Friday 18 de October, 2024

MUNDO | Hoy 17:57

Elecciones en Uruguay: un 72% de no espera grandes cambios

El país vecino se prepara para las presidenciales con un electorado que prioriza la continuidad y evita sorpresas.

El próximo 27 de octubre, más de dos millones y medio de uruguayos acudirán a las urnas para elegir a un nuevo presidente y decidir sobre una importante reforma del sistema de seguridad social. Según un informe reciente de la consultora Methodo, este proceso electoral se caracteriza por una marcada atipicidad en la región, ya que en lugar de centrarse en figuras carismáticas o en promesas de cambio radical, la campaña ha estado dominada por un enfoque en la estabilidad y la continuidad de las políticas públicas. Uruguay se diferencia de otras democracias latinoamericanas, donde los procesos electorales están altamente polarizados y los liderazgos individuales suelen eclipsar a las estructuras partidarias. En cambio, el país ha privilegiado el peso de los partidos políticos sobre los nombres específicos de los candidatos.

Electorado que prioriza la continuidad

El estudio de Methodo revela que un 72% de los uruguayos no espera grandes cambios en su vida cotidiana, independientemente de quién gane las elecciones. Para la mayoría, la elección de un nuevo presidente no representa una ruptura drástica ni un giro significativo en la dirección del país. De hecho, el 57% de los encuestados que desean la continuidad no lo hacen pensando en un candidato o partido específico, sino en la previsibilidad de las políticas públicas. Estos votantes buscan que el próximo gobierno mantenga el rumbo trazado en los últimos años, con un enfoque pragmático en la estabilidad. Por otro lado, entre aquellos que sí desean un cambio (43%), solo el 12% lo asocia con una modificación del rumbo del país, mientras que un 31% preferiría un cambio de partido o espacio político.

Este escenario de relativa calma contrasta con la dinámica política de otros países de la región, donde el cambio o la continuidad suelen estar ligados a la aprobación o desaprobación de la gestión del gobierno en funciones. En la mayoría de los países latinoamericanos, los votantes evalúan la administración saliente y los candidatos en función de su capacidad para conectar con las expectativas de cambio o estabilidad en la sociedad. En Uruguay, en cambio, el foco parece estar en evitar sorpresas o giros bruscos que puedan alterar la estabilidad política y social del país.

Un clima electoral apático 

Desde el inicio de la campaña, se ha percibido una falta de entusiasmo en el electorado uruguayo. Los adjetivos más utilizados para describir la contienda han sido “chata”, “gris” y “aburrida”. Según el informe, la campaña no ha logrado captar la atención de los ciudadanos ni generar un clima de efervescencia política. Los temas de mayor preocupación siguen siendo los mismos que han dominado el escenario en los últimos años: la inseguridad, el desempleo y la corrupción. La percepción de los ciudadanos respecto a estos problemas no ha cambiado significativamente, lo que refuerza la idea de una elección sin sorpresas.

El informe de Methodo destaca que en Montevideo, donde reside el 40% de la población y se concentran las principales preocupaciones, la inseguridad sigue siendo el problema más urgente, afectando al 52% de los residentes. El desempleo y las cuestiones económicas también figuran entre las preocupaciones prioritarias de la ciudadanía, con un 29% señalando estos temas como los más importantes. Por su parte, la corrupción, que ha sido un tema recurrente desde los escándalos que sacudieron al gobierno de Luis Lacalle Pou, se mantiene en la agenda con un 9% de menciones, al igual que la educación, que también ocupa el 9% en las preocupaciones ciudadanas desde la pandemia.

La gestión de Lacalle Pou 

El presidente saliente, Luis Lacalle Pou, ha mantenido niveles de aprobación superiores al 50% durante gran parte de su mandato, lo que lo coloca en una posición destacada en comparación con otros líderes de la región. Al final de su mandato, su índice de aprobación es del 52%, un dato que solo es superado en América Latina por el ex presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien dejó el cargo con un 65% de aprobación. La popularidad de Lacalle Pou alcanzó su punto más alto durante la pandemia de COVID-19, cuando su gestión fue percibida positivamente por la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, la percepción pública se vio afectada por episodios de corrupción relacionados con la compra de respiradores y la adjudicación de contratos públicos, lo que provocó una caída en su aprobación a fines de 2022.

Lacalle Pou

A pesar de su popularidad personal, Lacalle Pou enfrenta dificultades para transferir su apoyo a Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional y su delfín político. Delgado, quien es el principal representante del oficialismo en la contienda, no ha logrado consolidar una imagen propia ni generar un fuerte entusiasmo entre el electorado. Según el informe, más del 70% de las menciones positivas sobre Delgado en redes sociales están vinculadas a su asociación con Lacalle Pou, lo que evidencia que los votantes aún no lo identifican con características personales o políticas distintivas.

Delgado también ha enfrentado críticas por su decisión de seleccionar a Valeria Ripoll, una dirigente de origen comunista, como su compañera de fórmula. Este movimiento, que buscaba acercarse al centro político, ha generado controversia entre los votantes más consolidados del Partido Nacional, quienes perciben el corrimiento hacia la izquierda como una traición a los principios tradicionales del partido.

Yamandú Orsi y el Frente Amplio

Por el lado de la oposición, Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio y exintendente de Canelones, ha logrado posicionarse como el favorito en las encuestas. Orsi cuenta con el respaldo del expresidente José Mujica y tiene un caudal de votos propios, lo que lo convierte en el candidato con mayor potencial de movilización electoral. Sin embargo, su campaña ha sido criticada por la falta de propuestas contundentes y su tendencia a cometer errores en actos públicos. La candidata a vicepresidenta, Carolina Cosse, exintendenta de Montevideo, tampoco ha logrado generar un alto nivel de aprobación, aunque su presencia en la fórmula aporta peso territorial y estructura al Frente Amplio.

Orsi

El informe de Methodo señala que la elección podría decidirse en primera vuelta, ya que el Frente Amplio lidera las encuestas con una ventaja cómoda. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de una segunda vuelta, especialmente si los partidos de la coalición de gobierno logran unificar sus fuerzas. En caso de llegar a un ballotage, el Frente Amplio se perfila como el favorito, ya que la coalición opositora tiene mayores niveles de cohesión y apoyo popular que la coalición gobernante, debilitada por las tensiones internas.

Andrés Ojeda y el Partido Colorado

El tercer candidato en la contienda es Andrés Ojeda, del Partido Colorado, quien ha adoptado una estrategia de campaña innovadora y disruptiva, diferenciándose de los métodos tradicionales de los otros partidos. Ojeda ha utilizado técnicas de marketing político no convencionales, como presentarse en spots publicitarios durante su rutina de ejercicios o participar en entrevistas tipo “ping-pong” sobre su vida personal.

Ojeda

A pesar de haber logrado captar la atención de los votantes y aumentar su nivel de conocimiento público, su campaña no ha alcanzado la tracción necesaria para competir seriamente por un lugar en la segunda vuelta. Según los sondeos, Ojeda podría consolidarse como una figura relevante dentro de la oposición, pero es poco probable que logre superar a Delgado en la disputa por el ballotage.

El plebiscito de reforma de la seguridad social

Además de las elecciones presidenciales, el 27 de octubre los uruguayos también votarán en un plebiscito para decidir sobre una reforma del sistema de seguridad social, impulsada por la central sindical PIT-CNT. La propuesta busca modificar la Constitución para eliminar las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP), fijar la edad de jubilación en 60 años y establecer que la jubilación mínima sea equivalente al Salario Mínimo Nacional. Sin embargo, el apoyo a la reforma ha disminuido significativamente en los últimos meses. Según las encuestas, la oposición a la iniciativa ha crecido a medida que el conocimiento sobre la propuesta se ha difundido, lo que sugiere que la reforma tiene pocas posibilidades de éxito.

La falta de apoyo activo por parte de las estructuras partidarias y la propia central sindical ha sido un factor determinante en el debilitamiento del respaldo a la reforma. Además, el informe de Methodo subraya que para que el plebiscito sea aprobado, se requiere un amplio apoyo estructural y una campaña de militancia intensa, lo cual no se ha visto hasta el momento.

La centralidad de Lacalle Pou 

El presidente saliente, Luis Lacalle Pou, ha mantenido una fuerte presencia en la conversación pública durante toda la campaña. Según el análisis de redes sociales realizado por Methodo, Lacalle Pou ha acaparado el 50% de las menciones políticas en el país, con más de 1.2 millones de interacciones en redes sociales en el último año. Los candidatos que buscan sucederlo, en conjunto, no logran superar las 1.4 millones de interacciones, lo que demuestra la centralidad de su figura en la política uruguaya.

Lacalle Pou

A pesar de la crítica y el desgaste natural del ejercicio del poder, Lacalle Pou ha mantenido un índice de positividad en las redes sociales del 52%, lo cual es notable en comparación con otros mandatarios de la región que dejan el cargo. Sin embargo, este protagonismo no ha sido suficiente para garantizar una transición exitosa del liderazgo dentro del Partido Nacional, ya que Delgado no ha logrado consolidarse como una figura independiente.

Conclusión: sin sobresaltos, pero con desafíos

Uruguay se encamina a unas elecciones donde la estabilidad y la continuidad son los ejes principales. La falta de entusiasmo en la campaña refleja un electorado que prioriza la previsibilidad y la tranquilidad en un contexto regional caracterizado por la polarización y la incertidumbre. La gestión de Lacalle Pou ha dejado un legado mixto, con altos niveles de aprobación pero también con escándalos que han erosionado la confianza en el gobierno.

El desafío para los candidatos será movilizar a un electorado que no espera grandes cambios, pero que sí demanda soluciones efectivas a los problemas crónicos del país, como la inseguridad y el desempleo. La posibilidad de que el Frente Amplio retome el poder parece real, pero la incógnita sobre si podrá lograrlo en la primera vuelta o deberá enfrentar una segunda ronda sigue abierta. Además, el plebiscito sobre la reforma de la seguridad social añade un elemento de complejidad al proceso electoral, lo que podría influir en el resultado final.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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