Verónica Lozano (47) está preocupada y molesta con los medios. Desde que se involucró a Jorge “Corcho” Rodríguez en la megainvestigación de Odebrecht, la figura de Telefe no deja de tener disgustos. El teléfono no para de sonar en todo el día, los periodistas la quieren entrevistar y en las redes sociales la insultan. Por si fuera poco, el viernes 25, la Justicia inhibió los bienes de su marido. Sin embargo, la conductora de “Cortá por Lozano” está convencida de que hay un ensañamiento mediático contra el padre de su hija y tiene una confianza ciega en él. Desde que lo conoció, en el 2007, Lozano apostó a formar una familia y se transformó: de ser una chica independiente y autosuficiente pasó a ser una compañera devota, incapaz de cuestionarlo.
“Yo creo lo que él me cuenta. Le pregunto todo y creo en su palabra. No me divierte nada lo que se dice. Me parece feo, triste y me da pena”, confesó Lozano a NOTICIAS. Sabe que tiene encima todas las miradas pero no se echa para atrás: intenta mantener su rutina sin demasiadas modificaciones y defiende al “Corcho” por sobre todas las cosas. “No estoy angustiada, sí preocupada y molesta con el tratamiento mediático”, agrega.
Su caso parece casi de manual y sus palabras remiten, de forma instantánea, a las primeras declaraciones de Iliana Calabró cuando, en el 2013, salió a defender en público a quien era su esposo, Fabián Rossi, frente a las acusaciones que lo involucraban en la causa de la ruta del dinero K. La vedette afirmó en ese momento que creía en su pareja y señaló a los medios, por buscar en ellos el “color” que necesitaba la investigación. Además, pidió que “aflojen con la guardia periodística”. Un año después, Iliana dio a conocer su separación y admitió que ni ella ni su familia sabían acerca de los negociados de Rossi.
La defensa de Lozano es similar y aparece en medio de una investigación judicial que ubica al “Corcho” como un intermediario en una red de sobornos entre la constructora brasileña Odebrecht y funcionarios del Ministerio de Planificación Federal durante el kirchnerismo. En este contexto, el juez federal Sebastián Casanello, quien cree que Rodríguez puede realizar alguna maniobra para desempoderarse, ordenó la inhibición general de sus bienes y libró exhortos a Panamá, Antigua y Barbuda y Uruguay en busca de información sobre sociedades y movimientos bancarios.
Pero para Lozano, nada de esto tiene sentido: “El juez tomó como cierto dichos de periodistas, quienes no pueden acreditar ni dar certeza con documentación de lo que denuncian. Raro”, asegura por mensajes la conductora. Por ahora, prefiere no hablar cara a cara con la prensa.
Incondicional
Lozano estudió psicología y atendió en consultorios y en hospitales durante su juventud. Sin embargo, su carisma y belleza la hicieron meter de lleno en el mundo mediático. Como modelo, actriz y conductora, ya en los ‘90 era una figura reconocida.
Sin embargo, su vida se transformó cuando comenzó su relación con el “Corcho”. El ex de Susana Giménez la encandiló: “En mis relaciones anteriores yo era la que llevaba la batuta. Jorge me colocó en un lugar más receptivo, donde él era el ‘macho’. Me asustó al principio, pero después lo dejé. Más tarde, tuve que buscar un equilibrio, me sentía un poco asfixiada. Él es muy generoso, no sólo materialmente, también con mi laburo”, confesaba ella en una entrevista en el 2015.
El cambio en los roles dentro de la pareja también estuvo acompañado por un nuevo deseo: fue el “Corcho” quien despertó en ella las ganas de ser madre. “Honestamente nunca tuve tan fuerte el deseo de ser madre hasta que conocí a Jorge. Él vino a manifestármelo”, contó ella.
Un año antes de esas declaraciones había nacido su hija Antonia y había abandonado su departamento de 100 metros cuadrados para mudarse a una mansión en San Isidro. Cuando el “Corcho” la compró, a la conductora le costó adaptarse a las dimensiones de semejante casona. Sin embargo, con el tiempo la adoptó como propia y en abril de este año decidió abrir las puertas y mostrarla en un programa del Canal de la Ciudad. No se imaginó que la exhibición del lujo y de las obras de arte la pondría en aprietos sólo unos meses después.
La transformación gradual de mujer autosuficiente a pareja fiel se notó, incluso, en su entorno más íntimo. “Es una especie de geisha con él. El ‘Corcho’ le dice que sirva jugo y ella va con una sonrisa y sirve”, cuenta alguien que frecuentó a la pareja por un tiempo. Sin embargo, Lozano reniega de ese lugar de “mujer devota”. “Somos compañeros. No tengo devoción. Somos familia”, afirma.
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