Thursday 3 de October, 2024

MUNDO | Hoy 08:54

Misión Imposible

Israel alterna la guerra de bombardeos aéreos con golpes quirúrgicos de alta sofisticación, para mostrar vulnerabilidad en sus enemigos.

La mañana de aquel domingo prometía calma, pero dos estallidos sacudieron Beirut reinstalando la pesadilla de la guerra civil. En 1983, Hezbolá debutó con grandes atentados. Dos camiones-bomba destruyeron los cuarteles de Francia y Estados Unidos que eran parte de la fuerza multinacional de pacificación. Fue un debut con más de 300 muertos, entre galos y norteamericanos.

Meses antes Hezbolá había destruido la embajada de Washington. Una camioneta estalló frente a la sede diplomática, dejando más de 60 muertos. En 1983 inauguraba su accionar con atentados devastadores la milicia chiíta creada como respuesta a la invasión israelí que encabezó Ariel Sharon en el ‘82 para golpear a la OLP y expulsar a Yasser Arafat a y sus fedayines a Túnez.

Entre quienes planificaron aquellos atentados estaba Ibrahim Aqil, el jefe de Al Radwán, principal unidad de elite de Wezbolá. Washington buscó a ese terrorista hasta que un misil israelí impactó en un edificio de Al Radwan matando una decenas de sus efectivos, entre ellos al jefe de unidades especiales, Ahmed Wahbi, y al propio Aquil. Del mismo modo había matado en julio al anterior comandante, Fuad Shukr.

Hezbollah

Setiembre del 2024 fue un mes funesto para Hezbolá. La explosión masiva y simultánea de beepers y handies fue el primero de una seguidilla de certeros ataques. Se buscaba impedir que Hezbola se reorganice después de que sus combatientes y sus mandos quedaran incomunicados entre ellos.

Golpe a golpe, Israel puso a Hezbolá contra las cuerdas. El asesinato de su líder, Hassan Nasrallah, que desafío a la Fuerza de Defensa Israelí (FDI) a invadir el Líbano para combatir como lo está haciendo en Gaza, procura convertir “el país de los cedros” en un escenario bélico como el gazatí. Pero que Hezbolá tambalee entre las cuerdas no quiere decir que su final esté cerca. Los ayatolas iraníes no están pensando en abandonar la guerra. Nunca los espectaculares golpes israelíes lograron hacerlos desistir.

En el 2020, el físico más importante del proyecto nuclear iraní se sentó al volante de su Nissan y manejó hacia su casa de fin de semana en las afueras de Teherán. Como todos los días, Mohsen Fakhrizade se había levantado a la madrugada para estudiar filosofía islámica y, después del mediodía condujo hasta la bucólica Absard. Pero no llegó porque, desde una camioneta parada en la banquina, una ametralladora disparó ráfagas calibre 7,62 y mató al científico. Hubo perplejidad en Irán al comprobarse que quien accionó el gatillo no estaba en la camioneta, sino a casi dos mil kilómetros de distancia. El arma era robótica y fue accionada vía satélite.

El Mossad habría detonado los beepers de Hezbollah

No fue ni la primera ni la última de las operaciones que parecen escenas de Misión Imposible. La inventiva sorprendente y su excelencia tecnológica colocan al Mossad entre los más eficaces aparatos de inteligencia del mundo. Probablemente, en la raíz de esas capacidades está el Dam Yehudi Nakam, que en idish significa “la sangre judía será vengada” y fue una organización clandestina creada por el ashkenazí Ava Kovner en 1945 para eliminar jerarcas nazis.

La lista de las proezas israelíes es larga, aunque no siempre lograron las consecuencias esperadas. Tras el magnicidio de Yitzhak Rabín, el Shin Bet fue cuestionado por no haber impedido que el extremista hebreo Yigal Amir se acercara al primer ministro y le disparara. Su director dirigió el ataque quirúrgico que eliminó a Yahya Ayyash, miembro de Hamas apodado “el ingeniero” porque fabricaba las bombas. El Shin Bet logró hacer llegar a Ayyash el celular que le estalló en la cara al atender una llamada. Pero aquella demostración de poder no aquietó a Hamas: se vengó con una ola de atentados que dejó más de 70 muertos en Israel.

Ahora, con la explosión simultánea de beepers y handies, el Mossad y algún cuerpo de inteligencia de las FDI, posiblemente Aman o el Modash, Israel dio otro golpe que parece extraído de uno de los capítulos escritos por Bruce Geller entre 1966 y 1973, que inspiraron las películas protagonizadas por Tom Cruise. Israel envió un mensaje a Hezbolá: en cualquier momento, en cualquier circunstancia y en cualquier lugar, podemos matarlos.

El Mossad habría detonado los beepers de Hezbollah

El mensaje va más allá de Hezbolá, porque los dispositivos que estallaron también hirieron a civiles que estaban accidentalmente cerca de sus portadores: incluso atacando con precisión quirúrgica a cada integrante de Hezbolá, los civiles pueden sufrir el golpe que les enseñe el peligro de convivir con la organización terrorista.

El mismo mensaje que enviaban la OLP y luego Hezbolá a los judíos del mundo y a los países donde se encuentran, con cada atentado en Europa, Latinoamérica y otros rincones del planeta: no habrá lugar donde los judíos puedan estar seguros mientras exista Israel, y tampoco habrá países que puedan estar tranquilos si en sus poblaciones hay judíos. Seguramente Hezbolá no se congelará, del mismo modo que Irán no se paralizó y siguió atacando con sus proxies a Israel.

La Fuerza Qud reclutó un ciudadano israelí para asesinar a Netanyahu. Sería la devolución de dos golpes espectaculares de Israel en territorio iraní. El asesinato de Fakhrizade, el quinto y principal de los cinco científicos vinculados al proyecto nuclear persa que fueron asesinados. Y en el 2024, el asesinato de Ismail Haniye, líder político de Hamas que residía en Qatar pero se encontraba en Teherán cuando una bomba en su habitación terminó con su vida.

Netanyahu

Los ayatolas aún se preguntan cómo hizo el Mossad para saber donde se alojaría Haniye y perforar sus círculos de protección para colocar la bomba que lo mató. Y Hezbolá aún se pregunta como hizo Israel para intervenir beepers y handies, y hacerlos detonar de manera remota y simultánea.

No son los únicos que se hacen preguntas. Muchos israelíes quieren saber por qué los agentes que dan golpes tan sofisticados en el exterior, no pudieron impedir que una turba salvaje ingrese desde Gaza para masacrar y secuestrar judíos en el octubre sangriento del 2023.

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Claudio Fantini

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