Suspicacias de manifestantes por un posible arreglo entre Vicentin y el Gobierno
Vecinos de Reconquista y Avellaneda protestan por la falta de apoyo de la empresa ante sus acciones de repudio. Sospechas de negociaciones ocultas.
En plena cuarentena, miles de personas salieron a la calle en Reconquista y Avellaneda, en el norte de la provincia de Santa Fe, ante la llegada de la primera comitiva oficial que buscaba intervenir Vicentin. Hubo cantos de protestas, banderas argentinas y poco distanciamiento social. Pero lo que comenzó a preocupar, horas después, fue la falta de apoyo de la compañía hacia los manifestantes. El silencio llamó la atención.
Desde el primer comunicado que emitió la compañía agroexportadora santafesina, mostraron una buena predisposición con el Gobierno, a pesar de dejar claro que habían recibido el anuncio de Alberto Fernández con “sorpresa y preocupación”. Un párrafo antes, indicaban que tenían una buena mirada hacia YPF Agro, la empresa que absorbería a Vicentin ante la posible expropiación.
El segundo comunicado, luego de la explosión de la gente en las calles de Reconquista y Avellaneda, todavía alarmó más a los manifestantes. Primero, porque no había ninguna señal de agradecimiento para aquellos que salieron a bancar a la compañía, segundo porque hablaba de que accedían a ponerse en contacto con los interventores para ver el alcance de la propuesta.
“Nosotros arriesgamos la salud, saliendo a protestar y ellos dan señales contradictorias”, relataba un vecino que estuvo frente a las oficinas de la empresa primero y en el Grand Hotel, donde se resguardó la comitiva, luego. Y completaba: “No vaya a ser cosa que ellos hayan arreglado y nosotros estemos en medio de un circo”.
En las suspicacias generadas por los manifestantes, ambas partes del conflicto se saldrían con la suya: el Gobierno podría quedarse con una de las empresas más grandes del país, mientras que los accionistas de la empresa se salvarían de hacerle frente a la suntuosa deuda. En esa hipótesis planteada, sería una estrategia “win-win”.
El anuncio de la reunión entre el CEO de Vicentin, Sergio Nardelli y Alberto Fernández no hizo más que avivar las llamas de un fuego que crece en el norte. Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, será testigo de la charla que mantengan los protagonistas de la novela. Mientras tanto, los vecinos aguardan en una carpa “del aguante”, frente a la planta de Avellaneda, pero los ánimos de lucha están lejos de ser los del principio.
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