★★★★ El film japonés original es un clásico del animé adulto que trabaja sobre cómo la máquina cobra conciencia y se vuelve individuo. Esta traslación al mundo “con actores” es menos pesada respecto de lo discursivo y más entretenida desde lo visual, pero respeta el problema básico del personaje central: un cyborg a mitad de camino entre la máquina y lo humano, y las consecuencias personales y morales que surgen de ello. Aunque hoy la tecnología nos ha acostumbrado a que podemos ver cualquier cosa, este film de Rupert Sanders (habrá que seguirlo: es el responsable de la muy buena “Blancanieves y el Cazador”, opera prima) aún logra conquistar el ojo y sorprender la mente. El realizador no sólo ilustra una historia conocida sino que nos muestra por qué le interesa: en ese acento personal es que la película se destaca del pelotón del tanque gigante.
por Leonardo D’Espósito
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