguien que fue parte de un legado dentro de mis investigaciones, como también una especie de arqueólogo musical, tratando de capacitarme más profundamente e investigando libros antiguos, realizando un diagrama con el linaje de todos los compositores. Increíblemente, Schifrin fue el alumno de Olivier Messiaen, el compositor más importante de la centuria, que a su vez fue discípulo de Maurice Ravel, conocido por el bolero de Ravel. Y a su vez, Lalo fue alumno de Juan Carlos Paz, una de las figuras más relevantes en la Argentina, porque él fue discípulo de Arnold Schoenberg, quien trajo el serialismo, el atonalismo y la nueva armonía al mundo. Sumado a eso podemos agregar que fue el alumno de Enrique Barenboim, el padre de Daniel. Entonces, para mí, conocerlo era mucho más que Hollywood y el jazz.
Noticias: ¿Qué descubrió en él después de los meses que estuvieron elaborando la sinfonía en su estudio?
Schejtman: Fue un momento mágico, y la mejor forma de describirlo es surreal. La verdad es que todo tuvo su magia, en el sentido de que fue muy fuerte hablar por teléfono con él la primera vez, y fue igual de impresionante verlo por primera vez y entrar a su mansión en Beverly Hills y entrar a su estudio, donde están el Oscar honorífico, casi 30 nominaciones al EMI, Grammy, fotos con los artistas más importantes del mundo, fue muy impactante, inclusive hasta de momentos intimidantes. Hasta que me acostumbré a trabajar en ese estudio y ser su socio, su par, como él me pedía. Porque una de las primeras llamadas me dice le propongo hacer una obra en coautoría, le propongo hacer una obra que sea autoría de Lalo Schifrin y Rod Schejtman.
Noticias: ¿Cómo confluyó la dinámica creativa de dos polos opuestos en lo musical por esos meses?
Schetjman: En ese momento lo trataba de usted, después nos empezamos a tratar de vos. Imagínate que seis meses trabajando juntos todos los días y logramos una hermosa amistad, además de un gran equipo. En ese momento lo trataba usted y le pregunto qué tiene pensado, si una forma sonata allegro, preludio y fuga, minue y, trío y él me dice “discúlpeme, déjeme darle un consejo, sin ánimos de sonar arrogante, olvídese de las formas clásicas. Yo soy el futuro”. Dije con 92 años y es el futuro. Qué actitud hacia la vida. Cuando fui a los Ángeles entendí un poco más sobre esa actitud tan contagiosa que tiene él sobre la vida. Porque podríamos pensar que Lalo Schifrin un genio musical y punto, pero no. Me enteré en los Ángeles que él colecciona pipas, y como coleccionador de pipas también ganó premios. Me enteré de que estudió karate con el profesor de Bruce Lee, y que no solamente comenzó a estudiar karate, sino que lleva cinturón negro. Entonces me encontré con una persona que tiene una ansia de aprender, en eso compartimos esa necesidad de conocer más y más y de llegar, tratar de llegar a lo máximo o a lo más posible, de tratar de progresar lo más posible en las disciplinas que nos gusten. Una actitud hacia la vida de Lalo Schifrin realmente admirable.
Noticias: ¿“¡Viva la libertad!”, la sinfonía dedicada a Argentina, cómo se nutrió?
Schejtman: Me pregunta “¿Rod, usted sabe lo que es falsa relación?” Sí, por supuesto, es algo que la gran mayoría de los libros invitan a evitar por ser una disonancia muy fuerte. Y Lalo me dice úselo, úselo de forma consecutiva y juntos vamos a crear una música que nunca existió. Y así fue como utilizamos ese recurso combinado a diferentes técnicas que él aprendió en París. Combinamos ambos estilos, la música de cine de él, con la tradición de música clásica mía, y logramos algo único en esta sinfonía dedicada a la Argentina. También tuve el privilegio inmenso de que Lalo me confiara todas sus partituras, sus arreglos, especialmente los mismos libros que él estudió en París, que estaban en francés, los que estudió con Olivier Messiaen, originales.
Noticias: ¿Cuáles son sus influencias e inspiraciones musicales?
Schejtman: Mi padre es músico, toca múltiples instrumentos, y se dedicó toda su vida a eso, especialmente en lo que es la música para jingles y la publicidad. En mi casa siempre había música, en el estudio de mi padre siempre había grandes músicos, y la música inundaba el ambiente. Empiezo con clases de jazz por iniciativa de mi padre, que le gustaba esa música y le parecía que era lo próximo, lo vigente. Es interesante porque haciendo un paralelismo con Lalo Schifrin, él me cuenta cuando estaba allá en los Ángeles componiendo la sinfonía dedicada a la Argentina, que en su casa era el opuesto. El padre venía de la música clásica y no quería que él se dedique al jazz y yo venía de un padre que le gustaba el jazz y yo quería dedicarme a la música clásica.
Noticias: ¿Ese vinculo con tu padre a través del jazz mejoró su carrera en la música académica?
Schejtman: Mis inicios con profesores de jazz me permitieron tener una apertura mental muy grande. Un conocimiento de la armonía, que luego para encarar obras clásicas, me dio una mirada completamente diferente. Luego, a los 15 años, pude de alguna forma tomar control sobre mi rumbo. Me gustaba demasiado la música clásica, especialmente la época de la música clásica romántica, Rachmaninov, Mendelssohn. En ese camino empiezo a tomar clases de piano de la Universidad de el Salvador y llega el momento de decidir qué carrera seguir. Mis padres, mis hermanos, prácticamente todos ingenieros, aun siendo mi padre músico, la formación era muy importante. Te hago otro paralelismo con Lalo Schifrin, porque sus padres quería que fuera abogado, y él empieza la carrera abogacía y la deja. En mi caso, yo soy ingeniero Industrial del ITBA, terminé la carrera con mucho placer y mucho gusto.
Noticias: ¿La ingeniería influyó en su trayecto musical?
Schejtman: Agradezco haber hecho esta carrera, porque si bien mi pasión es la música, amo los números, los cálculos y resolver problemas difíciles. Componer una sinfonía y obras para 100 músicos son problemas extremadamente desafiantes. Algunos lo llaman el Everest de los compositores, porque hay que dominar todas las disciplinas que contrapunto, orquestación, formas musicales, armonía. Ante tal desafío de componer algo grandioso, así como un ingeniero que diseña grandes obras en la música, no se me ocurría desafío menor que llegar a lograr lo que muchos compositores de la historia habían hecho y me habían dicho que era imposible, que ellos habían nacido con un talento que no se podía desarrollar, que eran genios que no se podía aprender. No hay libros que enseñen a componer sinfonías, hay diferentes fuentes de compositores que dejaron escritos, están sus obras para inspirarse. Pero la realidad es que, en ese momento, el conocimiento se pasaba de maestro a discípulo y las universidades no existían. Todo ese conocimiento fue pasado por un legado de personas que tuvieron el privilegio de ser el alumno de Johann Sebastian Bach, o de Haydn, Mozart, Beethoven, que compartieron diferentes maestros.
Noticias: ¿Triunfó su pasión musical, pero también es ingeniero, verdad?
Schejtman: Estaba cursando la carrera de ingeniería y en un momento una de mis profesoras ve que no tengo suficiente tiempo para las clases de piano y me dice algo que me es difícil compartirlo, me dijo “Tenés semillas de otras vidas”. Esa frase tan fuerte para mí fue es muy linda, es un halago, pero fue demoledora. En ese momento casi dejo toda la carrera de ingeniería y me convierto en pianista profesional. Lo pensé, tuve una crisis y dije no, voy a terminar la carrera y después seguiré con la música. Voy a utilizar la ingeniería para ver la música desde ángulos que otros no lo hayan hecho. La ingeniería te permite entender, entender la naturaleza de las cosas, viéndolas como un sistema y tener una visión completamente diferente.
Noticias: ¿Todo ello sirvió para la creación de la sinfonía dedicada a la Argentina?
Schejtman: Rimski-Kórsakov fue ingeniero naval y músico. Borodín había sido ingeniero químico, médico y músico, compositor de grandes sinfonías. Siendo músico ingeniero me atraen estos desafíos enormes que algunos les parece apabullante porque son cien músicos en escena, hay que dominar más de 30 instrumentos distintos con cada una de sus técnicas y hay que escribir armonía para cada una de las partes, que son cientos de hojas, en el caso de nuestra sinfonía casi diría 900 hojas de partes. Me resulta fascinante encarar proyectos de esta envergadura. Los desafíos me resultan motivantes y me entusiasman. Es algo que es una pasión enorme. Me llaman, me convocan y no veo el momento de poder encararlo, hasta el punto que yo soñé toda mi vida con componer una sinfonía, que es lo que hicimos ahora con Lalo Schifrin. Y nada mejor que componer una sinfonía junto a ese maestro legendario dedicado a la Argentina.
Comentarios