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POLíTICA | 14-07-2017 03:00

Mauricio Macri y Héctor Magnetto: La verdadera boda del año

El Gobierno festeja la fusión Cablevisión-Telecom. Clarín pasa a ser el grupo que más influye en los argentinos. Las quejas de Telefónica.

Mauricio Macri y Héctor Magnetto se conocen desde hace décadas. De cuando ambos eran empresarios. A diferencia de los Kirchner, el actual presidente no entiende al CEO de Clarín como un actor político en sí sino como un ex colega que busca poder para hacer negocios. La relación se fue consolidando cuando Macri era presidente de Boca y cuando entró en política. A Macri no le gustaba la cercanía de Clarín con el kirchnerismo, pero lo aceptaba como parte de las reglas de juego. A partir de la crisis del campo de 2008, Macri y el grupo de Magnetto y la recientemente fallecida Ernestina Herrera de Noble tuvieron un enemigo común.

Siete años más tarde, el CEO de Clarín le pedía a Macri:

-Para ganarle al kirchnerismo, tenés que aliarte con (Sergio) Massa y llevarlo como candidato a gobernador -hacen memoria altos funcionarios del actual gobierno.

-Yo no tengo que decirte qué ponés en la tapa del diario, vos no tenés qué decirme cómo hacer política- le contestó Macri, desconfiado del "círculo rojo" y de que su interlocutor apostase por Daniel Scioli. El jefe del PRO recordaba que Clarín ya se había jugado por candidatos perdedores en 1995 contra Carlos Menem y en 2011 contra Cristina Kirchner.

Distinto. Claro que al ex gobernador bonaerense le iba a costar más que al ex jefe de gobierno porteño reformar tan rápido la ley de medios audiovisuales que había impulsado el kirchnerismo en 2009 y que Clarín consideraba pergeñada sólo para destruirlo. A los 20 días de gobierno, Macri decretó la derogación parcial de esa norma. A los cuatro meses de gestión, aprobó la compra de Nextel por parte del conglomerado que conduce Héctor Magnetto, operación de 2015 que el kirchnerismo había paralizado. Después el grupo adquirió cinco pequeñas telefónicas que ofrecían servicios de datos punta a punta y pidió al Ejecutivo que le habilitara a usar el espectro radioeléctrico de esas firmas para dar 4G. Hace un año, el Gobierno anunció que incumpliría su promesa de continuar con el Fútbol para Todos y es así que después de las elecciones legislativas de octubre próximo Cablevisión, la operadora de cable cuyo 60% es de Clarín y 40% del fondo Fintech, del empresario mexicano David Martínez, comenzará a ofrecer, como hasta 2009, paquetes para ver los partidos de Primera. Al cabo de 2016 quedó claro que Clarín, relegado por el kirchnerismo al sexto puesto con más pauta oficial, recuperaba su tradicional primer lugar. En mayo pasado, una resolución del ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, estableció que Nextel pagara por el uso de las fecuencias para 4G un precio menor al exigido por el kirchnerismo a Telefónica, Telecom y Claro en 2014.

Fiesta. Por último, Telecom, cuyo 54,4% es de Martínez, y Cablevisión, que no incluye los medios de Clarín sino el cable, Fibertel y Nextel, anunciaron el 30 de junio pasado la constitución de un grupo conjunto que duplicará en facturación a su escolta, la española Telefónica. Antes se lo comunicaron a Macri. “Es una buena noticia para el país porque esto va a traer muchas inversiones”, celebró Aguad el 5 de julio en el canal LN+. Festejó la concentración del mercado, a la que también tienden otros países desarrollados y latinoamericanos por la convergencia de tecnologías, pero cuando Clarín compraba Nextel elogiaba la aparición de mayor competencia en telefonía celular.

¿Macri y Magnetto celebraron la verdadera boda del año? La alianza de Clarín y Martínez se convierte en el tercer grupo económico del país, detrás de YPF y Techint. Claro que Magnetto talla en un negocio con mayor influencia en la vida de los argentinos: medios, Internet y telefonía. En Clarín responden: “No hemos recibido beneficios sino que hicimos una apuesta de inversión millonaria de capital argentino en un sector estratégico, a puro riesgo y más allá de la situación política”. Recuerdan que en 2011, mientras Cristina ganaba con el 54%, invirtieron para consolidarse como el grupo de medios de mayor audiencia y el proveedor más rápido de Internet.

En el Gobierno y en el grupo aseguran que la derogación parcial de la ley de medios no solo favoreció a Clarín sino a sus competidores y apuntaló el sector hacia la convergencia con las telecomunicaciones, lo que constituye una tendencia mundial. El Congreso ratificó esa derogación, con el voto de massistas y ex kirchneristas. Las telefónicas, no obstante, se quejan de que aquel decreto permitió que las cableras ingresaran al negocio de las telecomunicaciones y postergó por dos o tres años su entrada a la TV por cable, pese que la había autorizado la ley de Argentina Digital de 2014. En el equipo de Macri sostienen que, pese a esa norma kirchnerista, faltaba una fecha concreta para el ingreso de las telefónicas al cable. Pero la competidora española presentó un recurso administrativo contra el decreto porque consideraba que establecía una “asimetría competitiva y un desaliento de inversiones”. Otro decreto pero de diciembre de 2016 determinó que las compañías de telecomunicaciones puedan devenir cableras en 2018 pero sólo en las tres áreas metropolitanas más pobladas: Buenos Aires, Córdoba y Rosario. El resto del país quedaría liberado para ellas en 2019.

España. En febrero pasado, Macri viajó a España y se reunió con ejecutivos de Telefónica, que preside José María Álvarez-Pallete.

–Sabemos que está armándose un monopolio entre Clarín y Telecom- se adelantó un empresario español.

–Eso será un tema entre empresas privadas. No nos metemos- le respondió

–Pero están armando un monopolio– insistió el europeo.

–Empiecen a moverse ustedes. Hagan sus acuerdos– lo desafió el jefe de Estado, cuyos funcionarios opinan que si Telefónica consiguiera los fondos que le escasean, podría adquirir cableras como Telecentro, de Alberto Pierri, o Supercanal, de Daniel Vila y José Luis Manzano. También barajan la posibilidad de que Claro, propiedad del mexicano Carlos Slim, adquiera la filial argentina de DirecTV, pero para eso necesitaría que el Gobierno eche por tierra la barrera que impide a las telefónicas ingresar en la TV satelital. Habrá que ver si el gigante norteamericano AT&T, dueño de DirecTV, acepta vender. Funcionarios prometieron a las empresas que si se fusionaban Cablevisión y Telecom, cumplirían su promesa de campaña de desregular de inmediato el sector.

Espectro. Telefónica también presentó un recurso contra la asignación de espectro a Nextel “sin iguales exigencias de inversiones” que las asumidas por ella, Telecom y Claro en 2014. En aquel momento, estas tres abonaron 500 millones de dólares cada una al gobierno de Cristina Kirchner. En el macrismo sostienen que “no se trata de la misma gama de banda para unas y otras” y por eso la telefónica de Clarín pagó este año 170 millones de dólares, de los cuales 30 millones fueron en efectivo, otra parte en forma de “obligaciones de inversión” y una porción a través de la devolución de espectro que próximamente podrán usar Telecom, Telefónica y Claro. En el grupo de Magnetto argumentan que además ellos habían gastado en 2016 otros 150 millones para comprar a cinco firmas unas frecuencias con un décimo de la cobertura territorial que las licitadas hace tres años. “Con la derogación parcial de la ley de medios no le dieron nada a Clarín sino que la situación volvió a 2008, pero sí le dieron beneficios con el espectro”, tercia José Crettaz, coordinador del Centro de Estudios sobre la Convergencia de las Comunicaciones (ConverCom).

¿Por qué Clarín compró Nextel, dueña del 1% del mercado de telefonía celular, e hizo todas las gestiones para que operara en 4G si ahora termina fusionándose con Telecom, que con Personal controla 31%? Porque todo llevó su tiempo. Magnetto quiso comprar Telecom en el segundo gobierno de Menem y en el de Néstor Kirchner. En el libro ‘Así lo viví’, el CEO de Clarín cuenta que Kirchner le ofreció entrar en Telecom Argentina junto con un “capitalista amigo”, pero se negó y siguió negociando solo con su controlante de entonces, Telecom Italia, hasta que este desistió. En 2013, el socio minoritario de Cablevisión, Martínez, acordó la compra de las acciones de los italianos, pero el kirchnerismo no la aprobó. Recién lo hizo Macri en marzo de 2016, y en ese mismo mes Martínez acordó adquirir en forma escalonada las tenencias minoritarias de la familia Werthein en Telecom. Fue entonces que comenzó la negociación nada fácil entre el empresario mexicano y Magnetto para fusionarse. Pero mientras conversaban, el CEO de Clarín avanzaba con la incorporación de Nextel y dividía su grupo en dos: una compañía de medios que mantiene el nombre del diario y Cablevisión. Sólo en junio pasado, pocos días antes de anunciarse la megafusión, los Werthein dejaron Telecom. En Clarín dicen que entonces se apuraron por cerrar el pacto, no por si Cristina Kirchner gana los comicios, sino por que en 2018 se lanzarán las ofertas de paquetes cuádruple play: telefonía fija, celular, Internet y TV por cable. El grupo consiguió entrar a Telecom sin pagar dinero sino con acciones propias.

La nueva compañía pertenecería en un 41,7% a Fintech y el 33% a Cablevisión Holding, una sociedad del grupo Clarín, pero una semana después de la fusión el conglomerado de Magnetto le compró a Martínez un 6% adicional y se quedó con el 39%, frente al 35,7% del mexicano. El restante 25,7% cotizará en bolsa, incluidas las acciones  de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Telecom facturó en 2016 unos 53.240 millones de pesos y Cablevisión, 30.571 millones. Pero ambas explicaron que la cablera vale más que la teléfónica: unos 6.111 millones de dólares, frente a 5.000 millones. La explicación radica en que una es más rentable que otra: Cablevisión vale nueve veces su beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda, según sus siglas en inglés); Telecom, cuatro y el resultado de ambas, ocho, según fuentes al tanto de la negociación.

Si bien Aguad celebró la fusión y el jefe del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi, la justificó al decir que “es la convergencia tecnológica”, dos áreas del gobierno de Macri deberán estudiar la operación, aprobarla con o sin condiciones o rechazarla. Se trata de un proceso que sólo acabará en 2018. El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), que dirige Miguel de Godoy, deberá establecer si la nueva Telecom deberá devolver espectro de telefonía celular porque Personal y Nextel juntas sobrepasan el actual límite máximo. Puede que ese tope se extienda no sólo para el nuevo líder del mercado sino también para Movistar, de Telefónica, y Claro. Además, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que preside Esteban Greco, tendrá que observar si Telecom-Cablevisión puede monopolizar algún negocio en alguna región del país. La consultora Convergencia Research calcula que la nueva compañía heredará el 37% del mercado de TV de pago de Cablevisión, sumará el 55% del de banda ancha fija por la unión de Fibertel y Arnet, mantendrá el 40% de la telefonía fija por Telecom y juntará el 32% de la celular. “En la zona norte del Gran Buenos Aires, en Rosario y en Córdoba quedarán sólo un proveedor de banda ancha fija”, advierte el consultor Enrique Carrier. En el Gobierno reconocen que también en ciudades del norte del país puede haber monopolio y que los enviados del grupo de Magnetto los atosigan con llamados para que avancen las regulaciones que requieren. Sus competidores tampoco se quedan muy atrás. Lo que está claro es que una victoria de Cristina Kirchner puede enrarecer el clima político para la aprobación sin condiciones de la fusión Telecom-Cablevisión.

Beneficios. En Clarín admiten que quizás deban desinvertir en algunas ciudades. En cambio, rechazan que estén recibiendo cualquier privilegio en el negocio del fútbol o en el reparto de la pauta oficial, en manos del jefe de Gabinete, Marcos Peña. “Nosotros recibimos menos pauta de lo que nos correspondería por audiencia”, argumentan en las oficinas de la calle Tacuarí, en el barrio de Constitución. Analistas de medios como Martín Becerra sostienen que el criterio de reparto beneficia en términos proporcionales más a Clarín que al segundo grupo con más propaganda en 2016, Telefónica, que en mayo pasado vendió Telefé a la norteamericana Viacom.

“El abono extra que pagarán los suscriptores del cable por el fútbol va a ir a parar a Turner y Fox”, se defienden en Clarín. El consultor Carrier está de acuerdo con que la decisión de privatizar la transmisión del fútbol obedeció a la intención del Gobierno de recortar el elevado déficit fiscal, pero recuerda que, en tiempos en que cae la suscripción del cable y crece el consumo de películas y series por Internet, el deporte rey es lo que aún tienta al abonado.

En el Gobierno sostienen que todos los grupos de medios y telecomunicaciones han recibido beneficios en este año y medio de gestión, no solo Clarín. Pero otros en el PRO admiten que Macri busca mantener a Magnetto de su lado dándole negocios. Alguna vez el primer mandatario admitió en la intimidad que puede que en el futuro le suceda igual que al dictador Jorge Videla o a los ex presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem o Néstor Kirchner, quienes primero dieron concesiones a Clarín y después se encontraron con su potente crítica mediática. ¿Las bodas de los jefes de Estado y Clarín son con contrato prenupcial? “Algún día se pueden agotar las cosas que les podemos dar”, advirtió uno de los más estrechos colaboradores de Macri y negociador con Clarín, José Torello. “Nunca se van a agotar porque los negocios van cambiando”, le respondió el Presidente, que no solo interactúa con Magnetto sino con algunos ejecutivos y periodistas de Clarín. Eso sí, dicen que el CEO del grupo hablaba más con Kirchner, obsesionado por la cobertura informativa, que con Macri, con quien se concentra en discutir negocios.

Cristina. Macri y Magnetto comparten el rasgo de que se autodefinen como desarrollistas. El nieto del fundador del desarrollismo y ministro del Interior, Rogelio Frigerio, goza de las simpatías de los de la calle Tacuarí. Pero también el presidente y el CEO mantienen sus diferencias. Por ejemplo, sobre Cristina Kirchner. Magnetto ha reconocido que la pelea con el kirchnerismo afectó en forma personal a él y los demás accionistas del grupo, sobre todo por las acusaciones de supuestos delitos de lesa humanidad en los casos de Papel Prensa y la adopción de los hijos de Herrera de Noble. Por eso en el PRO opinan que Clarín quiere ver a la ex presidenta presa y que incluso inflan "demasiado" la candidatura a senador de Massa para que la relegue a un tercer puesto, que la dejaría sin banca y sin fueros, aunque esa jugada puede volverse en contra de Cambiemos. Se molestan con algunos titulares críticos de Clarín, pero en el grupo necesitan una audiencia que con oficialismo puro se pierde. En el Gobierno prefieren polarizar en las elecciones con Cristina Kirchner para discutir del pasado y no del presente, y además ansían que termine segunda y rompa el bloque de senadores peronistas. En Clarín desean que el kirchnerismo no vuelva al poder en 2019 y que la Justicia avance en los casos de corrupción, pero desestiman especulaciones sobre Massa. ¿Divergencias de pareja?

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