Pasar de la comodidad de Puerto Madero a una celda de la penitenciaría de Ezeiza es un cambio abrupto. El ex vicepresidente Amado Boudou lo está experimentando desde el 3 de noviembre, cuando lo despertaron para anunciarle que estaba detenido.
De su vida en el cómodo departamento no quedan ni vestigios. Ahora pasa sus días en una “celda húmeda” (porque tiene inodoro adentro) del módulo 1 de Ezeiza. Pero para sentirse más familiarizado, el ex vicepresidente le dio un toque personal. De la pared, sobre el escritorio rebosante de papeles, cuelgan imágenes de una revista de moda. No serán cuadros de autor, pero al menos sirven para tapar el lúgubre gris de las paredes.
En el escritorio tiene una foto de su novia, Mónica García de la Fuente, quien está a punto de ser madre de mellizos. Los primeros hijos que tendrá Boudou. Del otro lado, también apoyado sobre el escritorio, hay un cuadro multicolor que le agrega vida a la celda. En el fondo, un perchero mínimo del cual cuelgan, prolijamente acomodadas, remeras deportivas: en su mayoría blancas y de marca Adidas.
La celda tiene una ventana que es la única conexión al exterior y uno de los dos elementos con los que los presos cuentan para apaciguar el calor. El otro es un ventilador de pequeñas dimensiones. “Un turbito”, como lo llaman los efectivos de seguridad que custodian a Boudou y a los otros ex funcionarios kirchneristas detenidos.
A las siete de la mañana los levantan para el primer “recuento”. Boudou, como sus siete compañeros de pabellón, pueden optar por quedarse acostados o salir al salón de usos múltiples donde tienen el único televisor. Sobre las 22 otra vez deben quedar encerrados en su celda.
Allí pasará el año nuevo Boudou, lejos de la opulencia de su departamento de Puerto Madero.
Galería de imágenes
Comentarios