Sonidos de la nación celta
Santiago Molina presentó su nuevo álbum “Desde un nuevo lugar” en el Café Berlín de Villa Devoto.
★★★★ Cuando hablamos de música celta, más allá de las particularidades de cada región, sabemos que nos referimos a una de las expresiones de pueblos que abarcan lugares tan diferentes como Escocia, Gales, Irlanda, Bretaña, Galicia, Asturias, el oeste de los Estados Unidos y en otros sitios de la Europa occidental. Pero además, por herencia genética, por curiosidad y admiración cultural o por el mero deseo de abrirse hacia otros lenguajes, hay derivaciones de esta música en muchísimos otros lugares del mundo. Y en Argentina, donde además ha habido abundantes inmigraciones de esos pueblos, siempre ha sido muy considerada y con muy meritorias representaciones a lo largo del tiempo.
En tal sentido, el bonaerense Santiago Molina –oriundo de Claypole y con sangre gallega- es una muy elogiable representación. Pero como pasa por estos tiempos, su interés por esas escalas, esos sonidos y esos timbres tan antiguos y característicos –tanto que hasta puede reconocerlos un no especialista- conviven en buena armonía con músicas nacidas en nuestro país con otras herencias sonoras, como es eso que alguna vez la industria cultural llamó “el folklore argentino”.
Molina toca gaita gallega y una serie de flautas; whistles de distintas afinaciones, entre ellas. Acaba de publicar un disco –“Desde un nuevo lugar”- que incluye temas tradicionales de Galicia y Gran Bretaña, composiciones propias construidas con ese lenguaje y adaptaciones “a lo celta” de piezas bien criollas como la “Zamba del laurel” del Cuchi Leguizamón, “Caminito en llamas” de Uña Ramos/ León Gieco o “Luna tucumana” –en nuestro criterio, el mejor logrado de todos esos arreglos- de Atahualpa Yupanqui.
Se rodea centralmente de otros tres músicos para conformar el cuarteto de base: la guitarra criolla de Nicolás Sokolic, el bajo de Samuel Izcaray y el cajón peruano de Santiago Liñares. Pero a lo largo de un concierto dominguero con mucho público, con un repertorio que recorrió casi todo el disco y sumó algunas otras piezas, pasaron un montón de invitados que agregaron timbres y corrimientos hacia otros géneros: el bajista Marcelo Torres para una excelente versión a dúo de “Xestoso”, el trompetista Ramiro Especht, el tocador de bouzouki irlandés –una especie de mandolina- Nicolás Pérez, el bombisto Diego Cuellar, el tocador de gaita escocesa Freddy Santana McKinlay y la cantante Ceci Méndez.
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