En el mundo del espectáculo se suele decir que nadie resiste a un archivo y ellas parecen no ser la excepción. Son varias las famosas que con orgullo muestran y ostentan su belleza en las redes sociales, a la vez que coleccionan halagos y suspiros. Sin embargo, cuando aparece algún registro fotográfico de su pasado, que por cierto en algunas no es muy lejano, casi no se las puede reconocer. ¿Qué se hicieron? ¿Cómo llegaron a ser bellas?
Mirarlas produce el desconcierto de aquellos que buscan entender la increíble transformación que estas mujeres de la farándula han tenido a lo largo del tiempo. Ahora están tuneadas, operadas o súper producidas para enfrentar las luces del estrellato. Antes, aparecían con un look mucho más relajado, sin curvas pronunciadas y con rostros naturales.
Bisturí fan. “Estoy feliz, ahora parezco una Barbie”, admite Charlotte Caniggia luego de exhibir por todos lados y casi como un trofeo sus múltiples operaciones estéticas. “Me puse 130 de lolas para sentirme más sexy y madura”, confiesa, sin pudor, la hija de Mariana Nannis y Claudio Paul, mientras luce su figura esculpida como una muñeca de plástico. La joven, que se sometió a varias intervenciones quirúrgicas para que el espejo le devuelva la imagen que ella siempre anheló, con apenas 24 años se entregó al poder del bisturí y reapareció en la escena mediática local con un aumento de busto, una pequeña reducción en su cintura, estilización en sus rodillas y algunos retoques en su nariz, labios y pómulos. Los cambios fueron tan notorios, que ella misma lejos de negarlos, los aceptó y hasta se declaró fan de las cirugías. “Si puedo, me las hago”, repite cada vez que le preguntan. Su primer cambio de look, lo hizo para entrar al programa de Marcelo Tinelli, en el 2012. Según deslizó en diferentes entrevistas, fue su paso por el país y la fama que ganó en el certamen de baile, la que la alentó a buscar un cambio de imagen más radial. De todos modos, la rubia siempre reconoció que también detrás de la belleza, existe un esfuerzo: “Para ser bella hay que sufrir. Tenés que ir al gimnasio, no podés comer, tenés que depilarte y te duelen los zapatos de taco, todo un sufrimiento”. Aunque admitió: “No me gusta ir al gimnasio, ¡prefiero operarme!”.
Gym fan. Lejos de ese pensamiento, pero casi en la misma frecuencia está Luciana Salazar (35). La novia del economista Martín Redrado se convirtió, después de someterse a variados tratamientos quirúrgicos y estéticos, así como a una intensa rutina de ejercicio físico, en una verdadera sex symbol. “600 abdominales por día, más entrenamiento aeróbico y un poco de genética”, reveló en una oportunidad sobre su secreto de belleza. Es que, pese a su notable metamorfosis, a Luli nunca le gustó hablar de sus cirugías. De hecho, las negó. Sin embargo, desde sus comienzos como modelo y actriz en el 2000 –con pequeñas y esporádicas apariciones en TV– hasta el 2003 cuando irrumpió en la escena artística con otra fisonomía y nuevos atributos delanteros, la corrección corporal no sólo no se podía ocultar, sino que tampoco paró. En los años siguientes, según trascendidos, entro y salió de varios quirófanos, invirtiendo miles de dólares. Pero el tratamiento que más polémica generó fue su dentadura de apariencia artificial.
Igual de camaleónicas resultaron las actrices Jimena Barón (30) e Iliana Calabró (51), quienes también con ejercicio aeróbico y algún que otro retoque de bisturí mutaron drásticamente. Ambas siempre admitieron que las intervenciones fueron ínfimas: siliconas en los pechos, rinoplastia en la nariz y pequeños toquecitos faciales. Igualmente, según ellas, el cambio de imagen se debe exclusivamente a las horas de gimnasio y a los nuevos hábitos alimenticios o trucos estéticos caseros que adquirieron. “Comprá alguna crema que te ayude a quemar. Ponétela en la panza y envolvete con papel film. Como si fueras un palito de la selva”, les decía Jimena a sus seguidores. En tanto, la vedette Calabró, quien reconoció que en su adolescencia sufrió bullying por su aspecto, reconoció que para mantenerse hace “mil abdominales por día” y llegó a internarse “entre cinco y seis horas en el gimnasio”. A esto hay que agregarle bastante maquillaje y actitud para poder salir a la palestra mediática como si tuviera veinte.
Tatoo fan. El cambio de look de Candelaria Tinelli (26) fue otro de los que, en su momento, generó gran revuelo. A los tattoo que iban creciendo año tras años en todo su cuerpo hasta cubrirlo casi completamente, le siguieron algunas visitas frecuentes al cirujano. Y, debido a las presiones que comenzaron a engrosarse en las redes sociales, la hija del conductor de “Showmatch” reconoció dos intervenciones. “Me operé la nariz claramente. ¿Lo negué alguna vez? Nunca hablé del tema”, sentenció, mientras la misma aclaración la hizo respecto de sus lolas. Según se comenta, la inspiración que Lelé –como la llaman sus amigos– sentía por la modelo internacional Rebecca Fox la condujo a hacerse varias modificaciones para emular a su ídola cada vez más, aunque hasta ahora ella no las reconoció.
El deseo de las celebrities de transformarse en una persona más bella y sexy, y así triunfar en el mundo del espectáculo, no tiene límites. Cualquier cosa vale para ser otra.
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