Miércoles 10 de junio, 5 y 10 de la tarde del último día disponible para sellar las alianzas partidarias. Suena el celular de Jaime Durán Barba en el living de su departamento de la avenida Alvear, en Recoleta. El que llama es Marcos Peña, el influyente funcionario del PRO. El dueño de casa escucha lo que le dice el otro y contesta, entre alterado y divertido, con su acento ecuatoriano salpicado de modismos porteños: “¿Eso pidió Massa? No, la respuesta es no. Que se baje. Si se baja, somos corteses. Si no se baja, ya lo absorberemos como sea. Ya suficiente lío tenemos con los radicales, imagínate con estos adentro...”.
Peña, del otro lado, toma nota de la negativa y se la traslada a Mauricio Macri, el jefe de ambos. No hay vuelta atrás: pese a los intentos de último momento, no hay posibilidad de acuerdo entre Macri y Massa. Durán Barba acaba de volver a usar su fulminante poder de veto. Suspira tras cortar la llamada: “Massa pedía unos días más para bajarse y todavía creía que podíamos ir juntos en las elecciones... Es un disparate”.
NOTICIAS escuchó la conversación por accidente, mientras le pedía una entrevista al gurú ecuatoriano de Macri. El hombre se negó con esta autocrítica: “Me tienen prohibido dar notas, Mauricio dice que cada vez que hablo incendio medio país”.
Famoso por sus exabruptos, pero también por su seguidilla de elecciones ganadas con el líder del PRO, Durán Barba hoy apuesta fuerte, acaso demasiado: es uno de los pocos dentro de su espacio –junto con su secuaz Marcos Peña y Horacio Rodríguez Larreta– que confía en que Macri puede llegar a presidente sin más aliados y con una oposición dividida. Casi todos, incluyendo a Macri, tienen serias dudas con esa estrategia. Pero el candidato le hace caso: hasta ahora, su asesor siempre se mostró infalible.
Incluso el propio Massa, a sabiendas de que Durán Barba es el gran escollo para lograr un acuerdo con el PRO, buscó disuadirlo cara a cara. O hasta tentarlo para que trabajara para él. Se encontraron una de estas noches en la casa de Francisco de Narváez, un aliado del tigrense, y la exploración se dio en estas palabras. “¿Qué harías en mi caso?”, preguntó Massa. “Tienes que bajarte”, fue al grano el ecuatoriano. “No jodas, puedes ser gobernador. Y presidente más adelante. En veinte años vas a tener menos años de los que yo tengo ahora”.
La trastienda. Durán Barba dice que le costó bastante convencer a Macri, pero que una de sus encuestas privadas terminó de inclinar la balanza hace dos semanas. Ese trabajo determinó que la mitad de los votantes de Macri veía con disgusto una alquimia que incluyera a Massa como candidato a gobernador bonaerense colgado de la lista PRO que lleva al alcalde porteño como postulante a la Casa Rosada. Los votos que se perderían serían más de los que Massa podía sumarle al proyecto. El crudo razonamiento que ante sus colaboradores hace Durán Barba es esclarecedor: “¿Qué es el PRO? Un partido no tenemos, decimos que lo tenemos, pero es mentira. Lo que sí tenemos es un posicionamiento de imagen, somos el cambio, lo nuevo, y si te desposicionas puede costarte caro siendo que tu gran capital es justamente la imagen. Una alianza con Massa, el ex jefe de Gabinete de Cristina, no era digerible para la mitad de nuestros votantes”.
El ecuatoriano está seguro de que el crecimiento de Macri en los últimos meses se dio a expensas de Massa, que el año pasado marchaba primero en las encuestas y ahora terminó rezagado en el tercer puesto, con menos de 15 puntos contra los más de 30 que tienen Daniel Scioli y el intendente porteño. Durán Barba le venía avisando de esa tendencia a Macri, pero el jefe desconfiaba. “Estamos hundidos”, resoplaba Macri cuando el que iba tercero era él. Y su gurú insistía: “Los focus group que hacemos reflejan que a los encuestados Massa 'no les cierra'. 'No me cierra', dicen muchos. No saben si es K u opositor, si es la nueva política o más de lo mismo, le desconfían, lo ven contradictorio. A la larga va a bajar”. Massa aventajaba a Macri por 29 puntos contra 13 cuando Durán Barba comentaba esto. Ahora la ecuación se invirtió.
¿Puede Macri superar a Scioli –el ganador si las elecciones fueran hoy– si prescinde de la idea de una oposición unida detrás de un solo candidato para polarizar con el ex motonauta? Durán Barba cree que sí. Y no solo eso: cree que, en caso de perder, es mejor perder solo que aliado con otros. Eso consagraría a Macri como el jefe de la oposición en el caso de que triunfe el oficialismo con Scioli. De otro modo, dice, Macri se diluiría. El gurú sintió las intensas presiones del establishment en las últimas semanas para que los candidatos anti K se unieran. “También el Grupo Clarín estaba como loco”, desliza en privado. Y a eso, claro, se suman las dudas que despierta la estrategia del ecuatoriano dentro del propio espacio. “Me odian”, resume Durán Barba el sentimiento generalizado del PRO hacia su persona. Macri es su único defensor.
El consultor estrella viene de dar y ganar otra batalla en solitario contra el grueso del macrismo. Fue él quien insistió para que Rodríguez Larreta se enfrentara en la Ciudad de Buenos Aires con Gabriela Michetti cuando la díscola compañera de ruta de Macri avisó que quería ese trofeo para sí misma, desobedeciendo la orden de su jefe. El intendente ya se había resignado y no creía en las posibilidades de su delfín, pero Larreta igual fue candidato por indicación de Durán Barba. “Con esa cara de guasón no puede ganarle ni a la Virgen María”, fue la frase desmoralizada que el gurú escuchó de boca de Macri, y le demostró que estaba equivocado.
Durán Barba además calentó esa campaña en el momento culminante, cuando dio un reportaje al diario La Nación para ridiculizar el estilo solemne del compañero de fórmula de Michetti, Federico Pinedo. “Está muy viejito Pinedo, y como viejito le ha agarrado el Alzheimer”, soltó. Y de Michetti opinó: “Es una militante más del PRO”. En privado, el ecuatoriano hoy explica: “Fue un ataque indirecto, porque a Gabriela es imposible pegarle y entonces solo quedaba Pinedo. Y como en el PRO nadie quería pegarles a ellos tuve que salir yo, llamé al diario y pedí que me hicieran ese reportaje. Para lograr la repercusión deseada hay que apelar al sentido del humor, de otro modo no sirve”.
La repercusión de la polémica frase está fuera de duda, pero queda por discutir qué entiende Durán Barba por sentido del humor. Esta es su conclusión: “Lo hice para que dejaran de hacer la campaña que venían haciendo, para que se embarraran. Michetti y Pinedo hasta entonces venían muy bien”. ¿Macri lo había autorizado a su gurú? “No, todavía me lo está reprochando...” Desde ese momento, Durán Barba tiene prohibido dar entrevistas.
El consultor le dice a su cliente que Scioli no es un candidato fácil de vencer. “No se lo puede atacar, es como David contra Goliat, es el débil que siempre tiene la compasión de la gente, como Michetti. Utiliza lo de su brazo con mucha inteligencia. Los focus group sobre él son desconcertantes, le perdonan todo: las inundaciones, la inseguridad, que tenga una hija extramatrimonial que apareció a los 16 años... Cuando preguntamos sobre eso, los encuestados responden: 'Pobrecito, no le dejaron disfrutar de la infancia de su hija'. ¡Increíble!” Y cuando Macri, abrumado, pregunta cuál es la estrategia para enfrentar a semejante rival, por ahora solo obtiene esta respuesta de su gurú: “Hay que realzar las virtudes propias que Scioli no tiene, una buena gestión. Hablar de lo bien que está la Ciudad, y que la gente compare”. ¿Y remarcar su pertenencia K y su seguidismo con la Presidenta? Durán Barba duda: “Eso sería entrar en un terreno pantanoso, a Cristina no la podemos atacar nunca. En los focus group nos dicen: 'Ya se está yendo, algo hizo, déjenla'. Y encima es viuda...”.
La debilidad del ecuatoriano por una candidata como la Presidenta es un dato antiguo. En las presidenciales del 2011 que ella ganó con el 54 por ciento ya la había asesorado en el máximo de los secretos, y con la supuesta venia de Macri, quien ya había ganado su elección en la Ciudad. Y también Carlos Menem estuvo entre sus clientes reservados en el 2003, contra Néstor Kirchner.
El personaje. Durán Barba, el hombre que asesoró a dirigentes tan notorios de la derecha continental como Vicente Fox, Felipe Calderón o Jamil Mahuad además de trabajar con Macri, fue anarquista en su juventud en Ecuador y luego cercano a Montoneros, cuando estudiaba Filosofía en la Universidad de Cuyo, en Mendoza. Jura que nunca empuñó las armas y que solo se limitó a una incursión al vecino Chile junto a la “juventud maravillosa” para repudiar el llamado “Tancazo” de junio de 1973, el fallido golpe contra el socialista Salvador Allende que terminó derrocado tres meses después a manos de Pinochet. En esos años, entre el fuego de la Triple A, los guerrilleros y los militares, dice que ayudó a que varios militantes montoneros de Mendoza se exiliaran en Ecuador, donde su padre era un político y ex ministro que mantenía sus buenos contactos. También perdió a su primera mujer en un operativo del Proceso del que nunca quiso dar detalles.
Después de Mendoza siguió Bariloche, donde estudió Sociología con el consultor Manuel Mora y Araujo. Además siguió las carreras de Derecho e Historia, pero cuando alguien le pide los títulos de su brillante CV contesta con un argumento insólito: “No los saqué, no los tengo, yo era anarquista y eso de los títulos me parecía algo muy burgués”. Al falso ingeniero Blumberg le faltó la picardía necesaria para encontrar un argumento como ese.
Durán Barba se define como “un bibliómano psicópata” y puede pasarse días enteros leyendo cuando se toma vacaciones en su estancia de Puembo, en Ecuador, donde además monta a su yegua Martinica, contempla sus dos vacas y apaga todos sus celulares. Tiene un hijo que trabaja con él. Y jamás se casó porque no cree “en los papeles”, como tampoco en los diplomas universitarios.
A Macri lo cultivó con la lectura obligatoria de Vargas Llosa, Saramago y Kundera, entre otros autores, y lo fue humanizando con distintos trucos. En la primera elección que compartieron, la legislativa del 2005, lo convenció de realizar el humorístico “salto al bache”. Luego le fue recortando el bigote policíaco hasta sacárselo del todo, lo mandó al fonoaudiólogo a mejorar su dicción “paqueta”, lo rodeó de globos multicolores, lo empujó a bailar y cantar en los actos y logró que su bella esposa Juliana y su pequeña hija Antonia se transformaran en personajes públicos y queribles. Ese es el Macri marketinero de hoy, aunque la transformación no fue fácil. El Macri que Durán Barba conoció hace una década retrocedía unos pasos, temeroso, cuando un votante anónimo lo encaraba en la calle. “Una secuela del secuestro que sufriste”, concluyó el gurú después de analizar ese tic tan antipático.
A Durán Barba le gusta hablar del caso de otro Mauricio ecuatoriano al que ayudó a ganar el año pasado. Es Mauricio Rodas, quien obtuvo la alcaldía de Quito con más del 60 por ciento luego de empezar con 9 puntos en las encuestas. Su competidor, el anterior alcalde, era un candidato intachable, así que el gurú hizo lo único que le quedaba: provocarlo. Rodas, de treinta y pico, empezó a tratar de “viejo amargado y aburrido” al cincuentón Augusto Barrera y hasta le ofreció un chocolate en medio del debate televisado: “Cómete este chocolate, así no te amargas”. Barrera perdió la compostura, al igual que su jefe político, el presidente Rafael Correa, y el joven Rodas pasó a ser blanco de ataques furiosos por parte del gobierno. Eso lo hizo crecer y crecer, en lo que Durán Barba llama “la estrategia de David”.
Entre el chocolate y el brutal chascarrillo del Alzheimer de Pinedo no hay demasiadas diferencias. “Soy un provocador”, suele definirse Durán Barba, y qué otra cosa es si no calificar al PRO como “el único partido de izquierda del país”. El ecuatoriano se ríe cuando le mencionan esa frase suya: “Eso lo dije para que se volvieran locos”.
Las manchas. Es cierto que en el arte de provocar a veces se le va la mano al gurú. En noviembre del 2013 le dijo a NOTICIAS que “Hitler era un tipo espectacular”. Y cuando esta revista le mencionó el Holocausto, fue por más: “Bueno, poné a Stalin. Es mentira que era un dictador rodeado, era totalmente popular. Y escribía poesía, era un tipo de una finura impresionante”. Para quienes puedan pensar que fue un exabrupto no meditado, allí está el libro más polémico de Durán Barba, “El arte de ganar”, donde en un párrafo incluye entre “los grandes caudillos del siglo pasado” a Hitler y al impresentable dictador haitiano “Papa Doc” Duvalier, acusado de practicar el vudú con la cabeza de un opositor a su régimen. En el mismo libro, Durán Barba escribe sobre los límites de las campañas sucias: “En ocasiones, el ataque de un político fue tan brutal que su adversario se aniquiló psicológicamente, e incluso llegó al suicidio”.
Daniel Filmus, el rival K al que Macri derrotó en las elecciones porteñas del 2011, lo denunció ante la Justicia por una supuesta campaña sucia en su contra, en una causa en la que el ecuatoriano fue procesado. Se trató de un sondeo electrónico adjudicado a Durán Barba en el que se les preguntaba a los encuestados si sabían “que el padre de Filmus es arquitecto y trabajaba en el proyecto de viviendas por el que Sergio Schoklender se encuentra investigado”. Luego la misma voz proseguía: “Ahora que usted sabe esto, ¿lo votaría?”. La información sobre el padre de Filmus es falsa y solo buscaba manchar al candidato. Durán Barba se desliga de ese escándalo: asegura que la empresa que realizó esos llamados no es suya, sino de unos ex alumnos que tuvo en la George Washington University en los Estados Unidos.
¿Cuánto le paga Macri a su asesor estrella? En el PRO arrojan este número extraoficial: 20.000 dólares por mes y 300.000 de plus por elección ganada. Durán Barba sorprende cuando alguien le pregunta si es cierto: “No cobro nada. Hace tres años, a los 65, me retiré de lo comercial y ahora simplemente hago lo que me da la gana, ayudo porque quiero. Vengo de una familia de dinero, no necesito nada”, dice.
Le paguen o no, ahora acaba de tomar la decisión más arriesgada de su carrera.
* Editor de Política de NOTICIAS.
Autor de “Sexo, política y plata sucia” (Planeta).
Seguí a Franco en Twitter: @FrancoLindner
por Franco Lindner
Comentarios