Repensar el pasado argentino

En su ineludible novela “Guerra y paz” de 1865, el gran escritor ruso León Tolstói (1828-1910), reflexionaba lo siguiente: “Mientras se siga escribiendo la historia de algunos personajes, sea la de César o Alejandro, la de Lutero o Voltaire, y no la historia de todos sin excepción, la de todos los hombres que han participado en el hecho, es imposible no atribuir a determinados personajes las fuerzas que obligan a otras personas a dirigir sus actividades hacia una sola meta. Y el único concepto que conocen los historiadores es el poder”.

La frase viene a la memoria tras ver “Pequeñas historias para entender la Argentina”, la serie disponible completa en Flow, en la que el reconocido periodista, profesor de historia y analista político Carlos Pagni, se detiene a mirar por qué ciertos acontecimientos de nuestro país nos marcaron a fuego y también nos definen en tanto sociedad.

Desde la muerte de Gardel, a la fiebre amarilla, la venganza política o el rol del juego, son los temas fascinantes y terribles de cuatro episodios de veinticinco minutos, en los que el conductor, junto a historiadores, ofrecen una profunda mirada de los pequeños sucesos que conmovieron a nuestro país, y conectan a la historia y a la comunicación.

Así, se abordan diferentes hechos históricos que forman parte de la génesis nacional. El primero, titulado “La venganza al poder”, comienza con la caída de Juan Manuel de Rosas, sigue por los derrocamientos de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, y se muestra de qué manera, a lo largo de la política nacional, el concepto de opositor y antagonista, se transforma en el de fervoroso enemigo. En el segundo, “La peste”, a partir de la devastadora fiebre amarilla en 187, relata la mayor mortalidad, qué hicieron los dirigentes y cómo fue su cuarentena. El tercero, “La muerte del ídolo”, se plantea sin eufemismos el papel que jugó el velatorio multitudinario de Carlos Gardel, en 1935, la movilización alrededor de la despedida del mítico cantante, y la forma en que los políticos hacen uso de los ídolos populares. Por último, en el cuarto capítulo, “El juego de la política”, situado en Mar del Plata, plantea la íntima relación entre el poder político y el negocio del juego, con un punto de inflexión hacia 1936, cuando el gobierno conservador de la provincia estatizó las salas de apuestas.

La muy recomendable propuesta es una idea de Carlos de Elia, quien también se encarga de la dirección general. En tanto, los guiones son de Mario Markic, y cuenta con el asesoramiento de Camila Perochena, más un sólido archivo de imágenes.