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SHOWBIZ | 04-10-2015 00:03

Con un festival de cine y recitales, los artistas de Corea del Sur llegan al país

La película "El sastre del rey" se exhibió durante el festival. Jo Sung Mo cantó en el Gran Rex. Las estrellas y los números del K-Pop.

Canciones en coreano con algunos estribillos en inglés, algunos sonidos occidentales como hip hop, rap y rythm & blues mezclados en pistas electrónicas, producciones ampulosas, un despliegue visual cautivante y coreografías hipercoordinadas. Ese combo convierte al K-Pop en un género pegadizo, que arrastra fans a lo largo del planeta y es el eslabón más reciente del desembarco de las industrias culturales coreanas en el país.

El auge de la cultura contemporánea coreana –conocida como “Hallyu”– alcanzó a diferentes países del mundo. La exportación de productos culturales de Corea del Sur comenzó a principios de los 2000. “Qué es el amor” fue la primera novela de TV que explotó fronteras afuera: China fue la primera gran pantalla que conquistó y luego se emitió en países distantes, como Irán, México y Perú. “Con esa novela empezó a hablarse de la primera oleada, con los productos de la televisión y el cine. Hacia 2005 llegó la segunda, con foco en el K-Pop”, cuenta a NOTICIAS Paula Fernández, coordinadora de la oficina argentina de la Asociación Mundial para Estudios Hallyu (WAHS). “A fines de los '70 Corea entró en un proceso de reindustrialización, concepto que también incluyó a la cultura. Desde esa época se da un trabajo conjunto entre Estado, empresas y artistas para inyectar el mercado de la cultura con nuevos productos”, explica Fernández. Las redes sociales, con YouTube como pantalla predilecta, fueron el nexo necesario para que las novelas, los dibujos animados, los films, las estrellas del pop, películas y videojuegos cruzaran miles de kilómetros y pegaran en mercados tan disímiles.

Fans. Con una colectividad local que ronda los 30.000 representantes, Argentina es uno de los terrenos en los que el Hallyu prendió con fuerza. Pero no sólo conmueve a los descendientes asiáticos. A fines de 2010 nació K-Pop Argentina, una red nacional que agrupa a los 140 clubes de fans de esa música. La página de Facebook de K-Pop Argentina tiene casi 160.000 seguidores, mientras que ellos estiman que en todo el país el género tiene entre 20 y 25 mil fanáticos. Cuando se creó esta organización sólo era posible escuchar K-Pop por YouTube: imitando lo que habían hecho otros fans del mundo para llamar la atención de sus artistas favoritos, empezaron a organizar reuniones masivas y flashmobs (frente al Obelisco y el Planetario, por ejemplo) para que cantantes y bandas coreanas vinieran al país.

Super Junior –una famosa boy band de 11 integrantes– fue la pionera que en 2013 abrió el camino argentino nada menos que en el Luna Park, en donde terminaron el show con la camiseta de la Selección de fútbol puesta. Al año siguiente llegaron algunos solistas y SHINee, otro grupo juvenil que también tocó en ese estadio. La última visita resonante se dio este mes: Ailee fue recibida por sus fans en el aeropuerto de Ezeiza y cantó en el Korean Music Fest, en el Gran Rex. Allí estuvieron también Jo Sung Mo –un cantante melódico popular, autor de cortinas de novelas de TV– y Kim Kyung Ho, cantante que oscila entre el heavy metal y el rock sinfónico. Tres cantantes de perfiles diferentes que actuaron en el mismo escenario porteño. “En el primer recital de Super Junior pensamos “¡wow, mirá cuántos somos!”. Fue muy emocionante porque lo esperábamos desde hacía tiempo”, cuenta Jimena González, de 23 años y fundadora del movimiento K-Pop Argentina. A los seis meses de empezar a escuchar esa música por YouTube, González empezó a estudiar la lengua para poder entender las letras de las canciones. “El Hallyu te genera ganas de conocer más: querés probar la comida, aprender el idioma, conocer su estilo de vida. Es una cultura muy rica, muy distinta de la propia”, cuenta González, que se confiesa seguidora del K-Drama y asegura que los adolescentes no son los únicos consumidores, ya que en los eventos que organizan hay chicos de 12 años, madres que acompañan y familias enteras que participan.

El “Gangnam Style” del cantante Psy pasó del nicho a los carnavales cariocas de las fiestas, con su tremenda viralización: sólo en el canal oficial del artista acumula dos mil quinientos millones de visualizaciones. El año pasado, el K-Pop fue uno de los ritmos que se bailaron en el “Bailando…” de “ShowMatch”, y dos grupos locales abrieron la pista en vivo.

Pantalla grande. La industria audiovisual también puso su pie en el mercado local con las cinco series (K-Dramas) que se pueden ver en Netflix Argentina: “Está bien, eso es amor”, “Eres hermosa”, “El príncipe del café”, “Destinado a amarte” y “Jardín secreto” van por la misma senda de los culebrones latinos, entre amores, traiciones familiares y parejas de diferentes clases sociales. El cine también tiene pantalla propia en esta tierra. “Oda a mi padre” (2014), del director JK Youn, fue la segunda película más vista de la historia en Corea, con más de 14 millones de espectadores. “Milagro en la celda 7” (2013) fue otro de los films recientes que superó los 10 millones de tickets cortados en salas. “Oldboy” es uno de los títulos clásicos de la historia, protagonizada por Choi Min-sik, y dirigida por Park Chan-wook. Esas cintas, junto a otras ocho producciones, se pudieron ver hace unas semanas en la segunda edición del festival Han Cine en Buenos Aires.

“En Argentina, el cine es más conocido por el cine de autor, el 'cinearte'. Pero también quisimos mostrar el que está apuntado al entretenimiento, megaproducciones que llevan millones de espectadores al cine”, explica Yi Chongyul, director del Centro Cultural Coreano que depende de la Embajada en Buenos Aires. Este año el festival convocó a 2000 personas, casi el doble que su versión anterior.

En ese espacio cultural, además, organizan desde 2010 el Concurso K-Pop Latinoamérica, en cuya última edición recibieron 300 videos de cantantes y bailarines, y los mejores 15 del continente compitieron en la final que se hizo Ciudad Cultural Konex. También programan ciclos de cine, ballet, música tradicional y conciertos clásicos. “Hace unos 15 años, el cine coreano empezó a estar en festivales internacionales, ganó premios, los directores se hicieron reconocidos. Notaron que tenían un producto que podía exportarse. El mercado interno es muy fuerte, invirtieron en producciones millonarias. Hoy en Corea las películas nacionales recaudan más que las de Hollywood. Por su propia historia, el cine coreano antes no salía, no se mostraba, pero eso cambió”, cuenta Chang Sung Kim, quien integró el elenco de “Graduados” y el pasado fin de semana fue parte de la organización del Día de Corea que se celebró en Parque Chacabuco por los 50 años de la llegada de los primeros inmigrantes al país. “La fiesta fue una muestra de integración. Ya hay dos generaciones de coreanos-argentinos que vamos a vivir y morir acá. Hoy la cultura coreana no está limitada al Bajo Flores, la compartimos para que llegue a todos”, cuenta Chang.

Cinco años atrás, la noche de los MTV European Music Awards tuvo una gran sorpresa: el grupo coreano Big Bang fue elegido como mejor banda internacional. El último disco del quinteto Wonder Girls estuvo en el segundo puesto de los álbumes internacionales de Billboard. Los hiphoperos Bangtan Boys salieron de gira por Nueva York, Los Ángeles, Dallas y Chicago.

El Hallyu se expande por las pantallas y parlantes de todos los continentes: en Asia, Japón y China revalidan la popularidad de sus estrellas. En Europa, Bielorrusia, Turquía y Francia resultan los mercados más receptivos a los K-Dramas y el K-Pop. En América latina, la cultura contemporánea coreana tiene ya territorio ganado en Colombia, México, Perú y Argentina. Los seguidores ya tienen a su próximo artista elegido para darle play a la ventana de YouTube.

Negocio millonario

Tres discográficas –conocidas como el Big3– concentran la mayor facturación de la industria musical de Corea del Sur. El sello JYP Entertainment está detrás del éxito de los artistas más populares de la actualidad, como la cantante de R&B Lim Jeong-hee, los 2AM y 2PM y Wonder Girls. S.M. produce a Super Junior, H.O.T., KangTa y EXO, entre otros. El selloYG Entertainment se especializa en hip hop y R&B y tiene fichados a Big Bang, PSY y Se7en. Según la Agencia de Comercio coreana, en 2013 la industria musical aportó U$S 2.000 millones a la economía nacional. En cuanto a la industria del cine, los coreanos respaldan las producciones locales con sus entradas: en 2014 se vendieron 215 millones de entradas a los cines coreanos, con alrededor del 50% de películas locales y un promedio de 4 visitas anuales al cine por persona.

por Daniela Rossi

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