Daniel Innerarity es uno de los pensadores europeos más destacados en la actualidad y estará visitando Buenos Aires el próximo 23 de septiembre, invitado por la Fundación CiGob , para brindar una charla magistral en el marco del Conversatorio que están organizando junto a la Universidad Católica para reflexionar sobre las capacidades estatales que demanda gobernar en un escenario de creciente complejidad.
Catedrático de filosofía política y social, investigador IKERBASQUE en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, plantea que estamos atravesando un cambio de época que requiere una transformación radical de la política que ya no puede limitarse a administrar el estancamiento.
En su visión, la filosofía política está llamada a transformar la democracia haciéndola más compleja, volviéndola a pensar en un contexto caracterizado por una creciente complejidad: la que procede del creciente número de actores que participan en ella de manera interdependiente, la de las lógicas (eficacia, legitimidad, solidaridad, prevención), la de los tiempos (financiero, constitucional, comunicativo, medioambiental) que deben ser tenidos en cuenta y la de legitimidad que se deriva de los conocimientos que hay que movilizar para tomar las decisiones oportunas.
Periodista: Algunos autores sostienen que vivimos en una época de profundos cambios, otros que vivimos en un cambio de época, ¿cómo analiza este mundo tan convulsionado?
Daniel Innerarity: Pienso que todas las épocas de la historia han vivido en el filo que separa el “ya no” del “todavía no” y, en ese sentido, en todas se ha experimentado con una cierta inquietud el debilitamiento de las viejas referencias cuando todavía no se adivinaban las que deberían reemplazarlas. Pero es cierto que en nuestro tiempo la aceleración de los cambios produce una espacial desorientación. Si hubiera que sintetizar en pocas palabras el desconcierto en el que vivimos hablaría de complejidad e incertidumbre. Por un lado, hemos de reformular una buena parte de nuestros conceptos y nuestras prácticas porque fueron pensados en una época de relativa simplicidad. Por otro lado, no deberíamos hacernos la ilusión de que vamos a asistir a la sustitución de unas certezas por otras sino a una etapa en la que tendremos que aprender a vivir con una mayor incertidumbre de lo que estamos acostumbrados.
Periodista: ¿Cuál cree usted que debe ser el rol de la política en las sociedades modernas? ¿Qué desafíos encuentra y qué oportunidades le brindan, por ejemplo, las nuevas tecnologías de comunicación?
Innerarity: El gran desafío de las sociedades contemporáneas es articular información y organización. No estamos en un mundo que tenga como principal objetivo defenderse de la naturaleza o combatir la carencia de datos sino en un mundo en el que la clave es organizativa: la creación de sistemas inteligentes. Y la política es una de las mayores construcciones colectivas, de la que se siguen grandes bienes públicos para una sociedad y cuya debilidad causa muchos perjuicios.
Periodista: América Latina asiste a una creciente indignación por la corrupción enquistada en la relación entre el mundo público y el privado. Usted señala en un reciente artículo que la corrupción es una consecuencia de la falta de adaptación de la política frente al cambio del entorno. Entiendo que está señalando que el combate de la corrupción es una condición necesaria pero no suficiente, que no es el problema principal. ¿podría ampliarnos su visión sobre el fenómeno de la corrupción y la ola creciente de transparencia como única respuesta?
Innerarity: La corrupción es un problema político gravísimo que socava las relaciones de confianza en una sociedad. Ahora bien, la buena política no equivale a la ausencia de corrupción. La política tiene que regirse por criterios éticos, pero también por otros valores como la eficiencia o la legitimidad. Pensemos en la ambigüedad que rodea a la transparencia cuando se reclama como única respuesta. La cuestión no es tanto que el sistema político sea transparente como que los ciudadanos ejerzamos correctamente nuestro papel de control, que entendamos lo que sucede y podamos formarnos una opinión sobre la que tomar nuestras decisiones. En muchas ocasiones el principio de transparencia se formula como si tuviéramos que estar mirando en la vida privada de quienes nos representan, distrayéndonos así de la significación pública de sus actos.
Periodista: Usted sostiene en sus obras que pensar en la democracia directa es una utopía. ¿Cómo analiza el fenómeno de la irrupción de partidos basados en esta premisa, partidos basados en la tecnología: la democracia en un clic?
Innerarity: Internet ha creado una ilusión de instantaneidad e inmediatez, nos a puesto las cosas al alcance de un clic y eso puede hacernos olvidar que la vida política tiene otras dimensiones, especialmente la de construcción deliberativa de la voluntad política que no se reducen a un sí o un no, que requieren otros espacios y donde se perfilan los matices y síntesis propios de la deliberación colectiva. Además, una sociedad no es la mera agregación informe de decisiones adoptadas con la lógica del “me gusta” sino una construcción equilibrada y coherente a partir de las muchas lógicas, deseos, valores e intereses que la componen.
Periodista: ¿De qué manera cree Ud. que la política puede encontrar respuesta a las demandas crecientes por parte de múltiples actores con intereses heterogéneos y muchas veces contrapuestos?
Innerarity: Esa construcción requiere el esfuerzo colectivo de buscar la compatibilidad entre intereses y valores que no se acomodan con facilidad. De ahí que en todas las sociedades haya una dimensión de conflicto insuprimible. No hay autoridad que pueda imponer la armonía social o una objetividad a la que todos deberíamos rendirnos finalmente. Tenemos que acostumbrarnos a vivir en sociedades que son cada vez más plurales, lo que exige de la política una mayor dosis de imaginación. Pero siempre habrá conflictos abiertos o divergencias con las que tendremos que acostumbrarnos a convivir.
Periodista: Frente a la amenaza del poder de los mercados y de los medios de comunicación, algunos gobiernos de la región los convirtieron en sus enemigos, trataron de anularlos o sustituirlos, mientras otros se subordinan o conviven con estos poderes. ¿Cómo visualiza usted una relación equilibrada entre la política, el mercado y los medios de comunicación?
Innerarity: Ese triángulo responde a tres maneras de ver el mundo –como poder, como dinero, como información- que nunca se llevarán demasiado bien, cuyas lógicas no son perfectamente traducibles. Ahora bien, en el momento actual el vértice más débil de esos tres es la política, que tiene que ser fortalecida con todos los instrumentos que tenemos a nuestro alcance, el principal de ellos la inteligencia para abandonar el tono autoritario con el que se dirige a los mercados y a los medios, frente a los que termina por sucumbir.
Periodista: Usted señala que hay que replantearse las formas y capacidades con las que se encara la gestión de gobierno, la pregunta entonces sería ¿dónde se forman los políticos? La universidad forma por disciplinas y los políticos toman decisiones que atraviesan los compartimentos disciplinares, no pueden ofrecer soluciones limpias, favorecen a unos y perjudican a otros; ¿Cree que la universidad, como ámbito de generación de conocimiento social, realiza un aporte positivo para la formación de nuestras dirigencias?
Innerarity: La dificultad del asunto procede del hecho de que la política no es una actividad que consista en algo específico, que responda a una habilidad concreta y que se pueda enseñar. Requiere visión de conjunto, sentido de la oportunidad, capacidad de persuasión… competencias que no se enseñan en ninguna facultad concreta. Si hay una profesión en la que se ponga a prueba la interdisciplinariedad, la capacidad de sintetizar visiones y lógicas diferentes es esta. De ahí procede buena parte de su dificultad y también el poco aprecio que se le tiene en una sociedad que aprecia más a los expertos que a los generalistas.
Periodista: Usted presenta el agotamiento de la jerarquía como principio ordenador de las sociedades, en tanto la complejidad plantea numerosos problemas que vencen a cualquier estrategia jerarquizadora, y en tal sentido postula la necesidad de un nuevo gobernante capaz de comprender la significación de los diversos vocabularios y de tramitar dichas diferencias ¿Cómo se expresa esta idea, en una racionalidad operativa, en una región como AL que opera en “dos velocidades” que por un lado demanda políticas de modernización e innovación para el crecimiento y desarrollo y también construir y reparar porciones de la sociedad que vienen de una historia de exclusión, sin acceso a los bienes públicos más básicos?
Innerarity: La existencia de esas dos velocidades, el contraste entre una modernización dañina y una reparación que llega demasiado tarde es un drama que se sufre en muchas otras partes del mundo, no sólo en América Latina. Se trata de un desajuste que sólo se puede superar si la política se adelanta, si deja de conformarse con reparar y se convierte en una acción capaz de configurar.
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