Mauricio Macri, le envió un saludo al Papa por sus cinco años. Además, miembros del Gobierno y de la oposición –desde Vidal a Zaffaroni– enviaron una carta al Vaticano por el aniversario. Daría la sensación de que todo marcha sobre ruedas entre el eje Santa Sede-Casa Rosada. La realidad está lejos de ser así.
Desde que el oficialismo anunció el impulso al debate sobre el aborto, a fines de febrero, el clima en la Iglesia se fue caldeando. La posición mutó bastante desde la primera posición de la Comisión Episcopal, que decía que “no se podía eliminar una vida para proteger otra”. En ese momento, la mayoría de la Iglesia creía que la medida era puro marketing y, aunque no le gustaba ni siquiera la discusión, se tranquilizaba pensando que el proyecto no sería aprobado. Sin embargo, eso ya no es tan claro.
A medida que aumentaban los apoyos a la interrupción legal del embarazo, las broncas comenzaron a crecer dentro del episcopado. Así, salieron a sentar posición Víctor Fernández, obispo rector de la UCA y máximo aliado del Papa –“la salida más mezquina de un legislador es proponer leyes que permitan eliminar a los niños en gestación como si nada pasara”, dijo–, el obispo vaticano Marcelo Sánchez Sorondo, el ex vocero bergogliano Guillermo Marcó, el obispo castrense Santiago Olivera, y el de La Plata, Héctor Aguer, entre los más destacados. Además, se quejaron en público el obispo de Tucumán, el de Mar del Plata, el de 9 de Julio (Buenos Aires), el de San Miguel, el de Añatuya (Santiago del Estero), el de Rafaela (Santa Fe), la comisión de Laicos de la CEA, la Pastoral Social y todos los obispos del Litoral hicieron un comunicado.
No pasó desapercibido. Marcos Peña puso la lupa sobre el sueldo de los obispos, que asciende a $ 130 millones. Cayó pésimo en la Iglesia: tanto ellos como Peña saben que ese dinero es apenas el 7% del presupuesto anual del clero local. ¿Ojo por ojo?
Galería de imágenes
Comentarios