José Abadi (Marcelo Dubini)

José Abadi: “No puedo pensar la vida sin humor”

Psiquiatra, psicoanalista reconocido, escritor y dramaturgo. Curiosidad como motor de vida. Nuevo libro, felicidad posible.

Sin la curiosidad, la búsqueda, las preguntas, el análisis, la pasión artística y el humor, no sería el hombre polifacético que es. “Un explorador lleno de curiosidades”, lo definió su editor en editorial Planeta. 

José Eduardo Abadi es médico psiquiatra, psicoanalista, escritor y dramaturgo, con una importante trayectoria clínica y docente. Como analista atendió y atiende a políticos, empresarios, artistas, deportistas, gente reconocida. Condujo programas de radio y televisión y fue columnista en medios gráficos. Es autor de quince libros, el más reciente “La curiosidad al diván” (Planeta), su obra más íntima y personal, es un viaje muy interesante por distintos aspectos de su vida y de “personajes” que le tocó conocer, desde Borges a Alfonsín pasando por Cohn-Bendit y Gilles Lipovetsky.

Abadi aprehendió el psicoanálisis desde chico y es miembro de una familia de analistas. Su padre, Mauricio Abadi, y su madre, Dora Kuin de Abadi, fueron dos reconocidos psicoanalistas y sus primeros referentes. Su hermana Claudia también es psicoanalista. Lo mismo que su primera mujer Corinne Sacca —curadora de arte— ya fallecida, madre de sus hijas Bárbara, Florencia y María. 

 “Soy bastante inquieto, me atraen las relaciones humanas. Me encanta pensar la vida en términos de historias y de argumentos. Mi trabajo lo hago muchas veces pensando en términos de escenas. Tengo vocación por intentar aliviar o curar el dolor del otro. Me divierte también crear historias y ponerlas en términos teatrales. Escribí varias obras, tres de ellas las puse comerciales. Tengo una vocación genuina por el teatro y el cine desde chico. Me interesa mucho explorar áreas, ambientes y personas distintos, conocerlos y darme a conocer, aprender, la posibilidad de crear situaciones inéditas. Me importa divertirme, escribo teatro del absurdo y no puedo pensar la vida sin humor”, dice Abadi durante su charla con NOTICIAS.  

Noticias: La curiosidad como motor de vida.

José Abadi: Sí, desde chico, me llevó a involucrarme en situaciones diferentes y a descubrir muchas cosas. Cuando hay algo que me conmueve, y tengo una permeabilidad importante para que las cosas me lleguen, me interesa adentrarme en ellas, conocer a quiénes las protagonizaron, pensar acerca de eso que sucedió. Un ejemplo, en el ’68 yo entraba a la facultad de medicina y se venía el Mayo francés. A mí me cautivaba, aquí estaba Onganía y en Francia los estudiantes estaban dando vueltas por París. Me interesó siempre ese fenómeno, pero en el aniversario de los 25 años, de casualidad, a través de una periodista alemana, tuve la oportunidad de entrevistar para mi programa de cable a Daniel Cohn-Bendit, el líder del Mayo Francés, que era miembro del Partido Verde Alemán y vivía en Frankfurt. Fue una entrevista lindísima y después nos fuimos a tomar café y a charlar de todo. Fue una experiencia importante. La curiosidad, las ganas de saber algo más y de tener un vínculo personal con los protagonistas de esas historias me cautiva.  

Noticias: En usted se combinan el deseo y el querer, que no es lo mismo.

Abadi: En mi libro “De Felicidad también se vive”, que escribí hace muchos años, puntualizo mucho eso. Desear es una actitud soñadora pero pasiva. Querer tiene que ver con que aquello que deseo, aquello con que sueño, quiera convertirlo en realidad. Hay un ejercicio de esfuerzo, una labor para poder alcanzar aquello que me gusta y que deseo. 

Noticias: ¿Tuvo siempre la libertad interna de hacer lo que quería?

Abadi: Tuve conflictos como todo el mundo entre las cosas que quería hacer y las libertades que me quería tomar, las inhibiciones y muchas veces los mandatos o frenos. Creo que hice muchísimas de las cosas que quise hacer, pero no ajenas al conflicto. De todas maneras, siempre me ganaron las ganas. 

Noticias: Este es su libro más personal, en parte autobiográfico, donde también explora la vida y el pensamiento de personajes que conoció. Dijo que el sentido de este libro es compartir su vida.

Abadi: Sí, yo digo que es como mi valija abierta. Tantas cosas distintas vividas, tantos recuerdos, necesité como meterlos adentro de nuevo y una de las formas de asumirlos de nuevo era compartirlos con otros. No quería que quedaran solamente en mi memoria, sino que quería volver sobre ellos, ver qué me podían dejar hoy, pero necesité hacerlo contándoselos a otros. También es una manera de redescubrirse uno, de resignificarse uno mismo, de confeccionar algo más de lo que uno puede saber sobre quién es y cómo es. 

Noticias: ¿Qué aprendió con los años?

Abadi: Una de las cosas que aprendí es a poder aceptar también que la vida nos trae un montón de situaciones y nos hace vivir muchas cosas que, a veces, son distintas a las que hubiéramos soñado. Empezar a aceptar algo de las realidades que, a veces, son distintas a los sueños y aprender de ellas. Aprendí a valorar mucho la amistad, a sentirme deudor de muchos amigos que siento que no les he dado todo lo que me han dado. El milagro de la paternidad. Estoy muy contento también del vínculo que tuve con mis padres, más allá de las discrepancias, discusiones y diferencias que tuvimos. Hubo mucho amor y mucho permiso para ser distintos, eso me ayudó. 

Noticias: ¿Lo mejor que le legaron sus padres?

Abadi: Tuve de ellos confianza, amor y apoyo en todo lo que yo hacía. Mi madre fue muy importante, me enseñó muchísimo. Fue una psicoanalista de niños y adolescentes fundamental, muy importante. Se carteaba con Ana Freud cuando vivía en la casa de Freud de Londres. Me llevó a una charla que tuvo con ella, estuvimos los tres, Ana, mi madre y yo. Para mí fue una emoción, no lo podía creer.

Noticias: Su mamá lo llevaba al teatro también.

Abadi: Me llevaba al cine y a ver los shows musicales cuando era chico, porque a ella le gustaban. Ahí me contagió su gusto y, Edipo mediante, me ayudó mucho a divertirme con eso y a querer hacerlo. 

Noticias: Recién hablaba del milagro de la paternidad, estas tres hijas que tiene.

Abadi: Sí, son impresionantes y me gustan porque son distintas a mí y distintas entre ellas. Cada una ensaya y prueba lo propio, se animan, piensan, tengo mucha admiración por mis hijas. Bárbara es doctora en Filosofía, Florencia es psicoanalista y María es actriz. 

Noticias: ¿Hay un psicoanálisis aggiornado a estos tiempos?

Abadi: Yo trato de aggionarlo porque yo estoy también estoy aggiornado. Puede que haya analistas que pretendan preservar más el psicoanálisis original, tal vez. El mundo cambió, el entorno social cambió, los paradigmas culturales cambiaron, ciertas cosas que podían hablarse en términos de represión y prohibición hoy no tienen sentido. El mundo posmoderno tiene un lugar de aceleración vertiginosa, de aislamiento, de patología de la productividad que crea toda una serie de trastornos distintos. Hay que conocerlo, investigarlo, verlo bien. Además, ya nadie se analiza cuatro veces por semana durante veinte años. Son terapias más breves, pero sobre todo, la frecuencia es distinta, lo cual lleva, en mi caso, a una intervención más activa y a incorporar, además, cosas que aprendí de otras líneas teóricas. También aprendí del teatro a cómo poder pensar una sesión psicoanalítica. 

Noticias: ¿La depresión es la enfermedad de estos tiempos?

Abadi: Es una de las enfermedades. Hay un aislamiento tremendo, un mundo de conexión pero poca relación, con lo cual hay mucha soledad y mucha insatisfacción, que trata de compensarse a través de producir y de tener, pero que igual deja solo. Y eso genera mucha angustia, una vivencia sombría que es como un camino hacia una patología hoy casi epidémica, que es la depresión en sus distintas formas clínicas. 

Noticias: Le escuché decir que el error es sabiduría.

Abadi: Cuando uno se equivoca y aprende, la sensación que tiene es de mucha plenitud y de haber adquirido una visión mucho más amplia y profunda de las cosas. Creo mucho en la imperfección. Amo la imperfección, es lo que nos define como sujetos y es lo que nos lleva al progreso, a buscar. La idea de la pretensión narcisista de perfección, que es otro de los dramas de la patología de este tiempo, me parece nefasta. Se refugia en conductas de ambición voraz, de un poder mal utilizado, de arbitrariedad, de autoritarismo. 

Noticias: ¿Cómo es la felicidad posible de la que usted habla?

Abadi: Se basa en el ejercicio de las relaciones que podemos establecer, del interés por el otro, de la curiosidad, la creación, la imaginación. Básicamente, de poder amar y empatizar con el que tenemos al lado, jerarquizar el placer, pero en una estructura en la que admitamos y aceptemos y aprendamos también de la adversidad, de los dolores inevitables, de lo que lloramos nuestras penas, de lo que nos falta también. La felicidad posible necesita incluir un orden de verdad que tiene que ver con lo polifacética que es la vida, en la cual está incluido el sufrimiento. Y tiene una exigencia, además. Hay que estar comprometido en buscarla, en quererla, no sólo en desearla. No la vamos a encontrar de casualidad y no es un puerto de llegada. Es una manera de vivir.

Noticias: ¿Cómo le gustaría que lo recordaran?

Abadi: Me gustaría que mis hijas recuerden que las quise mucho. Que me divertía lo que hacía y que me gustaba darme los gustos y que me animaba y que cuando me ponía triste lloraba y que lloraba delante de ellas. 

 

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