Wednesday 11 de December, 2024

TECNOLOGíA | 22-12-2014 21:56

Asesinato online

La Europol advirtió que ya es posible hackear marcapasos y bombas de insulina.

Pronto llegará el momento de saber si Europol, la sección Europea de INTERPOL, la Organización Internacional de Policía Criminal, acertó en uno de sus pronósticos más arriesgados. No se trató esta vez de localizar a un presunto criminal, sino de analizar la situación actual en materia de delitos cibernéticos, cometidos a través de internet. A lo largo de ese análisis, los expertos del Centro de Cibercrimen Europeo incluyó la hipótesis de que antes de fin de este año se cometerá “el primer asesinato online”.

Más allá de lo impactante que resulte este pronóstico, lo cierto es que hay una serie de hechos que han venido ocurriendo en los últimos años y que hacen que la posibilidad de que cibercriminales maten a larga distancia, a través de las conexiones de internet, no sea tan lejana.

Peligro extendido. El “Informe sobre las amenazas del crimen organizado en internet” examina el desarrollo y crecimiento de la comercialización del delito por internet. Y se refiere a una nueva economía subterránea, oculta, el “crimen como servicio”, un modelo de negocios que se basa en la oferta de servicios criminales online por parte de especialistas.

Más allá del robo de datos de todo tipo y del hackeo a las cuentas bancarias, ¿es realmente posible que alguien cometa un asesinato a través de la red de redes? “Sin dudas”, asegura Richard Yonck, consultor internacional en nuevas tecnologías.

Hace ya años que Yonck advertía acerca de la posibilidad de que dispositivos médicos implantables que se manejan vía Wi-Fi, como marcapasos y bombas de insulina pudieran ser hackeados a la distancia para provocar un mal funcionamiento que, a la larga, sería mortal.

Este mismo año, el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, dijo en el programa televisivo “60 minutos” que había hecho desactivar las funciones inalámbricas de su desfribilador implantado en el 2007, después de que le advirtieran que había una vulnerabilidad en el aparato que podía ser explotada a través de internet para provocarle un infarto.

“Además de los riesgos que pueden tener este tipo de tecnología médica, habrá más y más agujeros de seguridad a medida que empiecen a popularizarse las redes de área corporal o BAN”, analiza Richard Yonck. En la medida en que la denominada “internet de las cosas”, es decir, la red de redes insertada en relojes, heladeras, equipos médicos, para alcanzar la interconexión digital de objetos cotidianos con internet, avance y supere los actuales mil millones de dispositivos conectados, los peligros del crimen online estarán cada vez más cerca.

El objetivo del informe de la Europol no fue crear alarma, pero sí concientizar a los gobiernos sobre el hecho de que los proveedores de “crimen-como-servicio” están ofreciendo herramientas y servicios cada vez más baratos y sencillos de usar. “Los gobiernos están mal preparados para combatir la creciente amenaza de los asesinatos online, teniendo en cuenta que los cibercriminales explotan la tecnología de internet para localizar y hacer blanco en sus víctimas”, advierte la agencia de policía criminal europea.

Un caso de estas posibilidades fue el de Barnaby Jack, que hackeó cajeros automáticos para que entregaran dinero y explotó fallas de seguridad en bombas de insulina antes de morir, cuando se preparaba a demostrar cómo era posible atacar marcapasos. Se estima que el cibercrimen mueve unos 445 mil millones de dólares anuales en todo el mundo.

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