***** Gloria y loor al señor Peter Sellers, una mina de oro de lo cómico. Quizás esta sea su mejor película por mucho, y también una de las mejores de Blake Edwards, con quien sostuvo una relación de amor-odio que generó comedias sensacionales. Aquí la habilidad para el uso del espacio y los desplazamientos coreográficos propios del director se cruzan con Sellers, interpretando a un torpe actor indio invitado por error a una fiesta de magnates de Hollywood. No hay “historia” en sí, sino una serie de situaciones que culminan en desastres, y cuya acumulación genera un paisaje caótico que es también pura felicidad. Como toda comicidad, también es crítica: hacia la impostura, la fama, la solemnidad y los modales tontos. Funciona cada vez que se ve.
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