Tras el día de furia por el que atravesó la Argentina con un dólar que trepó a $34,48, Lilita Carrió reapareció en las redes sociales, luego del bajo perfil que mantuviera desde la primer quincena de agosto, poco después de asegurar que la moneda estadounidense no superaría los 23 pesos. Es el último de su hilo de twits el que termina de dar la pauta de las intenciones que la guían: "No se olviden que al final del túnel hay luz", dice Carrió, en sintonía con aquellas primeras metáforas que usara Cambiemos al comienzo de la gestión, en 2016.
Esta vez, Lilita está más mística que nunca. Desde su punto de vista, una especie de justicia divina caerá sobre los argentinos, a guadañazos.
"La argentina corporativa vieja y caduca que nos robó por casi 100 años, se está cayendo y como dice el Señor: nadie pone el vino nuevo en vasijas viejas". No contenta con esto, recurre al Viejo Testamento en una serie de citas que, abreviadas en Twitter, en Facebook alcanzan su máxima extensión.
"Isaías, 30: 1.¡Ay de los hijos rebeldes -oráculo del Señor- que hacen planes sin contar conmigo, que concluyen pactos contrarios a mi espíritu, añadiendo así un pecado tras otro! ".
Para Carrió, la situación actual no se explicaría por decisiones humanas y erróneas, ni siquiera por cimbronazos en los mercados internacionales. No, la Argentina está expiando culpas antiguas, con dolor, con castigo. Con sangre, sudor y lágrimas, aunque sin Winston Churchill a la cabeza.
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