En la Londres de nuestros días, Sam (Sheridan Smith, excelente), madre soltera de clase trabajadora, en los oscuros amaneceres de la ciudad lucha por compaginar el horario escolar de sus dos hijas, con el trabajo diario como limpiadora en una firma financiera. Con ojos saltones y aspecto vulnerable, no captura la atención de los arrogantes hombres de traje que eventualmente se cruza en los pasillos. Pero tiene algo en común con casi todos ellos que es la secreta adicción al juego.
En su caso, no necesita ir a una casa de apuestas o a un casino, tampoco se trata de dinero. Incluso ni siquiera de ganar. Es bloquear el estrés, la ansiedad y la depresión. Nada menos. Su obsesión por la ruleta en línea la sumerge en un sitio web llamado “Ladies Night Casino”. Practica este juego adictivo en el trabajo, en el auto y en el hogar. Vemos con horror cómo presiona repetidamente la opción “Girar de nuevo” en su teléfono inteligente, para perder una y otra vez.
Encima, la mayor de sus hijas tiene la oportunidad de ingresar a “una de las mejores escuelas de danza del país”, con todo el gasto que supondrá. Además, el padre de ambas busca la custodia con el argumento de que ella probablemente intentará vender hasta su cabello para sumergirse en el ciberespacio.
Azarosamente, escucha a un corredor de bolsa, que se queda hasta tarde en la oficina y discute por teléfono sobre una transacción ilegal por la que lo condenarían a siete años de prisión si lo descubrieran. Sam, en ese momento, se da cuenta no sólo que el hombre está siendo chantajeado por el uso de información privilegiada, sino que ella puede utilizar y traficar la lucrativa data del mercado de valores, a la que tiene acceso cotidiano. Sólo debe aprender, Google mediante, cómo hacerlo para su propio beneficio, y dejar atrás una vida miserable. Se une a Jess (la brillante Jade Anouka), su amiga más sensata y enseguida festejan que una inversión de 50 libras esterlinas se multiplique en 500.
Por supuesto, el suyo parece un crimen pequeño, sin víctimas, al estilo de una Robin Hood moderna. Mientras tanto, en avisos radiales, la altiva Theresa May, ex primera ministra británica, predica que “el trabajo es la mejor ruta para salir de la pobreza”, al tiempo que se acumulan los mensajes de texto del cobrador de deudas. De esta forma, para sobrevivir, recuperar la autoestima y encarrilar su vida, la protagonista está dispuesta a todo. Sin duda, los espectadores simpatizarán con su impulso de seguir jugando en mercados monetarios que siempre han estado manipulados contra la gente sencilla como ella.
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