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CULTURA | 21-04-2016 21:25

Conflictivo inicio de la Feria del Libro

En la ceremonia de inauguración, un grupo de manifestantes intentó interrumpir el discurso del titular de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel.

Mientras Alberto Manguel iniciaba su discurso inaugural de la edición 42 de la Feria del Libro de Buenos Aires, un grupo de manifestantes intentó interrumpirlo con aplausos y carteles que decían: "La Biblioteca Nacional no es un negocio".

El escritor, que asumirá el mando en dicho organismo el próximo 1 de julio, fue el principal invitado y el más atractivo, de una extensa y tediosa ceremonia en la que ya habían dirigido su mensaje al público el director de la Fundación El Libro, Martín  Gremmelspacher; los representantes de Santiago de Compostela -ciudad invitada de honor en la Feria de este año-, el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli y el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.

Muchos funcionarios del área ocupaban las primeras filas (Hernán Lombardi, Jorge Sigal, el recientemente designado director de Cultura de la Biblioteca, Ezequiel Martínez, entre otros) pero pocas figuras de la cultura se hicieron presentes.

Hasta el momento en que Alberto Manguel tomó la palabra (casi dos horas más tardel del horario de convocatoria del acto) los manifestantes permanecieron en silencio. Pero pocos minutos después de iniciado el discurso, comenzaron los aplausos y la exhibición de los carteles en la parte posterior de la sala. El público no sabía dónde mirar, porque además ya no se escuchaba la voz de Manguel. Este, sin embargo, hizo caso omiso y siguió adelante. Sólo pareció darse por aludido al remarcar la siguiente frase a propósito de Pedro de Mendoza: "poseer libros y ser lectores no basta cuando se trata de aprender cómo actuar con el respeto y la estima del otro".

A continuación se refirió al Quijote y la importancia de ser, como él, lectores honestos. "Contra la autoridad arbitraria de los nobles y los ricos, contra el egoísmo y la infidelidad de la gente de pueblo, contra la arrogante equivocación de los letrados y universitarios, Don Quijote insiste en que el principal deber de un lector es actuar en el mundo con honestidad moral e intelectual, sin dejarse convencer por eslóganes tentadores y exabruptos emotivos, ni creer sin examinar noticias aparentemente veraces".

Con aplauso cerrado y sin más disturbios, Manguel concluyó su discurso y desató (junto al resto de los disertantes) la cinta que inauguraba oficialmente la Feria "más importante del mundo", según sus palabras.

por Adriana Lorusso

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