El primer paso hacia el muro que Donald Trump quiere construir en la frontera con México se dio ayer en San Diego (California) con las excavadoras preparando el terreno para que se levanten distintos prototipos sobre los que la administración estadounidense tomará una decisión.
El Departamento de Seguridad Interior fue el encargado de anunciar el arranque de los trabajos. Las seis empresas seleccionadas levantarán en total ocho prototipos: cuatro de hormigón y los otros cuatro de otros materiales. Estos últimos serán barreras más ligeras para complementar al muro de hormigón, de forma que se pueda ver también a través de ellas.
"Estamos comprometidos con asegurar nuestra frontera y esto incluye construir muros fronterizos", dijo Ronald Vitiello, subdirector en funciones de la Patrulla Fronteriza, en un comunicado. "Avanzar con los prototipos nos permite continuar incorporando todas las herramientas necesarias para asegurar la frontera".
Los prototipos se construirán en el área de San Diego, una de las zonas en las que se detiene a más inmigrantes sin papeles, y se hará con los únicos 20 millones de dólares que la administración Trump ha conseguido asignar al muro en los ocho meses que lleva en ejercicio.
Trump enarboló durante la campaña que había que cerrar los más de 3.100 kilómetros de frontera común entre Estados Unidos y México. Pero en julio dijo que ya no creía necesario cerrar toda la frontera por las barreras naturales existentes, y habló de entre 1.100 y 1.500 kilómetros a tapiar (ya hay unos 1.000 kilómetros de barrera construidos durante administraciones anteriores).
San Diego y el Río Grande son dos de las zonas prioritarias para la construcción de la controvertida barrera. En la zona de San Diego, la administración se ha acogido a permisos especiales para poder obviar determinadas leyes medioambientales y acelerar la construcción.
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