Friday 13 de September, 2024

MUNDO | 23-08-2024 10:53

El “chavismo mágico”

El fraude de Nicolás Maduro arrastra consigo a Lula da Silva y otros dirigentes de Latinoamérica y Europa a la dimensión del absurdo.

Los liderazgos que ingresan en la dimensión del absurdo, arrastran consigo a otros liderazgos. Es el caso de Nicolás Maduro, cuyos desopilantes intentos de mostrarse respaldado por la mayoría de los venezolanos obligan a Lula a actuar de manera absurda. Las dos propuestas del presidente brasileño para sacar a Venezuela de la crisis que causó el monumental fraude chavista, bordean el ridículo. El jefe del Estado que tiene el cuerpo diplomático más experimentado de Latinoamérica, propuso repetir la elección por “no haber quedado claro” quien ganó el 28 de julio.

Lula venció por muy poca diferencia a Bolsonaro, sin embargo, y con toda la razón del mundo, rechazó por absurda la pretensión del líder ultraderechista de poner en duda el resultado y que se anule la elección. Si fue absurdo lo que hizo Bolsonaro, habiendo perdido por escaso margen, mucho más absurdo es que Maduro se declare ganador de una elección en la que el candidato opositor obtuvo más del doble de sus votos.

Fotogaleria El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, habla durante un encuentro con la prensa extranjera en el Palacio de la Alvorada, en Brasilia, Brasil

Por un lado, Lula habla de “régimen desagradable” que tiene “rasgos autoritarios”. Ciertamente, es desagradable, pero no tiene “rasgos” autoritarios: es totalmente autoritario. Con cientos de muertos por la represión, torturas a escalas industriales y cárceles colmadas de presos políticos, además de una diáspora oceánica y el grueso de la dirigencia disidente proscripta, encarcelada o desterrada, no se trata sólo de un régimen desagradable con rasgos autoritarios, sino de una dictadura criminal.

Lula no puede creerle más a Maduro que a Michelle Bachelet y sus denuncias desde el Alto Comisionado de la ONU para los DD.HH. El jefe del Planalto sabe bien que Maduro es un déspota obtuso con un régimen facineroso. Pero ese régimen tendría algún poder sobre él, como también lo tendría sobre muchos otros dirigentes y gobernantes, incluido el Papa Francisco. Tal vez eso explique que el Vaticano haya enviado al nuevo nuncio apostólico justo cuando lo único lógico es aislar a Maduro y presionarlo hasta que respete la voluntad popular expresada en las urnas.

El fraude en la elección de julio comenzó mucho antes. Cuando proscribió a María Corina Machado y luego a quien la reemplazó,  Corina Yoris, mientras creaba en las embajadas todo tipo de trabas logrando impedir que se acrediten para votar casi cinco millones de exiliados, Maduro empezaba a cometer el fraude que, a la hora del escrutinio, se completó de una manera grotesca, porque ni con todas esas trampas pudo evitar una derrota abrumadora.

Corina Machado

Se opaca Lula tratando de ser salomónico entre Maduro y los vencedores de la elección. Lo único que logra es bordear el ridículo proponiendo alternativas descabelladas a la única solución posible de esta crisis: que Maduro reconozca su derrota y negocie impunidad a cambio de dejar el poder sin derramar una gota más de sangre.

Lo único que supera en estupidez la propuesta de repetir la elección, es la otra propuesta de Lula: un gobierno de coalición entre la dictadura y la disidencia. Lula tuvo razón al no aceptar ninguna negociación cuando Bolsonaro puso en duda su victoria. Tampoco habría sugerido repetir la elección que Biden le ganó a Trump por el sólo hecho de que el magnate conservador decía que hubo fraude y que había ganado él.

El líder del PT se opaca a sí mismo cuando dice que el resultado no es claro porque Maduro no entregó las actas para que sean verificadas por peritos expertos y observadores internacionales imparciales. Nada está más claro que el resultado, y eso es, precisamente, porque Maduro no entrega las actas. Lo que hace el dictador no es restar claridad al resultado, sino destruir el proceso electoral.

Fotogaleria Esta fotografía muestra a soldados de las Fuerzas de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF) haciendo una guardia de honor cuando el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva

Lo único que tiene sentido negociar con Maduro es su salida del poder. Lo más que se puede hacer es amnistiar sus crímenes y corrupciones. Intentar otra cosa y poner en duda el resultado exhibido en las actas que distribuyó la oposición, es dejarse arrastrar a la dimensión del absurdo.

El comienzo del derrape de Lula está en la sugerencia de su asesor en materia internacional. Celso Amorín sugirió que se repita la elección por las sospechas de fraude. En rigor, no hay “sospechas” de fraude. Hay certeza de la burda estafa electoral. Repetir la elección es dar al régimen la oportunidad de organizar y hacer eficazmente lo que hizo pésimamente el 28 de julio.

Tan absurdo, como pedirle a un equipo de fútbol que acaba de ganar siete a cero que acepte jugar de nuevo el partido porque el equipo derrotado dice que ganó y, por ende, hay que “despejar las dudas sobre el resultado”. Maduro es experto en tirar la pelota fuera de la cancha para ganar tiempo. El Vaticano también ha sido funcional a esa táctica haciendo mediaciones tan turbias como las del ex presidente español Rodríguez Zapatero.

Fotogaleria El Papa Francisco hace un gesto cuando llega para dirigir su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano

Ahora, el Papa hizo otro favor al régimen: regalarle la escena de Maduro recibiendo en Miraflores al nuevo nuncio apostólico Alberto Ortega, quién además de las credenciales como nuevo embajador del Vaticano entregó al dictador obsequios del pontífice. Un acto cordial, que es la normalidad en la diplomacia y por lo tanto disruptivo con la realidad instalada a partir del fraude. Es difícil creer que la diplomacia vaticana cometió un error, por caso el de no haber corregido una agenda previamente establecida a pesar de la tropelía electoral que modificó el escenario.

Entonces, si no fue un error de uno de los cuerpos diplomáticos más experimentados del mundo ¿qué significa haberle dado a Maduro la única foto que no lo muestra aislado desde que los expertos de la ONU lo consideraron autor del fraude más grande de la historia? No hay alianzas ideológicas con Caracas. Hay negocios, hay deudas, hay información comprometedora en manos de los aparatos de inteligencia, hay presiones desde el Kremlin y otros instrumentos de chantaje.

Por haber “bendecido” a Nicolás Maduro con el envío del nuncio, el Papa debería sentirse obligado a reclamar que sea totalmente respetada la voluntad popular expresada el 28 de julio. Si no lo hace, su silencio será ensordecedor.

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Claudio Fantini

Claudio Fantini

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